Echando la vista atrás, antes de las elecciones catalanas del 12 de mayo, antes de las vascas del 21 de abril, pero después de las gallegas del 18 de febrero, todo apuntaba —los primeros sondeos así lo decían— que el PP arrasaría a los socialistas en las elecciones europeas del 9 de junio. Que batiría con holgura a Pedro Sánchez. Ahora, a menos de 48 horas de que abran los colegios electorales de toda España, ese escenario es el que ya se da prácticamente por imposible, también según todas las encuestas. La ventaja entre los dos grandes partidos es muy estrecha. Tanto que los socialistas creen en el empate, creen que incluso sería posible ganar por la mínima, creen que puede reproducirse la sorpresa de las pasadas generales, las del 23 de julio, en las que lograron crecer en un millón de votos y retener la Moncloa. Y ellos, en Ferraz, en la Moncloa y en los territorios, sostienen que no se trata de una ilusión vana, de palabras huecas en los mítines, de pura propaganda. Escrutan sus números, sus propios trackings, y están convencidos de que la carrera se ha apretado mucho y de que la campaña, que ha girado más sobre temas domésticos —amnistía, caso Begoña Gómez, freno a la ultraderecha, inmigración— que sobre aquellos asuntos nítidamente europeos, ha basculado a su favor.

"Vamos como un tiro", "hay un muy buen ambiente", "las impresiones son buenas", "estamos en mejoría permanente", "buenas vibraciones", coinciden ministros, dirigentes federales, autonómicos y locales, también en el círculo de confianza del presidente del Gobierno. El clima, lo afirman todos, es de total optimismo, de cierta euforia. Lo que nadie podía pensar hace apenas un mes.

Los últimos 'trackings' del PSOE indican que están en intención directa de voto a casi tres puntos del PP, que se traduce en empate técnico

En Ferraz insisten en que la tendencia creciente que se disparó tras las elecciones catalanas del 12 de mayo no ha parado, que llegan a las urnas con una diferencia muy ajustada con el PP. Según sus trackings, están un escaño por debajo o por encima de los conservadores, que en intención de voto directa —sin cocina— están alrededor de tres puntos por delante de ellos, lo que se traduciría en un empate técnico. El peor escenario, por tanto, sería situarse a dos parlamentarios del PP. Quedarse a tres sería visto como un resultado más bien discreto, para salvar los muebles. El partido rondaría el 30%.

Por los sondeos positivos, por la tendencia consistente al alza, los socialistas no descartan que el domingo puedan incluso vencer, y saben que eso podría liquidar el capital político de Alberto Núñez Feijóo, que presentó las europeas como unos comicios plebiscitarios en torno a la figura del jefe del Ejecutivo. Pero Génova ha ido rebajando expectativas —y en paralelo el PSOE las iba alimentando—, y de hecho su líder llamaba en las últimas horas a "desempatar". Un mensaje que para la cúpula de Sánchez es la prueba palmaria de que los populares temen no cumplir con los objetivos que ellos mismos se marcaron hace semanas, y que pasaban por una victoria amplia que se interpretase como un rechazo masivo al presidente. Para Ferraz, además, el PP no ha dejado de cometer "errores", uno tras otro.

Tengo unas ganas de que llegue el domingo y votar a Teresa Ribera... Tengo unas ganas de darme el gustazo de ganar a Feijóo y Abascal... ¡Estoy contando las horas!"

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE

Sánchez no quiso desaprovechar ese "arranque de sinceridad" de Feijóo. Lo hizo el jueves en Barcelona y lo explotó este viernes en el cierre de campaña en Fuenlabrada, en Madrid. Los populares, recordó, empezaron el viaje hacia el 9-J asegurando que ganarían "por 10, 12 o 15 puntos y ahora están pidiendo la hora diciendo que este partido lo van a empatar".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el expresidente José Luis Rodríguez (d), durante el acto de cierre de campaña del PSOE de estas elecciones europeas en el pabellón municipal Fernando Martín de Fuenlabrada, este 7 de junio de 2024. El jefe del Ejecutivo luce la camiseta 'Somos zurdas', la resignificación del insulto de Javier Milei a la izquierda. | EFE / BORJA SÁNCHEZ TRILLO

"Pues lo van a perder. Los zurdos vamos a votar al PSOE. Como el 23 de julio, como en Cataluña, y lo vamos a hacer para defender Europa —arengó Sánchez—. Tengo unas ganas de que llegue el domingo y votar a Teresa Ribera... Tengo unas ganas de darme el gustazo de ganar a Feijóo y [Santiago] Abascal... ¡Estoy contando las horas!". Ganar no es imposible, pero no es la la hipótesis más probable, según Ferraz. Pero la cúpula necesita ese último empujón de movilización extra. A Sánchez se le vio disfrutón, relajado, hasta bailando, y no era poca cosa esa señal para un líder que suele acusar anímicamente los golpes.

Un histórico que sí apoya a Sánchez: Javier Solana

El presidente se afanaba en proyectar esa imagen de victoria por anticipado, una sensación de triunfo que también impregnaba el polideportivo fuenlabreño Fernando Martín. 4.500 militantes y simpatizantes, según la organización. El mitin más numeroso de esta campaña. Con cinco oradores: no solo Sánchez y su candidata, la vicepresidenta Teresa Ribera, sino también José Luis Rodríguez Zapatero —un activo imprescindible para las campañas socialistas— y el líder del partido en Madrid, Juan Lobato, y Javier Ayala, el alcalde de la localidad del cinturón madrileño en la que el PSOE siempre ha gobernado desde la Transición. En la fila vip, ministros como Félix Bolaños y Fernando Grande-Marlaska, pero también un aclamado Javier Solana, uno de los ex de la generación de Felipe González que con su presencia quiso demostrar su apoyo al líder.

El ánimo estaba arriba, muy arriba. La militancia, enchufada con cada intervención. Poblaban las gradas chapas con la leyenda zurdo y zurda, camisetas con el lema Somos zurdas impreso, que Sánchez se plantó (unos minutos, que el polideportivo era un auténtico asador). En las pantallas, la expresión zurdazo. Era la resignificación del insulto tomado del presidente argentino, Javier Milei, y al que la dirección se empeñó en darle la vuelta, igual que el 23-J hizo con Perro Sanxe. También la dirección repartió pulseras estilo Taylor Swift con los eslóganes Vivan las zurdas y Más Europa. Y hasta las había entre el público de Free Bego, hechas estas por los fans, no por la cúpula, precisaban en Ferraz.

En el mitin se reparten chapas de 'zurdo' y pulseritas 'swifties' con los eslóganes 'Vivan las zurdas' y 'Más Europa', pero las había también de 'Free Bego', no distribuidas por Ferraz, según la dirección

Ella, Begoña Gómez, no acudió al acto de cierre, pero fue de nuevo una de las protagonistas. El presidente agradeció el "apoyo" del partido a él y a su familia, Zapatero subrayó que el PSOE es la formación que "más ha respetado y respeta la independencia del Poder Judicial". "Y aquellos que aspiran a través de denuncias y del uso del Poder Judicial a mejorar la democracia se van a llevar un sorpresón", advirtió.

Todos los mensajes iban en esa misma línea. Que el PSOE puede resistir mejor de lo previsto. Y dar la sorpresa. Todos los dirigentes consultados subrayan que el ambiente es positivo, que no se sienten nubarrones como hace algo más de un año, con las autonómicas y municipales en las que perdieron prácticamente todo el poder territorial. Los cuadros admiten que no llegaron a ver la amplitud de esa ola que los llevaría por delante, pero sí percibían señales de alarma, como los gritos intermitentes de "¡Que te vote Txapote!". Ahora, convienen, notan más calidez pese a la esperable baja participación en las urnas, sienten un clima más similar al de las generales. Hablan de ese espíritu del 23-J. De "remontada". La que creen que han podido completar en estas semanas intensas.

Los socialistas aprecian un ambiente semejante al de generales y esperan replicar ese 'espíritu del 23-J'. Llaman a "votar con la zurda"

Sánchez llamó a los suyos a "ganar", recalcó que la del PSOE es la única papeleta que puede vencer a Feijóo, Abascal y el "inframundo" del agitador ultra Alvise Péreztercera mención consecutiva en sus últimos tres mítines—, los tres dirigentes de la derecha que forman parte de la misma "matrioska", la de "internacional ultraderechista", "y a los tres les vamos a ganar el próximo domingo". El jefe del Ejecutivo pidió el voto a los jóvenes, a los mayores, y obviamente a las mujeres, para que se movilicen "y voten a Teresa en masa". Ellas fueron claves en el triunfo socialista del 23-J.

También Ribera quería mostrar ese optimismo. "Me han dicho: 'Si quieres ganar, tienes que bailar'. ¡Hemos bailado, vamos a ganar!", gritó. Ella, y hasta el presidente, se habían marcado unos pasos a su llegada al mitin. La candidata pidió "votar con la zurda" frente a los que quieren "menos Europa, menos derechos, menos libertades y más fronteras y muros". Y afeó al PP que no tenga ninguna "propuesta", más allá de "cómo sacar a Sánchez de la Moncloa". "Teresa se ha convertido en una excelente mitinera. Estamos superorgullosos de ti. Has hecho una gran campaña. Te vamos a echar mucho de menos. Vas a ver la cantidad de teresariberistas que nos vamos a encontrar en las urnas", le cumplimentó el presidente.

El punto de inflexión de Cataluña

Sánchez también agradeció su presencia a Solana, "un gran socialista". Y a Zapatero le rindió tributo: "Gracias, José Luis, por tu militancia, por tu ejemplo. Eres un gran socialista y estamos muy orgullosos de ti". "Lo disteis todo por mí y yo lo voy a dar todo por el PSOE", había dicho unos minutos antes el propio expresidente. Otro mensaje en clave interna.

El expresidente Zapatero advierte de que se llevarán "un sorpresón" los que "aspiran a través de denuncias y del uso del Poder Judicial a mejorar la democracia"

Zapatero no solo ha estado activo en los mítines. También ha grabado un mensaje telefónico que la dirección ha lanzado a numerosos ciudadanos para intentar movilizar al máximo a su electorado, especialmente a las mujeres. "A algunos les parece extraño que pida el voto para el PSOE —ironizó—. Lo extraño sería que lo pidiera para los que rezan el rosario". Y es que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid autorizó para este sábado, jornada de reflexión, y para el domingo, día de elecciones, una concentración con el doble propósito de rezar y de protestar contra la amnistía. Ferraz registró este viernes un escrito ante el TSJM para que suspendiera la autorización de los rezos.

El expresidente volvió a defender la política de distensión del Gobierno con Cataluña. Gracias a Sánchez, a su Ejecutivo, a Salvador Illa, al PSC, "tenemos una etapa radicalmente distinta para Cataluña, para la reconciliación. Llegará el día, y no tardando mucho, en que estaremos en pabellones agradeciendo a Pedro Sánchez lo que ha hecho por Cataluña y por España".

Y es que los socialistas entienden que las elecciones del 12-M fueron el punto de inflexión. La victoria rotunda de Illa, la pérdida de la hegemonía por parte de los independentistas. Por eso entendieron que la ley de amnistía había quedado sancionada por los ciudadanos, "amortizada" a efectos políticos, pese a que el PP no ha dejado de utilizarla como herramienta de desgaste frente a Sánchez.

La segunda parte de la campaña quedó reventada por la citación de Begoña Gómez, pero Sánchez quiso hacer de ella una palanca electoral, para movilizar a los suyos

El eje de la campaña socialista prácticamente no se ha movido desde el primer día: agitación del miedo "a la derecha y la ultraderecha", concebidas como un pack. Un calco de la estrategia del 23-J. En esta última semana, no obstante, la decisión del juez Juan Carlos Peinado de citar como imputada a Begoña Gómez obligó a la cúpula a un movimiento arriesgado: utilizar ese movimiento a su favor. Darle la vuelta. Sánchez, primero, lanzó su segunda carta a la ciudadanía. Esta vez, para deslizar que el magistrado se alinea con la "coalición ultraderechista" con la voluntad de "interferir" en los resultados del 9-J, pero sobre todo para movilizar a su grey. Después, hizo que su mujer le acompañase al mitin siguiente, al de Benalmádena, este pasado miércoles. Precisamente para visualizar que quería hacer de ella una palanca electoral, un revulsivo para las urnas. Nada de esconderla: había que exhibirla.

En el partido muchos dirigentes creen que la citación ha fortalecido sus expectativas, ha atraído voto, precisamente por lo "burdo" del movimiento del juez. Otros creen, sin embargo, que el impacto es neutro: ni añade ni resta al PP ni al PSOE. El jefe del Ejecutivo no ha parado de denunciar que todo es producto de la "máquina del fango", una expresión recurrente y que le permitía refugiarse en la victimización.

Sánchez repescó Palestina en el arreón final y este viernes protagonizó un mitin con la UGT en Madrid para visualizar los lazos con el sindicato hermano y el hilo obrerista del partido

Pero en el último tirón de la campaña, Sánchez repescó Palestina como banderín de enganche. El reconocimiento como Estado llegó el 28 de mayo, coordinado con Noruega e Irlanda. Este pasado jueves, el ministro de Exteriores anunciaba que se sumaba al procedimiento contra Israel iniciado por Sudáfrica. Y para el viernes, antes del mitin en Fuenlabrada, el presidente se reservó con Ribera otro acto con la UGT en Madrid, precisamente para remarcar los lazos con el sindicato hermano —intervino el secretario general, Pepe Álvarez para mostrar su apoyo— y el hilo obrerista del partido.

"El riesgo ultra" como principal activador del voto progresista

Concluía este 7 de junio otra campaña emocional del PSOE. No preñada de anuncios, como la de las autonómicas y municipales del 28 de mayo, que se saldó en fracaso, sino cargada de discurso ideológico. A la buena marcha de estos 15 días, analizaban este viernes en Ferraz y en los territorios, habrían contribuido los "errores" del PP. Desde su alineamiento con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni —ha permitido al partido subrayar que Feijóo pretende exportar su alianza con Vox al conjunto de Europa—, hasta el hecho de no descartar, para después del 9-J, una moción de censura que pueda contar con el apoyo de Junts, de Carles Puigdemont.

El PSOE ha aprovechado los "errores" del PP, como su disposición a pactar con Meloni o el no descartar una moción con el apoyo de Junts

Pero, a juicio de los socialistas, el principal tropiezo de Génova es de planteamiento: "El riesgo ultra, como pasó en julio, moviliza a la izquierda. Y el PSOE capta gran parte de ese voto. El PP no ve que eso moviliza mucho a nuestro electorado y también al de Vox". Lo expresa así un cargo territorial, pero lo comparten muchos otros dirigentes. "Si la derecha plantea esto en términos de alzamiento nacional, como lo está haciendo, la izquierda sociológica sale en tromba", coinciden fuentes próximas a Ribera. En el equipo de la candidata creen además que se ha visto que al otro lado, en su oponente, Dolors Montserrat, se ha transparentado que no había "nada". Nada de "propuesta" y sí una percusión constante en los dos temas estrella para el PP: la amnistía y Begoña Gómez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la candidata socialista a las europeas, Teresa Ribera, en el mitin de cierre de campaña de Fuenlabrada, este 7 de junio de 2024. | EUROPA PRESS / ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ

El PSOE ha jugado a concentrar todo el voto progresista en torno a sí mismo. Aun a costa de debilitar a Sumar, que también habría sufrido fugas por su izquierda, hacia Podemos y su candidata, Irene Montero. En Ferraz reconocen que Yolanda Díaz puede salir trasquilada de estas europeas: solo quedaría bien parada si salvara los muebles (tres o cuatro diputados) y, sobre todo, si superara a los morados, algo que tampoco es tan seguro. En la cúpula recuerdan, no obstante, que ahora no es problemático que Sumar sufra, porque tendrá tiempo de reconstruirse hasta las siguientes generales, para las que, en principio, quedan tres años.

El partido ha jugado a concentrar el voto progresista en torno a sí mismo, aun a costa de debilitar a Sumar, que sufriría también fugas por su flanco izquierdo, hacia Podemos

Claro que ya nada es seguro y los pronósticos en política marchitan rápidamente. Casi tanto como las expectativas electorales. El PSOE las ha inflado en los últimos días, con el evidente riesgo de que, si no se cumplen, el golpe será más doloroso. Pero no lo creen en la cúpula. No lo cree Sánchez:

—¿Os apetece daros el gustazo de ver a Feijóo y Abascal perder las elecciones? Pues a votar al PSOE —terminó el presidente. Las urnas dirán si el castillo construido por los socialistas tenía cimientos sólidos o eran puros naipes.