Si hay unas elecciones clave este año para Santiago Abascal y los suyos, después de las de Cataluña, muy relevantes y donde han conseguido aguantar, crecer y no verse arrastrados por el incremento considerable de representación del PP, esas son las europeas de junio. Medirán su peso y la influencia continental de sus fuerzas homólogas, así como el nivel de giro conservador y populista del voto ciudadano, y si ello repercute en las políticas futuras de la Unión. Especialmente en aspectos como el climático o el migratorio. Hay una apuesta clara y común en el partido: al cierre del escrutinio, el ganador previsto, el Partido Popular Europeo (PPE), será consciente de que tendrá que pactar con su grupo. El de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).
Varias fuentes de Vox, nacionales, parlamentarias y que aspiran a representación en la candidatura europea, así lo puntualizan. "Los populares tendrán que decidir entre nosotros o si siguen apostando por pactar con los socialistas y los liberales, que no van a ser suficientes", comentan. "Los números no van a dar. Se tendrían que abrir y 'comerse' a los verdes y a La Izquierda" para liderar, se apunta por otro lado a El Independiente. Y ante es dilema, que creen que generará debate interno y disconformidad entre los contrarios del PPE, prevén que puedan producirse tensiones. No descartan que incluso rupturas, aunque es algo muy complicado. "Si Meloni juega bien sus cartas, puede romper al PPE", anticipan. Ella, pese a ser primera ministra italiana, encabeza la candidatura europea del país de forma simbólica.
Las voces consultadas no matizan qué entienden ellos por "jugar bien sus cartas", pero sí aluden el aprecio que genera en gran parte del sector popular en Bruselas. Y eso puede generar diferencias ideológicas. Especialmente entre la presidencia del PPE y el sector más liberal: el polaco, cuyo representante es el primer ministro Donald Tusk. Algo muy simbólico, más cuando ha conseguido imponerse con alianzas a la mayoría simple de Ley y Justicia (PiS) en el país y sacar del Gobierno a quien es aliado de Vox y Meloni a nivel europeo. Aunque con el contrapeso de un presidente de la república, Andrej Duda, del PiS, que hace uso de sus competencias como contrapeso a Tusk. Dentro de ECR, son PiS quienes no quieren, a la inversa, relacionarse con el grupo de Tusk por su competencia nacional.
La clave del éxito de Meloni y su tirón entre el PPE es la moderación adoptada y su perfil atlantista que despliega como premier
La clave del éxito de Meloni será la moderación, o al menos en apariencia, para mostrarse estimable al ala dura de los populares, que lidera el alemán Manfred Weber, también presidente de la familia. Un ejemplo de ese perfil bajo que intenta mantener Meloni para el éxito se evidencia con su ausencia -intervendrá con un mensaje grabado- en el VIVA24 de Vox de este fin de semana, al que acudirán líderes como Marine Le Pen, a quien el PPE sí veta.
El gusto por Meloni por parte de Weber y otros miembros del PPE, de los que podría advertirse a las delegaciones finlandesa, sueca o austriaca, entre otras, viene por su perfil atlantista, su papel fundamental para la configuración de la agenda europea y su moderación en el poder frente a su actitud previa. También por su posición pro Ucrania y en contra del régimen de Putin. Condiciones cruciales trasladadas por el propio dirigente alemán para abrirse a acuerdos, y que comparten en gran medida todos los integrantes de ECR. Y requisitos que Identidad y Democracia (ID) [el grupo de Le Pen y Matteo Salvini], en su mayoría filorrusos o proteccionistas, no cumplen. Además, populares y populistas comparten una línea dura respecto a la inmigración. Que en cambio si es común entre toda esa amalgama de partidos ultras.
Mientras el partido de Weber, la CDU, mantiene un cordón sanitario a Alternativa para Alemania (AfD), que está dentro de ID, Meloni se presenta como un resquicio político mejor valorado sobre el que saltarse esa cinta de contención. Por otro lado, ya hay terreno avanzado: los suecos gobiernan con el apoyo de Demócratas de Suecia desde fuera, los finlandeses han metido al Partido de los Finlandeses en su Ejecutivo y los austriacos del ÖVP llevan años ligados a la radical FPÖ. Indeterminada se encontraría, por ejemplo, la delegación española. Además, los griegos de Nueva Democracia cuentan con problemas para gestionar las oleadas migratorias del Mediterráneo y pide ayuda a Europa, realidad que le acerca a la de Italia por su ubicación.
La duda la presenta el PP, que será una de las principales tras las elecciones, pese a rebajar recientemente expectativas, comparte acuerdos de gobierno con Vox a nivel regional o local, pero las relaciones nacionales son distantes y tensionadas. Aunque se prevé que se ponga de lado de la cuota mayoritaria. Ya Alberto Núñez Feijóo, en una entrevista de cara a las pasadas generales, dijo que "sería deseable que Meloni acabase en el PPE".
Tusk, el gran contrapeso al pacto con Meloni
La ventaja con la que parte Tusk es el amplio número de escaños que puede aportar al PPE. Se estima que sea el tercer grupo tras la CDU y el PP con 18-19 eurodiputados. Pero cuenta con escasos respaldos explícitos. En su órbita se podría incluir a los populares belgas -por sus cordones sanitarios-, luxemburgueses, rumanos -por gobernar con los socialdemócratas-, neerlandeses del CDA -que han descartado apoyar a Geert Wilders nacionalmente- o los irlandeses europeístas del Fine Gael. Pero la suma de todos ellos les deja otra veintena más y les hace rozar los 40 de los 180-190 en los que se moverá el PPE.
Para el PPE y Ursula von der Leyen se antoja crucial Polonia, ella ha acudido al país para así reflejarlo recientemente. También lo es para Berlín contar con su confianza, una vez que el país y Francia empiezan a mirar hacia el este como socio preferente. Frente a España, quien ha tenido ese papel con las buenas relaciones del canciller Olaf Scholz y el presidente Emmanuel Macron junto a Pedro Sánchez. Ahora bien, sin ECR, la candidata del PPE podría no liderar la Comisión Europea al perderse la mayoría con S&D y Renew Europe. ID y ECR podrían alcanzar un tercio de los representantes, casi 200.
Meloni no acudirá al VIVA24 de Vox en aras de mantener un perfil más moderado. Su gobierno cuenta con partidos pro europeos como Forza Italia
Hay que tener en cuenta que su candidatura hace cinco años fue avalada por PiS y Fidesz, el partido de Viktor Orban, quien después fue expulsado del PPE. Hubo una treintena de rechazos en su propio grupo, y eso, ahora, podría a volver a repetirse. Sobre todo, tras una designación en el último cónclave popular de Rumanía donde la familia escogió de nuevo a la alemana con solo nueve votos más de los requeridos: 383 de 747. Menos que su antecesor Jean-Claude Juncker para la legislatura de 2014-2019. Debe haber un 'seguro' ante posibles rebeldías internas.
Von der Leyen intenta mantener esa imagen de compromiso con los polacos y el buen funcionamiento institucional en pleno proceso de reestructuración democrática, pero a la vez no cerrarse puertas con Meloni en un claro símil de matrimonio de conveniencia. Si la suma deja de ser requerida, podrá volver a distanciarse en todo lo que no corresponda a relación entre presidenta y primera ministra. Tusk, cuyo partido Plataforma Cívica, en el caso de requerirse ese pacto inédito hasta la fecha, deberá optar por resignarse. En el peor de los casos podría salir del PPE. Ya dejó claro su rechazo al pacto entre PP y Vox en Castilla y León hace dos años cuando él era presidente del PPE. Hay que destacar que su perfil confluye más con lo que hoy es Renew Europe..
Competencia extrema entre PP y Vox
A una semana de que arranque oficialmente la campaña electoral de las europeas, Vox será el partido que primero intente sacar músculo internacional este sábado y domingo. Si bien la semana pasada Weber acompañó a Feijóo y a Alejandro Fernández en un mitin de Barcelona por las catalanas, Abascal y su candidato, Jorge Buxadé, darán el pistoletazo de salida y se verán arropados por los principales socios europeos y la visita añadida de Javier Milei, el presidente argentino. Lo harán exactamente siete días antes de la manifestación, con tintes electorales, que los populares han convocado el 26 de mayo contra la amnistía, los "bulos del Gobierno" y la "corrupción".
Las europeas suponen una especie de plebiscito más allá de su cometido de seleccionar 61 europarlamentarios. PP y Vox lo plantean como una forma de conocer en qué estado de apoyo social se encuentran las marcas. La primera, en atender, además, la diferencia que saca al PSOE. Eso lo permite ver el voto directo y la circunscripción única del modelo electoral de esta elección. De cara a la Eurocámara, los temas más candentes para la derecha radical, lejos de la economía como base, son el campo, la inmigración, la integración europea y las políticas climáticas. El PP ya ha entrado en los dos primeros en España, aunque con el debate migratorio se muestra más contenido. Ayer mismo, Buxadé reprochaba a Cuca Gamarra abanderar la defensa del campo.
Se prevé que se recupere el tono de competencia en esta materia después de un debate medianamente candente que expiró pronto, en febrero, en torno a las protestas de los agricultores. Hay dos visiones en este sentido, aunque los populares a veces, entre sus perfiles más duros, han comprado parte de la arenga de Vox.
Los de Buxadé van contra la Agenda 2030, la Política Agraria Común o el Pacto Verde, que creen que afecta principalmente al sector primario. Los populares hablan de reformar esa PAC, pero también de "reducir la fiscalidad y la burocracia" para "generar estabilidad en un sector que necesita unas reglas del juego claras que le permitan crecer", dijo Gamarra el miércoles. La amnistía será otro eje discursivo de ambas fuerzas. Pese a todo, la campaña tendrá notable tinte nacional.
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