Jesús María Pedrosa Urquiza tenía 57 años cuando lo mataron. Volvía a su casa, después de acudir a misa, cuando un miembro de ETA a cara descubierta se le acercó por la espalda. Sólo disparó una vez, a la altura de la nuca. La muerte fue instantánea. Hacía tiempo que el concejal había renunciado a llevar escolta. Dos días después, una multitudinaria manifestación llenó las calles al grito de "¡libertad!". Por el momento se desconoce la autoría material del atentado. Este martes se cumplen 24 años de su asesinato, el 4 de junio del 2000.

A principios de este año, la Policía Nacional dio pasos para apuntar a quiénes dieron la orden política de su asesinato. En una causa reabierta en la Audiencia Nacional gracias a la asociación Dignidad y Justicia, los agentes de la Comisaría General de Información relataban en un informe quiénes pertenecían a la cúpula de la organización etarra, conocida como Zuba. La cúspide de ETA tenía entre sus cometidos "el diseño, la planificación, la coordinación, dirección y en ocasiones también la orden o autorización de realizar los atentados terroristas que eran materializados por los comandos operativos", además de determinar la lía política y militar de la banda.

En ese informe, incorporado al sumario del caso de Pedrosa Urquiza, la Policía señala a nueve individuos: Javier García Gaztelo, alias Txapote, Juan Antonio Olarra Guridi, Juanviy Ainhoa Múgica Goñli, Olatz, como responsables del aparato militar. A Iñaki Gracia Arregi, Iñaki de Rentería, y Asier Oyarzabal Chaparteghui, Baltza, como responsables del apartado logístico, y como mandos del Político a Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza, y a Vicente Goikoetxea Barandiaran, Willy. También señalan a Ramón Sagarzazu Gaztelumendi, alias Ramontxo, como jefe del aparato Internacional y a María Soledad Iparraguirre Guenechea, alias Anboto, como responsable de la Tesorería.

Tras la detención del Comité Ejecutivo en Bidart, en marzo de 1992, ETA realizó un debate interno que tuvo como resultado la aprobación en 1994 de una nueva estrategia ofensiva a conseguir una confrontación mucho más intensa con el Estado y a todos los niveles, según expone la Comisaría General de Información. Era una "estrategia de desestabilización" en la que los objetivos eran representantes políticos.

Pedrosa Urquiza devino en objetivo de los etarras "por ser mimebro del Partido Popular para la consecución de la desestabilización del Estado", remachan los agentes de la Policía Nacional.

Base de datos de ETA

En otro informe, este del Servicio de Información de la Guardia Civil y al que ha tenido acceso El Independiente, se relatan una serie de comunicaciones de los jefes de ETA de la época sobre la situación del miembro del Partido Popular. Primero, una carta de José Javier Arizcuren Ruíz, Kantauri, al comando Vizcaya: "Lo más importante es seguir la línea que hemos comenzado. Tenemos que ver lo importante de dar directamente a los políticos y el tema de lo secuestros. Como ya os comentaba anteriormente, no hagáis sabotajes. Hacer acciones directas y sobre todo el de tema de secuestrar concejales, a dar a políticos del PP y los de la lista que os mandé y dar a las Fuerzas de ocupación".

También hace referencia la Guardia Civil a documentación intervenida precisamente al comando VIzcaya, que fue desarticulado en septiembre de 1997. Allí encontraron un folio en el que se relacionaba a concejales de diferentes municipios con sus teléfonos, nombres, direcciones... "DURANGO... JESÚS Mª PEDROSA URQUIZA", se podía leer en una celda. Encontraron otros tres documentos similares.

La Guardia Civil señala en el informe, según adelantó El Mundo y ha podido comprobar este periódico, que ETA contaba con base de datos de cerca de 15.000 personas, 2.500 fichas sin fotos, 2.316 registros relativos a informaciones sobre empresas, 257 entradas para explicar acrónimos y siglas o 617 "matrículas de vehículos de interés", entre otros datos.

En lo relativo al atentado de Pedrosa Urquiza, "se corresponde con una ficha cuyos datos conciernen con los obtenidos tras la acción terrorista realizada en el mes de junio del 2000". La ficha, cuando la encontró la Guardia Civil, estaba actualizada, ya que ETA había incorproado a sus datos "refencias a modo de palabras clave en las que se hace mención expresa al desenlace de la acción" como "Ekintza", que aludía a que se llegó a materializar el atentado o "zendu", que se traduce como "muerto".

Un símbolo

Pedrosa es un símbolo de la resistencia para las víctimas de ETA. Dentro de la estrategia para "socializar el dolor", la banda terrorista puso en marcha un "contexto persecutorio y de expulsiones forzadas" para echar del País Vasco a "un grupo de población civil por su condición de español". El Instituto Vasco de Criminología cifra entre los 60.000 y 200.000 las personas que se tuvieron que marchar de la comunidad autónoma por el terror impuesto por los etarras.

Dentro de esta estrategia, el entorno etarra puso en marcha distintas formas complementarias de la violencia, enmarcada en la denominada lucha de masas, señala el informe de la Policía. Para ello fue fundamental el papel de Jarrai, una organización juvenil fundada en mayo de 1979 y cercana a la banda. Las amenazas y coacciones "iban incrementando su intensidad y si no obtenían el resultado esperado acababan en atentados terroristas". El fin último era que los objetivos terroristas abandonasen el País Vasco y así cesaran su actividad la cual ETA consideraba contraria a sus fines".

El concejal del PP sufrió esa estrategia en su propia carne. Numerosas veces se negó a ceder al chantaje terrorista y a marcharse de su hogar, a pesar de las amenazas directas y coacciones que llevaron contra él durante varios años. Le llegaron a colocar esquelas con su muerte en el portal de su casa. También aparecieron su nombre, dirección y teléfono en las calles de Durango.

El mismo Pedrosa Urquiza llegó a reafirmar su predisposición a marcharse en una entrevista radiofónica con Carlos Herrera. "La verdad, no sé si voy a ir al cielo o al infierno. Procuraré ir al cielo. Lo que sí que sé es que voy a ir desde Durango. Y con guardaespaldas o sin guardaespaldas iremos todos los días al ayuntamiento a hacerlo lo mejor que podamos en pro de todos los ciudadanos de Durango", le dijo al periodista el 15 de Diciembre de 1997. Dos años y medios después, el 4 de junio del 2000 -ahora 24 años atrás-, ETA acabó con su vida con un tiro por la espalda.