Ni pánico, ni estado de alerta. Bambú sigue su curso al cierre de este ciclo electoral que se ha prolongado durante la primera mitad del año con las europeas como cita final. El impacto de la candidatura de Luis Pérez, más conocido como Alvise, no genera ningún temor en Vox, que continúa enarbolando un discurso victorioso basado en el incremento de voto que ha experimentado desde las gallegas de febrero hasta este domingo. Tampoco de cara al futuro, para unas generales. Las cifras de Alvise y su agrupación de electores, Se Acabó La Fiesta (SALF), son 3 escaños y 800.763 votos. En un mes y medio de vida. Los de Vox: un ascenso de 4 a 6 eurodiputados y un crecimiento de más de 1,2 millones de votos a casi 1,68 millones. Vox crece, pero moviliza a la mitad de electores que en las generales, mientras que PSOE y PP sí consiguen aumentar ese tirón en urnas hasta el 60% como base.
Este lunes, en la sede nacional. el vocal de la dirección nacional de Vox y candidato a las europeas, Jorge Buxadé, no entraba a valorar si SALF ha quitado voto en las urnas a Vox. Sí achacaba el limitado crecimiento al alto grado de abstencionismo, del 51%, y mostraba cordialidad con el partido de Alvise indicando que es fruto del "hartazgo de los españoles con la corrupción y parte del sistema". Y ese rechazo "lo compartimos", aseguró. La actitud de denotada por Vox es la de respeto por el espacio que representa Alvise, que lo merece, dicen, porque no representa al nacionalismo o el independentismo. De hecho, la formación tuvo durante la noche electoral un intercambio de mensajes para trasladarse una felicitación mutua: por la irrupción de SALF y por el crecimiento de escaños de Vox. Y no se descartan que se produzcan nuevos contactos en las próximas fechas.
Vox quiere conocer qué objetivos tiene Alvise en la Unión Europea. Fuentes del partido que pilota Abascal, de hecho, no cierra las puertas a que se abra un diálogo fluido en Bruselas. Y tampoco a una entrada en el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Entre las otras opciones están Identidad y Democracia, de Marine Le Pen, y el nicho de los no inscritos. Todo, cuando la posibilidad de remar hacia un supergrupo ultraconservador y de derecha populista sigue sobre la mesa y se tendrá que valorar tras superar la 'resaca' electoral. "No han pasado ni 48 horas", destacan en Bambú.
Pese a éste vínculo indirecto, al mostrar interés en los planteamientos de Alvise y no, por ejemplo, en el PP, en Vox niegan que hayan sufrido una sangría de casi un millón de votos por culpa de SALF. "Alvise tiene un espacio político propio, que es el de ese hartazgo. En parte es también nuestro, pero tenemos más caladeros", determinan fuentes de Vox, como pueden ser los votantes más patrióticos e ideológicamente de derecha pura. También los preocupados por la inmigración ilegal y la inseguridad, recuerdan. "Su partido viene de la abstención", de gente que no suele votar. Y reconocen que, aunque uno de los ejes de la campaña ha sido el de plantear una alternativa para ese nicho y atraerlo, no lo han conseguido. Justifican su argumento con que "no hay explicaciones empíricas" para contraponerlo.
A nadie se le escapa que una parte importante de Alvise procede el espacio o del nicho potencialmente próximo a Vox. Los discursos de campaña, contra el Gobierno o apelando a la inmigración ilegal y a la inseguridad, o la agenda feminista y los derechos del colectivo LGTBI, así lo ejemplifican. No hay ningún otro espacio electoral que confronte tanto como Vox en estos temas. Su voto no está asociado a la renta como tampoco lo está Vox. En esta campaña ha captado voto de aquellos municipios más poblados y especialmente donde las tasas de paro son más altas. Pero también en aquellas, de la costa del mediterráneo, donde hay más inmigración y en las grandes ciudades. Son ejes muy similares a Vox. Que logra en torno al 20% de sus apoyos entre las rentas más bajas, al menos así lo fue en las generales.
Inmigración ilegal, inseguridad y derechos del colectivo LGTBI: temas en los que coinciden el votante de Vox y de Alvise
En esa campaña, del 23-J, consiguió el máximo respaldo en aquellas poblaciones con entre el 18 y el 21% de desempleo. Además, el CIS ya alertó de competencia a Vox en su estudio de campaña: unas transferencias del 18,2% de su espacio en las últimas europeas y competencia directa por los abstencionistas y los jóvenes primerizos que han acudido a las urnas. Además, el juego en las redes sociales se antoja crucial. Como lo ha sido para Vox. La campaña de Alvise ha sido online prácticamente en su totalidad, salvo las concentraciones que ha llevado a cabo con stand para repartir papeletas. Eso le ha llevado a varios puntos de la geografía española. Repartió más de un millón, de las que al menos 200.000 no se han refrendado en las urnas. Pese a la presencia en las calles, todo el impacto de esos actos se han distribuido en redes y a través de su canal de Telegram. Que ha sido el centro neurálgico de su campaña y, con anterioridad, de su etapa para darse a conocer. Ha conseguido más apoyos que el total de sus 517.000 seguidores.
Vox se justifica: son "experimentos" electorales
Figuras relevantes en Vox hacen un pequeño análisis de lo ocurrido y contemplan, como ya han hecho politólogos para El Independiente, que en estas elecciones muchos votantes se han permitido "experimentar con el voto". "Son europeas y tenemos una larga tradición. Como dan 'igual' y nadie dice lo importantes que son para los españoles, pues se animan a votar a uno u a otro indiferentemente". Por eso creen que "el impacto en unas generales es mínimo".
Alvise, con todo, con un proceso electoral con circunscripciones, podría sacar representación en todas las regiones salvo la gallega, vasca y catalana. Por la Comunidad de Madrid, donde ha superado el 5%. Hay poblaciones donde supera los 7 puntos en territorio madrileño. También podría rascar algo en Andalucía, donde ha sacado un 6,41% del voto. Destaca el cinturón malagueño y de Cádiz, desde Algeciras a Estepona y Mijas, con entre el 8 y el 10,6% de apoyo. En el interior, se acerca a esos diez puntos en grandes localidades como Alcalá de Guadaira o Utrera. En Sevilla pasa ligeramente el 5%.
Otro enclave, por excelencia dominado altamente por Vox es el cinturón del Levante. En El Ejido un 7,7% de votantes, en Roquetas de Mar, un 10%. En Mojacar, Almería capital y Níjar, en torno a un 7%. En Cartagena, siendo Murcia un bastión para Vox, Alvise atrae al 7,7%. En la capital un 6,5% y en Torre Pacheco 8,5% en Molina de Segura y 8,5%. La dinámica se repite en pueblos de la Comunidad Valenciana. El Pinós alcanza esos diez puntos. Uno de cada 10 votantes, de un pueblo de casi 9.000, ha votado a Alvise. Destacar el éxito, con porcentajes similares, en localidades de menos de 100 habitantes de Castilla y León y Aragón. Y también en Ceuta, otro importante bastión para los de Abascal. Allí ha sacado algo más de la mitad de los 3.309 votos verdes.
Ahora bien, con un aumento de la participación hasta el 65-70% como acostumbran unas generales cotidianas, esa proporcionalidad puede caer por debajo del 3%. Y a eso se agarran en Bambú. Que también niega que, de prosperar el espacio de Alvise por su derecha, y dividir a la derecha en tres [el CIS apuntaba a una transferencia de 5 puntos, unos 225.000 votos del PP a Alvise] como propuesta antisistema, esos suponga un beneficio a los socialistas. Se agarran en que la existencia de tres fuerzas, con ellos, PP y Ciudadanos en 2019 benefició a la tercera fuerza, que fueron los naranjas. También a que, estas europeas han dejado claro que la concentración de voto en una candidatura, como en este caso el de izquierdas en el PSOE, no supone un aliciente para ganar. Y mucho menos para gobernar. "Es la teoría de Génova", lamentan.
Sobre el papel de Alvise, fuentes de Vox valoran positivo si se producen coincidencias ideológicas en Europa. Aunque alertan: con el PP no lo han conseguido, pese a algunos amagos durante la campaña en materia de agricultura o del Pacto Verde. Se abrían, dicen, a modificaciones.
El escenario electoral de generales queda lejos a priori. Aunque la dimisión de Yolanda Díaz como coordinadora general de Sumar tras el varapalo electoral no hace más que alimentar la inestabilidad del Gobierno y del PSOE con sus socios, lo que deja abierta una pequeña brecha de probable adelanto electoral. Salvo sorpresa, no en el horizonte aún de Moncloa. Al igual que estas europeas han puesto a prueba el peso de Sumar y Podemos, unas generales pondrán sobre la mesa si Vox, y también el PP, deben preocuparse por el fenómeno Alvise o si no tendrá más recorrido que estas europeas.
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