No se materializó la distancia sideral que preveían las encuestas hace apenas dos meses y con la que soñaba el PP, pero tampoco el PSOE logró culminar su "remontada" y ganar (o al menos empatar) a Alberto Núñez Feijóo, como anhelaba Ferraz. Las elecciones europeas de este 9 de junio depararon a los socialistas un resultado muy positivo en escaños, solo dos por debajo de los populares, pero más negativo en porcentaje de voto, al situarse a cuatro puntos de ellos, un ventaja, la de los conservadores, superior a la de las elecciones generales del pasado 23 de julio. Pedro Sánchez resiste, salva con cierta holgura un partido muy complicado para él, tras un año de intensísimo desgaste por la ley de amnistía y una recta final de la campaña colonizada por la citación como imputada de su mujer, Begoña Gómez. El presidente aguanta el pulso a su rival, evitándole el triunfo absoluto en unos comicios planteados como plebiscitarios, pero no consigue a cambio ni el empate ni vencer. Ese tanto que se pudieron anotar los socialistas fue precisamente lo que reseñó la candidata, Teresa Ribera, pasada la medianoche: "Está clarísimo que el plebiscito lo ha perdido Feijóo. Ha sido un fracaso rotundo". Como recalcó la vicepresidenta tercera, Ferraz interpreta los datos como un "respaldo" al Gobierno y a su presidente pese a toda la "máquina del fango", mientras que España vuelve a destacar como el "dique de contención" frente a la derecha y la ultraderecha.

A las 23 horas, cuando ya se cerraron los colegios electorales en Italia, Interior dio a conocer los resultados de este 9-J con el escrutinio superior al 99%. Y se ajustaron a la proyección que había hecho Sigma Dos para RTVE y Forta. Al final, el PSOE, con el 99,96% escrutado, se hizo con el 30,18% de los sufragios y 20 escaños, por lo que resta un diputado a los que tenía en la Eurocámara y baja 2,68 puntos respecto a hace cinco años. El PP se llevó la victoria, con un 34,19% —o sea, 4,02 puntos más— y 22 asientos, nueve más de los que ya tenía, absorbiendo por tanto todo el voto de Ciudadanos. En número de votos, los socialistas se hacen con 5.261.293 papeletas, a 701.781 del PP. Una distancia más que considerable, teniendo en cuenta la bajísima participación, del 49,21%, 11,51 puntos menos que en 2019, cuando las europeas coincidieron con las autonómicas y municipales. En la cúpula no escondían que los datos se quedaban algo cortos respecto a sus últimas esperanzas: confiaban en aguantar el escaño 21 y en que la diferencia con el PP fuera menor.

Los socialistas se quedan a una distancia mayor que la de las generales, que fue de 1,38 puntos, y la de las municipales, de 3,44 puntos

Y es que los cuatro puntos de ventaja que se anotó Feijóo suponían un margen más amplio que el de las generales de julio. Entonces, el PP ganó por 1,38 puntos (33,06% frente a 31,68%). También la diferencia de este domingo es mayor a la de las locales del pasado 28 de mayo, que fue de 3,44 puntos (31,57% frente a 28,13%).

Resultados Elecciones al Parlamento Europeo Elecciones Europeas 9J

Por territorios, el PSOE solo gana este 9-J en tres comunidades autónomas: Cataluña, Navarra y Canarias. Y se impone en siete provincias: Barcelona, Tarragona, Bizkaia, Álava, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. En un total de 13 CCAA, el PSOE fue segunda fuerza. El mapa se tiñó de nuevo de azul. Como ya sucedió el 23-J, en las generales, los socialistas salvaron la noche gracias a su espectacular resultado en Cataluña. Lograron el 30,63% de las papeletas (8,57 puntos más), 12,61 puntos por encima del segundo de la tabla, Junts, que de nuevo ganaron a sus rivales de ERC, que salen más debilitados aún de una convocatoria electoral. El PSC venía de triunfar en las autonómicas del pasado 12 de mayo, pero su éxito sobre los posconvergentes fue más rotundo aún este domingo. Entonces fueron seis puntos: ahora, más de 12.

El PSOE, sin embargo, fue rebasado por el PP de manera contundente, en comunidades como Murcia (17,84 puntos más), Galicia (16,61), Castilla y León (14,12), Madrid (12,54), Aragón (6,98, allí el PSOE clavó el 30,18% nacional) o Comunitat Valenciana (4,45). Descontada Navarra, donde ganó, en las otras dos CCAA donde gobierna, el partido perdió por 9,78 puntos frente al PP en Castilla-La Mancha y por 1,81 en Asturias. En Andalucía, antaño granero histórico de los socialistas, los populares les derrotaron por 5,71 puntos. Una diferencia similar a favor del PP (4,86) en otro bastión rojo, Extremadura. De los tres barones presidentes, la única por tanto que se hace con un resultado honroso es la navarra María Chivite, que no obstante aventaja a los populares en 0,77 puntos. En Canarias, en sus manos hasta el año pasado, la brecha a favor del PSOE fue de 1,17 puntos.

Victoria (por 2.695 papeletas) de Bildu sobre el PSE

Sánchez aguantó gracias a que devoró a sus socios. Sumar firmó una noche pésima: consiguió tres eurodiputados —uno menos de los previstos—, solo uno por encima de Podemos. Ese espacio, en 2019, se hizo con seis escaños, que ahora son solo cinco. Junts se dejó dos asientos de los tres que tenía, y Ahora Repúblicas, la coalición que agrupaba a ERC, Bildu y BNG, mantuvo sus tres actas. La izquierda abertzale, por cierto, fue la que ganó en el conjunto de Euskadi. Por la mínima, eso sí, por apenas 2.695 papeletas y 0,31 puntos.

El PP aventaja a los socialistas ampliamente en CCAA como Madrid, Castilla-La Mancha e incluso en Andalucía y Extremadura, sus antaño graneros históricos

El PSOE, por tanto, resiste a cambio de debilitar a sus socios. El bloque de investidura suma 30 escaños, y las tres derechas —PP, Vox y Se Acabó La Fiesta (SALF), la agrupación de electores liderada por el agitador ultra Alvise Pérez que dio la sorpresa, al hacerse con tres asientos—, con 31.

Los dos escaños de diferencia con el PP eran, ciertamente, muy pocos, pero en los últimos días Ferraz calentó las expectativas y, de hecho, estaba convencida de que podía quedarse un acta por debajo o por encima de los conservadores. El pasado viernes, Sánchez llamaba a los suyos a "darse el gustazo" de votar al PSOE, la única papeleta, insistía, capaz de ganar a Feijóo y a Santiago Abascal. Pero no ocurrió finalmente.

Los socialistas, no obstante, podían presumir de haber recortado la ventaja de más de diez puntos que señalaban las encuestas en marzo y en abril. De ahí que Ribera, en su comparecencia pasada la medianoche —rodeada de la cúpula del partido y de miembros de su lista, pero no de Sánchez—, hablara de un "buen resultado, que cierra un ciclo electoral", que comenzó con las gallegas de febrero, siguió con las vascas de abril, continuó con la rotunda victoria de Salvador Illa en las catalanas de mayo y se para en estas europeas de "resultado claro", que prueba cómo los socialistas son el "dique de contención" frente a la "derecha y la ultraderecha". El PSOE, dijo la candidata, es un "partido ganador". "No nos conformamos con este resultado", admitió. A su lado, se podía leer esa sensación de chasco en los rostros de la dirección y de su candidatura. Ribera sí puso en valor que el PSOE es el partido que aportará más escaños al grupo socialdemócrata en la Eurocámara.

Si Feijóo se ha empeñado en plantear estas elecciones como un plebiscito contra el presidente, está clarísimo que el plebiscito lo ha perdido. Ha sido un rotundo fracaso"

Teresa Ribera, candidata del PSOE en las europeas y vicepresidenta tercera del Gobierno

"Nos hemos quedado ligeramente por encima del 30%, somos el partido en el Gobierno dentro de un Estado miembro de la UE que ha obtenido un mejor resultado electoral. Es, de hecho, un resultado prácticamente idéntico al del 23-J —destacó la vicepresidenta tercera, tras reconocer la victoria del PP en los comicios—. Esa máquina del fango permanente nos ha llevado al mismo resultado electoral, respaldando una vez más al Gobierno y a su presidente, a Pedro Sánchez". La lectura, para los socialistas, es obvia: Feijóo no ha logrado acabar con el jefe del Ejecutivo. Pese a la ley de amnistía, pese al uso que en campaña hizo del caso Begoña Gómez, pese a "haber forzado la máquina al máximo", incidían fuentes de Ferraz.

Según insistió Ribera, Feijóo ha hecho un negocio dudoso. Porque lo que sí ha conseguido es "absorber Ciudadanos", que pasa de ocho eurodiputados a cero —y el PP crece en nueve—, pero "no ha ganado nada más". "El coste de su estrategia ha sido alto", pues su estrategia de "polarización permanente" y de asimilar su discurso al de la ultraderecha no ha debilitado a Vox. Es más, antes de este 9-J, "la internacional ultraderechista tenía dos caras, y hoy tiene tres": Feijóo, Abascal y ahora Alvise. "Eso no es una buena noticia para la sociedad española. Y es que si el señor Feijóo se ha empeñado en plantear estas elecciones como un plebiscito contra el presidente del Gobierno, está clarísimo que el plebiscito lo ha perdido. Ha sido un rotundo fracaso".

La candidata también lanzó un mensaje en clave europea: el PSOE "hará valer sus votos, su voz" en las negociaciones que se abrirán desde este lunes en Bruselas: "Que nadie cuente con nosotros si se incluye en la ecuación de la gobernanza europea a la ultraderecha". El partido se compromete con un nuevo Ejecutivo comunitario "europeísta", e interpela al PP, para que hable "con total claridad".

En la sede federal del PSOE la noche electoral se vivió con la sensación de que las urnas darían un buen resultado. "La remontada es un hecho", llegó a afirmar la portavoz del partido, Esther Peña, en una entrevista en RNE al poco del cierre de los colegios electorales. La cúpula entendía incluso que la proyección de Sigma Dos para RTVE se había quedado corta para ellos, que el margen de victoria del PP sería más estrecho aún. La dirección y parte del Gobierno siguieron la liberación de los resultados —y las tres largas horas que la precedieron, porque el conteo no podía hacerse público hasta las once de la noche— en Ferraz, y a ellos se unió, pasadas las 22.30 horas, el propio presidente. Él ya estuvo en el cuartel general en 2019, hace cinco años, y tenía que estar también este domingo, dado el carácter nacional de estos comicios. Y estuvo. Pero no pudo celebrar el triunfo claro soñado al cierre de la campaña.