Es una reforma profunda que afecta al modelo penitenciario, al concepto de la reinserción y a la propia infraestructura de las prisiones en Euskadi. Comenzó en octubre de 2021, cuando el Gobierno vasco asumió la competencia de prisiones. Desde entonces la Administración vasca ha ido implantando su sello, su estilo, a través modificaciones, no sólo en su política penitenciaria sino en la orientación de sus medidas de reinserción para los alrededor de 1.600 presos que cumplen condena en las tres cárceles de Euskadi. La última, es la adquisición de televisores nuevos para las celdas de todos los internos. Serán 1.280 terminales con los que renovar las pantallas antiguas existentes e incorporar unidades en las muchas celdas y zonas comunes en las que no existen.
Los responsables de la Consejería de Justicia explican en la justificación del contrato para la compra de televisores que se trata de una herramienta muy útil para los presos: “Pueden aprender muchas cosas interesantes en el caso de ver programas educativos”, señalan en la motivación. Añaden que introducir televisores en las celdas también es interesante porque les permite “estar al día de suceso que pasan en las noticias”. Además, aseguran que ver la televisión les permitirá “enriquecer su lenguaje”.
Recuerdan que los internos pasan muchas horas en el interior de las celdas y poder contar con un televisor supone un elemento de distracción, especialmente por las noches, con lo que se mejora su nivel anímico, “psíquico y de integración social”. Avances gracias a los televisores en las celdas a los que concede gran transcendencia en “la tarea de reeducación y reinserción social”. La Ley General Penitenciaria establece que las administraciones competentes en materia carcelaria deberán velar por la “vida, integridad y salud de los internos” y que para ello deberán disponer de los “servicios idóneos, dormitorios individuales” y una serie de servicios para hacer más llevadera y fructífera su estancia en prisión.
Instalaciones modernas
En el plazo de dos meses se adquirirán un millar de televisores de 23 pulgadas para la cárcel de Zaballa, en Alava, 47 para la prisión de Basauri, en Bizkaia. En el caso de la cárcel de Martutene la compra será de 150 pantallas de 40 pulgadas. Además, se adquirirán otro centenar de televisores de entre 32 a 50 pulgadas que se distribuirán por los tres centros penitenciarios. Una compra que supondrá el pago de 235.484 euros. Se establece con el tipo de televisores que se instalen podrán ser controlados con mandos a control “maestros”, ser sustituidos por mandos a distancia tipo ‘joystick’ o con mecanismos para limitar el volumen.
En los últimos meses el proceso de mejora de las condiciones de vida de los internos se ha ido intensificando con la renovación de aspectos como los propios colchones de las celdas, la renovación del mobiliario o la mejora de algunas instalaciones de las prisiones, como el gimnasio, donde, por ejemplo, se han adquirido máquinas de fitness, entre otros elementos.
La prisión de Zaballa es la más moderna de las tres que ahora funcionan en el País Vasco. Se trata de una instalación moderna, con celdas más amplias -13 metros cuadrados- e individuales y en la que sus instalaciones, como la piscina cubierta, la sitúan entre las mejores de España. Inaugurada en 2011, cuenta con frontón, campo de fútbol, polideportivo, sala de conferencias, de proyecciones, de instrumentos musicales y biblioteca. Además, en Gipuzkoa se construye la prisión de Zubieta que sustituirá a la prisión de Martutene y que se convertirá en un complejo con todas las modernidades y avances.
'Modelo vasco' de prisiones
El llamado ‘modelo vasco’ de política penitenciaria sitúa la reinserción social en el centro de su política penitenciaria. En ella, la formación y preparación de los internos, con talleres y cursos, y ahora facilitándoles el acceso televisivo al exterior y a programas que puedan resultar educativos se incorpora al plan de medidas.
Lo hace con un plan que contempla casi un centenar de acciones que implican a todas las instituciones vascas. En este sistema que priorizará ‘socializar’ a los reclusos a su salida de la cárcel. En este camino se aspira a implicar también al tejido empresarial vasco con el que se quiere contar para que facilite el acceso al trabajo de los internos a través de la agencia ‘Aukerak’ que facilita ese tránsito desde la prisión a un ámbito laboral. Esos procesos están dirigidos a todo tipo de reclusos, incluidos los de ETA.
Esta ‘red’ de apoyo y el programa implica a las áreas de Vivienda, Sanidad, Educación, Trabajo y Servicios Sociales de los ayuntamientos, diputaciones y del Gobierno vasco. El proceso comienza durante la primera etapa de privación de libertad y continúa en fases posteriores en régimen abierto. Incluso seguirá con un acompañamiento una vez fuera de prisión. Así, se plantea “infundir en la sociedad la comprensión de que las personas presas son ciudadanas como el resto”. Una de las fórmulas con las que se quiere lograr es acreditando “empíricamente” que lograr una reinserción real de los presos permite “vivir con seguridad”.
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