La diplomacia israelí ha salido en tromba tras el anunciado reconocimiento del Estado Palestino, pero el nivel de hostilidad entre los tres países europeos no ha sido idéntico. A Irlanda, Noruega y España el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, les dedicó el mismo vídeo, adaptando los fotogramas del ataque de Hamás del 7 de octubre al folklore de cada país. Fue el modo israelí de "agradecer los servicios a Hamás". Los tres países han prometido dar "una respuesta serena, firme y coordinada" que aún no se ha producido.

Pero "la recompensa" al movimiento islamista palestino con el que Katz volvió a despachar este jueves el envío al Parlamento de la propuesta de reconocimiento del Gobierno esloveno ha ido acompañado, en el caso español, de un lenguaje cada vez más agresivo. Incluida una amenaza: "Estamos en el año 2024, se acabaron los días de la Inquisición. Hoy los judíos tenemos un Estado soberano e independiente y nadie nos obligará a convertir nuestra religión ni amenazará nuestra existencia. A quien nos haga daño, le haremos daño". Israel ha establecido un castigo directo: a partir de este sábado se prohíbe al consulado español en Jerusalén prestar servicios a los palestinos.

Una serie de razones explica que el Gobierno español haya sido colocado en el centro de todos los dardos y que haya recibido más ataques que los otros dos Ejecutivos con los que ha compartido un reconocimiento que abre la puerta de otros en el Viejo Continente, en mitad de un creciente aislamiento internacional del Gabinete de Netanyahu, perseguido por la justicia internacional y protagonista de cada vez más ruidosas cuitas internas.

Peso de España en Europa

La posición de España en la Unión Europea inquieta al Estado judío. España es el cuarto país en cuanto a población de la UE, por detrás tan solo de Alemania, Francia e Italia. También ocupa el cuarto puesto en cuanto a datos económicos. Alemania, Francia e Italia son tres países que no han reconocido a Palestina y que se han mostrado reacios a hacerlo a pesar de que su diplomacia apuesta por la solución de los dos Estados. Emmanuel Macron ha admitido que el reconocimiento de Palestina no es ya un "tabú" en el Elíseo pero considera que no es el momento propicio de dar el paso. A ello se suman los lazos e influencia de España en el mundo árabe y América Latina.

Liderazgo y temor a un efecto dominó

Precisamente esa posición suscita preocupación en los despachos israelíes. "Lo que todos creíamos que era un gesto simbólico está escociendo mucho en Israel. Tiene mucho más relevancia de lo que se pudiera pensar. Si no, no se entiende una reacción tan furibunda", señala a El Independiente Ignacio Álvarez-Ossorio catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid. "Existe un temor a que este ejemplo sea seguido por otros países europeos; que cree un efecto arrastre o dominó", agrega.

Pedro Sánchez ha asumido un papel de liderazgo, firmando incluso una gira europea en busca de apoyos al reconocimiento. "Noruega e Irlanda han tomado una decisión por cuestiones nacionales pero sin intentar liderar un movimiento europeo u occidental, como sí ha querido hacer Sánchez", desliza en conversación con este diario una fuente de Exteriores español.

Finalmente se sumaron Noruega e Irlanda frente a los recelos de Bélgica o Malta. En el caso belga, el primer ministro Alexander De Croo acompañó a Sánchez en su viaje a Israel, Palestina y Egipto y compartió el escenario de la rueda de prensa en el cruce fronterizo de Rafah que tanto enervó a los israelíes y que provocó el primer rifirrafe diplomático con Tel Aviv. Entre las razones para haberse descolgado, podrían figurar que preside aún el Consejo de la UE y que el país, además de las europeas, celebra elecciones federales el próximo 9 de junio. Al terceto final se añadirá la próxima semana Eslovenia, cuyo Gobierno envió este jueves la propuesta de reconocimiento al Parlamento para su aprobación.

Polarización política interna

En los pasillos del ministerio de Exteriores israelí también se ha percibido la polarización política en España y el modo en el que se ha producido el reconocimiento, con respaldo mayoritario de las fuerzas parlamentarias pero con un PP que apostaba por aplazar la decisión alegando que no era la coyuntura idónea y un partido a su derecha, Vox, abiertamente contrario al reconocimiento y asumiendo plenamente las consignas y la propaganda del Ejecutivo israelí.

Y esto es una diferencia notable a lo que sucede en los otros dos países implicados. "En Noruega cuenta con el apoyo de la coalición gobernante, formada por dos partidos (Laboristas y Partido de Centro) más las tres formaciones que mayoritariamente la apoyan en el Parlamento: Rojos, Verdes e Izquierda Socialista", explica a este diario Bjørn Olav, profesor de Estudios de Oriente Próximo de la Universidad de Oslo. "En cuanto a los cuatro partidos de la oposición, el Partido de Izquierda, de tendencia liberal, apoya el reconocimiento; los otros tres, Conservadores, Progreso y Partido Popular Cristiano, se oponen en mayor o menor medida, argumentando que el momento no es el adecuado".

En Irlanda, el Ejecutivo que ha sacado adelante el reconocimiento, es una alianza de Fianna Fáil y Fine Gael -dos partidos de centro derecha que comparten por primera vez Ejecutivo y que fueron rivales en la Guerra Civil irlandesa (1922-1923)- además de los Verdes. El Fianna Fáil es una formación democristiana que en el Europarlamento pertenece a la corriente liberal de Renew Europe mientras que el conservador Fine Gael militar en el Partido Popular Europeo. En la oposición, entre otros, se encuentran el Sinn Féin, de izquierdas, y el Partido Laborista.

Los israelíes observan que hay un flanco abierto no solo en el PP sino más a su derecha, en Vox

En el escenario español, sin embargo, la diplomacia israelí ha tratado de jugar la baza de la polarización. En sus sucesivos mensajes en las redes sociales, Katz ha mencionado a Alberto Núñez Feijóo. Por su parte, la embajadora israelí en Madrid ha agradecido sin falta los mensajes en redes de la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso. Israel, no obstante, ha encontrado su aliado en Vox. La reunión esta semana de Santiago Abascal con Benjamin Netanyahu se entiende en ese contexto.

"Son muy conscientes de que la cuestión palestino-israelí polariza a la sociedad española y tienen una alianza con partidos de ultraderecha europeos con la que movilizar a sus militantes en contra del Gobierno. Pretenden instrumentalizar esa división de la sociedad español en favor de Israel", sostiene Álvarez-Ossorio. No obstante, este académico duda de la efectividad de la fotografía. El 78% de los españoles considera que es el momento de reconocer el Estado palestino, reveló esta semana la última oleada del barómetro del Real Instituto Elcano. "Es una lectura errónea porque hay un apoyo mayoritario al reconocimiento de la sociedad español y, además, una amplia porción de la opinión pública española no considera que lo que esté haciendo Israel es luchar contra la barbarie sino provocar un genocidio", concluye.

Por su parte, fuentes diplomáticas españolas consultadas por este diario subrayan que no ha ayudado a que evitar ese escenario el modo en el que se ha desarrollado el reconocimiento y su debate, en mitad de un intenso calendario electoral, de sucesivos comicios autonómicos a las europeas. "Los israelíes ven cómo todas las decisiones de política exterior se están tomando últimamente desde una óptica partidista y no de Estado. Observan que hay un flanco abierto no solo en el PP sino más a su derecha, en Vox. Es impensable que ocurriera eso en Irlanda o Noruega. Allí los israelíes saben que ahí tocan hueso. Sánchez podía haberlo evitado asociando al PP, teniendo que aplazar la decisión para después de las europeas", señala un diplomático español.