En realidad, la inquietud no es nueva. Ni mucho menos. Antes de las últimas municipales y autonómicas, los socialistas observaban con preocupación el despedazamiento del espacio a su izquierda, las luchas intestinas entre Sumar y Podemos, la animadversión personal entre Yolanda Díaz e Irene Montero y Ione Belarra. Con el anticipo de las generales al 23 de julio, las dos partes se vieron obligadas a firmar un pacto in extremis, pero de puro compromiso. La unidad saltó por los aires en diciembre, y el pulso definitivo se libró en estas elecciones europeas del 9 de junio. Resurrección de los morados, implosión de Sumar. La consecuencia directa, la renuncia de Díaz al liderazgo de su partido. Un "paso atrás para dar un paso adelante", como lo definió la propia vicepresidenta segunda del Gobierno, que para el equipo de Pedro Sánchez puede ser "positivo" para reconstruir el espacio "cuanto antes". Porque el PSOE es plenamente consciente de que si Sumar y Podemos no se reencuentran las opciones de reedición del Ejecutivo de coalición adelgazan rápidamente.
En las horas siguientes al anuncio de Díaz, en el PSOE imperaba la prudencia y un cierto desconcierto, porque realmente no saben a qué atenerse y si será posible la recomposición de su izquierda. Todavía es pronto, advierten. Este martes se reúne el Consejo de Ministros y lo previsible es que la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, ante las preguntas de los periodistas, se aferre a la cautela, exprese su "respeto" al proceso orgánico que ahora se abre en el socio minoritario de la coalición y manifieste su plena convicción de que la vida del Gobierno continúa como hasta ahora. Es decir, la seguridad de que el relevo en la coordinación general de Sumar no afectará a la dinámica del bipartito. "No creo que impacte en la estabilidad del Gobierno. No va en el interés de nadie", ratifica un miembro del Consejo de Ministros. "Todas las ganas de continuar con la coalición y seguir avanzando", opina otro compañero de Gabinete. "Es un tema que atañe a otro partido en lo orgánico, y que no afecta en el ámbito institucional", completan desde Ferraz.
No creo que impacte en la estabilidad del Gobierno. No va en el interés de nadie", "todas las ganas de continuar con la coalición y seguir avanzando", aseguran dos ministros
Los socialistas, por tanto, quieren conjurar toda percepción de inestabilidad. Es más, una de las primeras conclusiones de la reunión de la ejecutiva federal del PSOE de este lunes, tal y como lo expuso su portavoz, Esther Peña, es que no habrá un anticipo de las generales, como desea el PP —que "abandone toda esperanza", le dijo—, así que habrá "Gobierno progresista para rato".
La dirigente, durante su comparecencia en Ferraz posterior a la reunión de la cúpula, fue explícita respecto a los deseos de su partido: "El PSOE lo que quiere siempre es una izquierda fuerte y unida a su izquierda, sin ninguna duda". Peña no quiso extender recetas. Insistió en que los socialistas respetan las "decisiones" y "autonomía" del espacio a su izquierda, pero sí apremió a Sumar y Podemos a que "miren con claridad de frente" y sean conscientes de los "retos" por delante y qué hay enfrente, la "alternativa ultraderechista". La portavoz daba cuentas ante los medios algo más de una hora antes de que Díaz avanzara, de forma telemática y sin preguntas de los periodistas, su decisión de dejar los cargos orgánicos en Sumar, para centrarse en su tarea en el Gobierno como vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social.
"Partir de cero"
"Ese espacio político a nuestra izquierda evidentemente se tiene que reordenar, se tiene que reconstruir, y afortunadamente tienen tiempo para hacerlo porque no es previsible que haya elecciones en el corto plazo —señala un relevante ministro socialista—. Por eso espero, esperamos todos, que se recompongan, y que empiecen desde ya".
En el equipo de Sánchez, por tanto, consideran "positivo" el anuncio de Díaz, porque puede acelerar los cambios: "No lo veo un problema. Lo contrario. Tienen que reagruparse y deben empezar a hacerlo, así que para nosotros no es un tema negativo ni preocupante. Al revés, tienen que solucionar el problema y cuanto antes se pongan, mejor".
Tienen que reagruparse y deben empezar a hacerlo, así que para nosotros no es un tema negativo. Cuanto antes se pongan, mejor", indican desde el círculo de Sánchez
En la dirección socialista también hay quienes confían en que a partir de ahora comience la reconstrucción de los puentes. Pero nadie se llama a engaño: no será nada fácil por la tormentosa ruptura con Podemos y el refuerzo que a los morados les han proporcionado los morados, que lograron dos escaños, tan solo uno menos que Sumar. "Ojalá hubiera un acercamiento entre los dos... pero casi tienen que partir ahora de cero. ¡Qué desastre!", admite una responsable de la cúpula. "Yolanda debe centrarse en sus tareas de gobierno —continúa esta misma fuente—, que puede sacar adelante bien, y procurar aislarse de su partido. Los otros ministros de Sumar funcionan bastante bien. Ella parecía tener liderazgo personal, pero no ha sabido lidiar con todas las piezas".
Esta una lectura que se ha oído repetidamente en el PSOE: que ella ha brillado como ministra de Trabajo, como vicepresidenta, pero no como jefa orgánica. Es decir, que no ha tenido destreza para gestionar la pluralidad de su partido y las relaciones con los partidos que lo componen y que optó por lo que algunos llaman, irónicamente, "liderazgo de alfombra roja" en lugar que de pelea, de batalla. También los socialistas le han afeado que optara por no revalidar la presencia de Podemos en el Ejecutivo: ellos no ponían pegas a que los morados continuaran en el Gabinete, en la creencia de que fuera de él serían electrones libres y presionarían a Díaz. Pero la vicepresidenta no cedió y excluyó a la formación de Belarra del Gobierno. Y esa decisión no hizo sino alimentar las hostilidades.
"No hay que enredar"
No obstante, no todos tienen la misma percepción en el entorno del presidente de cuál puede ser el futuro del espacio sin Díaz. "La verdad es que no tenemos ni idea de si su marcha puede ayudar a tender puentes con Belarra", señala un integrante del círculo de confianza de Sánchez. "Iremos viendo", añade. "¿Quién lo sabe?", se pregunta otro ministro. "No hay que enredar. Ante todo, mucha calma", recomienda otra integrante del Gobierno muy cercana al líder socialista.
En una o dos semanas, Sumar elegirá a su nuevo coordinador general. En el PSOE, son conscientes de que dos de los nombres que afloran son los de Ernest Urtasun, actual portavoz del partido y ministro de Cultura, e Íñigo Errejón, portavoz en el Congreso. Algunos perciben al primero como una persona "competente" para afrontar la nueva etapa, mientras que Errejón, aunque es reconocido como dirigente "inteligente" y hábil parlamentario, adolecería de dotes de gestión orgánica, sobre todo porque su ruptura pasada con Pablo Iglesias —que le llevó primero a dejar Podemos y después a montar Más Madrid y Más País—, le invalidaría para el acercamiento con los morados.
Otros dirigentes cercanos al presidente admiten que no saben cuál puede ser el futuro de Sumar sin Díaz: "Iremos viendo". "Sumar y Podemos se odian, y es un problemón", señalan en Ferraz
En realidad, el camino a partir de ahora es incierto. Y no es nada seguro que concluya con éxito. Como reconocen en Ferraz, "Sumar y Podemos se odian, y eso es un problemón". Pero los socialistas presionan para la unión porque en unas generales —que no prevén antes de tres años, pero dada la inestabilidad de la legislatura es imposible predecir nada— el sistema electoral castiga enormemente la división de los bloques. Sánchez pudo salvar el Gobierno por la fortaleza de su partido y el correcto desempeño de Sumar. Pero si la izquierda concurre en tres candidaturas, el Ejecutivo, calculan, se puede dar casi por perdido de antemano. En el cuartel general creen que una pata importante será la de Izquierda Unida, cuyo nuevo coordinador federal, Antonio Maíllo, puede "llevar la batuta", porque la formación es el partido que tiene más capilaridad y estructura en Sumar. "Lo que está claro es que por separado no vamos a ningún sitio", subrayan.
Antes del 9-J, los socialistas ya preveían que Díaz tendría dificultades para superar la prueba. Ellos eran conscientes de que estaban absorbiendo votos de Sumar, y que ella estaba perdiendo apoyos a favor de Podemos, pero aseguraban que no les importaba demasiado porque en unas europeas la circunscripción es única y no hay barrera electoral, así que ningún voto se tira. Pero en unas generales, la circunscripción provincial mataría a una izquierda dividida en tres —como también penalizó a una derecha partida en tres, entre PP, Vox y Ciudadanos—. "Dispersar fuerzas es, en términos electorales, un error", recordaba este lunes en el mismo sentido el ministro de Agricultura, Luis Planas, en un almuerzo organizado por el Club Siglo XXI.
Los socialistas empujan para la reconciliación de Sumar y Podemos: "Dispersar fuerzas es, en términos electorales, un error", asevera Planas
Los resultados del 9-J fueron malos sin paliativos para Sumar: tres escaños, 811.545 votos, quinta fuerza, en toda España. Un 4,65% de los apoyos. Apenas 10.782 papeletas por encima de Se Acabó La Fiesta, la agrupación de electores capitaneada por el agitador ultra Alvise Pérez, también con tres actas. Ellos fueron quintos y Podemos, sextos, con 571.902 apoyos, un 3,28% y dos eurodiputados. Díaz se quedó muy lejos de sus expectativas y demasiado cerca de sus adversarios de Podemos. Un cóctel que ha acabado descabalgándola de la coordinación general de su partido apenas dos meses después de llegar oficialmente a ella.
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