La cumbre de Vox en Vistalegre junto sus socios europeos y de América Latina ha generado un terremoto político esta semana. La envestida de Javier Milei contra Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, a quien llamó "corrupta" desde el ruedo del Palacio madrileño, ubicado en Carabanchel, ha llevado a una escalada de tensiones diplomáticas que se ha saldado con la retirada de la embajadora española en Argentina. Se estudian nuevas acciones si así Exteriores lo ve conveniente. Entre las cuales, por ejemplo, no se descarta impedir al presidente argentino entrar en territorio español. El acontecimiento, se ha instalado en este inicio de campaña electoral, con el PSOE claramente posicionado en favor de la explotación de la polémica, como Vox, lo que le sitúa en el centro del debate, y con Sumar crítico y el PP alimentando la tesis de que socialistas y populistas son lo mismo.
La 'importancia' de lo acontecido en Madrid el pasado fin de semana ha hecho que Vox refuerce su argumentario y aumente sus expectativas en estas europeas. Internamente, los de Bambú consideran que a nivel internacional el rifirrafe les ha puesto de cara al público como corriente de oposición al Gobierno. Aunque materialmente, por escaños y control del Senado, lo sea el PP. Pero siguen defendiendo que, ideológicamente, populares y socialistas son lo mismo, porque "votan el 90% de las veces igual en Bruselas". Y eso les ubica directamente como oposición a esas políticas. Independientemente de que ocupen el tercer puesto nacional.
Al mismo tiempo, que la cumbre ha permitido visualizar la pluralidad de liderazgos amigos de Vox, creen en el partido. Sobre todo, líderes en el poder o a punto de alcanzarlo por su progresión ascendente. Y en detrimento, consideran que los de Alberto Núñez Feijóo cada vez están más aislados internacionalmente. "No tienen socios fuertes en Francia o Italia", comentan por el hundimiento de los conservadores franceses o el retroceso de Forza Italia ya sin Berlusconi. Aunque olvidan a la CDU alemana, a Mitsotakis en Grecia, al Partido Social Demócrata (PSD) del recién elegido primer ministro, Montenegro, en Portugal. Y, aunque distanciados por la disposición a pactos con partidos como Vox, también hay relaciones con la Plataforma Cívica, liberal, del polaco Donald Tusk.
Hablan del peso de Le Pen en Francia, quien podría dar el sorpasso definitivo a Macron en las presidenciales de 2027. Del liderazgo de Orbán en Hungría. De la influencia de los Demócratas Suecos para sostener el gobierno de derecha en ese país. Y especialmente, de la importancia de Meloni para la dinámica europea, su agenda, y la OTAN. Sí delimitan más la escasa presencia de homólogos directos y fuertes del PP en Latinoamérica y Estados Unidos. Enumeran: Bolsonaro en Brasil, Kast en Chile, el Centro Democrático de Colombia, Trump en EE.UU. y Milei. Lamentan, en cambio, que los socios potenciales en estos países para el PP son los mismos que para el PSOE: Biden o Lula da Silva.
Pero, especialmente, desde Vox entienden que esta cumbre, a diferencia de las anteriores, como la celebrada en enero de 2022 en el Hotel VP Plaza España Design, ha marcado una gran diferencia: "sin duda" les consagra como nexo de unión de sus socios europeos, muy heterogéneos entre sí, y a su vez les conecta con otros homólogos de Latinoamérica como Milei o Kast, presentes en el mitin de Vistalegre. Entre el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), donde está Vox y lidera junto a los polacos de Ley y Justicia (PiS) y los italianos de Fratelli d'Italia [la presidenta es Meloni]; y el de Identidad y Democracia, más duro, que lidera Le Pen con Matteo Salvini.
ECR Eurolat, presidida por Vox, es la puerta de acceso de los partidos nacionalpopulistas a tejer vínculos con Milei o Kast
Fuentes del partido destacan que son el miembro de la corriente europea que mejores relaciones tienen "simultáneamente" con ECR e ID. Recientemente, el candidato a la Eurocámara, Jorge Buxadé, daba la enhorabuena a Geert Wilders, del Partido de la Libertad neerlandés, por ser engranaje determinante para formar un gobierno de coalición amplio tras ganar las elecciones. La duda es si será primer ministro. La certeza: "la política de asilo más estricta de la historia". La clave de esa consideración, de ser punto de unión, es que, a diferencia de 2022, donde sí estuvieron en la capital Orbán o el entonces premier polaco Morawiecki, es que en esta edición se han dado encuentro desde Le Pen a Meloni [aunque intervino telemáticamente]. Algo que no ha sucedido previamente hasta Vistalegre. Y eso puede tender puentes de cara a la conformación de un nuevo gobierno de la UE, aunque Vox niega entrar en esas valoraciones.
Por otro lado, los de Santiago Abascal controlan, bajo la presidencia del número dos de la lista europea, Hermann Tertsch, la iniciativa ECR Eurolat, que busca acercar a la UE y al Hispanoamérica. Entre sus objetivos está "luchar contra la amenaza del narcocomunismo y la dictadura en la región". Y a través de ello, aseguran abrir la puerta para todos aquellos socios europeos que lo deseen y quieran entablar nuevas alianzas. Tampoco antes se había visto a Kast y a Le Pen en la misma sala. Las buenas relaciones con Milei están acreditadas: abrazos entre él y Abascal, y consideraciones de defensa cuando nadie creía en él, dijo en Madrid.
Incluso se llega a plantear a Vox como vínculo con los conservadores, con quien Disenso, el think tank del partido, ha tejido relaciones a través de Heritage Foundation, de principios neoconservadores y cristianos. Personalidades de su consejo cooperativo jugaron un rol crucial en la campaña de 2016 y en el mandato hasta 2020 de Trump.
Casi 200 escaños y un acercamiento de posturas
La presencia de Le Pen en el acto de Vox, lanzadera de ECR, fue la única pieza de Vistalegre que desentonó. Y la naturalidad evidenciada por la francesa, incluso la compenetración con el público, acreditan ese espacio de confluencia que ha ofrecido Abascal a todos los grupos. Fraguada durante años, eso sí, desde antes de su eclosión nacional. Puede mencionarse la Cumbre de 2017 en Coblenza del antecesor, más modesto, de ID: el grupo Europa de las Naciones y las Libertades. Allí acudió Abascal, a debutar entre los 'grandes' del espacio al que confió, con acierto, el despegue de Vox. Al calor de la internacional gestada en torno a la victoria de Trump.
Esa permeabilidad de Vox le ha hecho más dúctil, y capaz de llegar a más socios. Uno de los leitmotiv repetidos en Vistalegre, con todo, es el de colaboración independientemente de las diferencias: en inmigración, en soberanía, en seguridad y fronteras, las políticas verdes, la cultura y tradiciones occidentales. Y aunque aún se ve imposible la constitución de un grupo amplio y unitario, desde Vox se defiende que da igual la estructura, porque la ventaja de la estas elecciones es que la circunscripción es única en cada país y el peso será el mismo. Se podrá colaborar desde esas posiciones dispares. Ahora bien, sin representante en España de ID, en Italia, por ejemplo, la fusión de Meloni y la Liga de Salvini en una candidatura única incrementaría el porcentaje de voto y la opción de aumentar escaños.
Lo que está claro, si se cumplen los sondeos, es que la suma de ambos grupos así como la Fidesz de Orbán, fuera ya del PPE, serán decisivos, podrán frenar la integración europea, y podrán escalar hasta los 200 escaños, casi un tercio de lo que se reparte en esta edición: 720 asientos. Hay un detalle trascendental que puede ser determinante para el acercamiento definitivo entre Le Pen y Meloni. Pero también entre ambos y el PPE, quien será el ganador de estas elecciones nuevamente: la expulsión de Alternativa para Alemania (AfD) de ID por "cruzar la línea" con unas declaraciones sobre las SS.
La fuerza alemana, sobre la que la CDU ha impuesto un cordón sanitario permanente, era uno de los principales impedimentos para abrirse al PPE. La coyuntura post electoral determinará si se prolonga la gran coalición de populares y socialistas, ampliada a liberales y verdes. O se cambia por primera vez en la historia de la UE el rumbo de pactos hacia las derechas alternativas.
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