"Extrañeza y tranquilidad". Fueron los dos términos que empleó este martes Pilar Alegría, portavoz del Ejecutivo, para dar la réplica a la noticia de que Begoña Gómez tendrá que declarar finalmente como investigada en un mes. "Extrañeza" por la "casualidad" de haber conocido la información "precisamente esta semana", a cinco días de las elecciones europeas del 9 de junio. Y "absoluta tranquilidad" porque la Moncloa sigue defendiendo la inocencia de la mujer del presidente: "Aquí no hay nada de nada". Lo que hay, a juicio, de los socialistas, es una "campaña de fango de la derecha y la ultraderecha, de PP y Vox".

Era la primera respuesta del Gobierno tras la citación a declarar, ya formalmente en calidad de imputada, de la esposa del jefe del Ejecutivo el próximo 5 de julio por presuntos delitos de corrupción en el sector privado y tráfico de influencias. Gómez deberá comparecer ante el juez de instrucción número 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, a las 10.00 horas en el marco de las diligencias previas 1146/2024, centradas en la concesión de contratos públicos adjudicados a Juan Carlos Barrabés, profesor del máster de la cátedra que ella codirigía en la Universidad Complutense de Madrid. Barrabés está citado como testigo para este viernes, 7 de junio, aunque su declaración está pendiente de un informe médico tras aducir problemas de salud.

La portavoz, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes, rechazó expresamente acusar al juez Peinado de "prevaricación", porque el Gobierno "conoce" y "respeta" la separación de poderes. Pero el Ejecutivo no se priva de atribuirle intencionalidad política. Por el hecho de que la citación de Gómez se conozca "precisamente esta semana" y también "a través de los medios de comunicación". Y porque el informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil dejó claro que no había indicios para incriminar a Gómez. "Sabemos que esta denuncia está basada en mentiras y bulos de tabloides digitales y que el propio informe de la Guardia Civil ya dijo que aquí no había nada de nada", insistió Alegría.

Por eso el Gobierno se escuda, una vez más, en la apelación al "fango", el barro al que invoca constantemente Pedro Sánchez y su Ejecutivo para defenderse de la derecha. "Campaña del fango de la derecha y de la ultraderecha, de PP y de Vox, de [Alberto Núñez] Feijóo y de [Santiago] Abascal, de grupos ultraderechistas como Manos Limpias y HazteOír", las organizaciones que presentaron la denuncia contra Gómez. "Esta es la vergonzosa oposición que tiene hoy nuestro país, fango y más fango", concluyó la ministra.

Un Feijóo "desesperado"

Alegría quiso enseguida redirigir el tiro hacia el PP, hacia la polémica que dominó ayer lunes, el reconocimiento de Feijóo de que en el futuro, si los socialistas perdiesen las europeas, podría plantearse una moción de censura en la que Junts votase a favor. Una puerta que sí había cerrado en otras ocasiones y que dejó descolocado a su partido.

"¿Sabe lo que creo que le está generando mucha extrañeza a los españoles?", se preguntó la portavoz, para volver a un tema que agrede objetivamente más al PP. "Pues la solicitud de Feijóo de llevar adelante una moción de censura con [Carles] Puigdemont. Feijóo con Puigdemont. Eso sí que es una contorsión que ni Nadia Comaneci", ironizó Alegría, refiriéndose a la gimnasta rumana que logró, por primera vez en la historia, un diez en unos Juegos Olímpicos.

La portavoz, siguiendo el argumentario de ayer del PSOE, resaltó que las palabras del jefe del PP son las de un político "desesperado por su incapacidad de presentar un proyecto propositivo y positivo" para España. Esas declaraciones le "desacreditan frente a toda la ciudadanía después de todo lo que ha dicho y hecho", tras alentar las protestas en la calle contra la ley de amnistía. Para el Gobierno, además, Feijóo está "cada vez más descartado por parte de los que verdaderamente mueven los hilos en la derecha y la ultraderecha de este país".

Fue Alegría la que concentró la respuesta oficial del Gobierno a la imputación de Bolaños, pese a que la acompañaban, en su comparecencia de este martes, dos juristas, los ministros Félix Bolaños (Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes) y Óscar Puente (Transportes), además de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. Ambos, Bolaños y Puente, fueron preguntados como juristas, para que complementaran las explicaciones de la portavoz, pero ella dejó claro que la réplica al juez recaía en sus propias palabras. Que era ella, en definitiva, la que tenía el cometido de centralizar la respuesta a las preguntas seguras de los periodistas.