Pasó el 9-J. ¿La legislatura ya puede entonces arrancar? No es tan fácil la respuesta a esa pregunta. Ni mucho menos. Porque primero ha de desanudarse la gobernabilidad en Cataluña. Es la pieza clave del tablero, la llave que abre otras muchas puertas para Pedro Sánchez, empezando por la de los Presupuestos de 2025. O la de la reordenación interna en el PSOE. El Gobierno y el partido miran a Cataluña, con la confianza en que Salvador Illa sea investido president, antes o después. Pero no está claro y podría haber urnas autonómicas en el otoño, y si eso ocurriera España volvería a sufrir un paréntesis, un parón. Otro más en un mandato que está siendo, como se esperaba, mucho más complicado para el Ejecutivo, por su fragilidad parlamentaria y su dependencia de Junts.
No es Cataluña, no obstante, el único frente que ha despejarse en las próximas semanas o meses. También Sumar ha entrado en un proceso de reconstrucción, y el PSOE necesita que se ponga a punto y que intente el acercamiento a Podemos ahora que Yolanda Díaz deja las riendas del partido para centrarse en su tarea en el Gobierno. Lo que sigue es una guía de las batallas que aún le quedan a Sánchez por resolver, aunque no todo depende de él.
Cataluña, a expensas de la estrategia de Junts
El lunes, el primer tanto en la nueva legislatura catalana se lo anotó Junts y no el PSC, la fuerza que ganó las elecciones del 12 de mayo y que consiguió 42 escaños y el 27,96% de los votos. Los posconvergentes auparon a la presidencia del Parlament, con apoyo de ERC y de la CUP, a Josep Rull. Los socialistas habían ofrecido a los republicanos la jefatura de la Cámara, como admitió este martes en Cafè d'idees (La 2 y Ràdio 4), pero ellos primaron la configuración de una "Mesa antirrepresiva". Junts consiguió dos puestos —la presidencia para Rull y la primera secretaría, Glòria Freixa—, y ERC otros dos —la vicepresidencia primera (Raquel Sans) y la segunda secretaría (Juli Fernàndez)—, mientras que el PSC quedó relegado con tres asientos —la vicepresidencia segunda (David Pérez) y las secretarías tercera y cuarta (Rosa Maria Ibarra y Judit Alcalá)—. Los independentistas, pues, tienen mayoría absoluta en la Mesa. Y Junts, con Rull como presidente, tendrá el manejo de los tiempos y la potestad para postular un candidato a la investidura.
El Gobierno cree que si ERC apoyó a Junts en la Mesa lo hizo para "equilibrar", para "compensar", para satisfacer a las dos almas de sus bases: dar el Parlament a Puigdemont y el Govern a Illa
En el Gobierno, y también en el PSC, no creen que todo esté perdido para Illa. Desde el equipo de Sánchez interpretan la decisión de ERC de apoyar a Junts para la Mesa como un simple "gesto" hacia su parroquia, dada su debilidad interna tras las autonómicas —cayó de 33 a 20 escaños— y las europeas —bajó 6,40 puntos—. Se trató, deducen en el Gobierno, de una suerte de "equilibrio", para "compensar". Un juego a dos bandas, en definitiva: dar la Mesa a Junts y, a la postre, el Govern a Illa, también para evitar que este acumule demasiado poder. Los socialistas interpretan que así ERC puede contentar a las dos almas de su electorado, la más proclive a pactar con los posconvergentes y la más partidaria de tender puentes con el PSC.
Los socialistas, en Madrid y en Cataluña, siguen pensando que es más probable el escenario de investidura de Illa que el de repetición electoral, aunque este último no lo consideran totalmente "descartable". "Para ERC, ir de nuevo a unos comicios sería un verdadero suicidio", resume un parlamentario del PSC. Pero los republicanos han venido asegurando que no temen a las urnas y, en todo caso, la última palabra la tendrán sus bases en una consulta. Su línea roja es un modelo de financiación singular para Cataluña.
Este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, rehusó zaherir a ERC. Expresó su "máximo respeto a las decisiones del Parlament". Pero sí advirtió, una y otra vez, de que "todos los caminos llevan a Salvador Illa". Es decir, que solo hay una mayoría de Gobierno posible. Una. Y pasa por que el líder del PSC sea el president y reciba el apoyo de comunes y ERC. Illa reiteró en Cafè d'idees que no se abstendrá para hacer a Carles Puigdemont jefe del Govern.
El Ejecutivo esquiva por ahora el recurso contra el voto por delegación de Puigdemont y Puig que autorizó la Mesa de Edad de la Cámara catalana
También como gesto, el Gobierno esquiva por ahora recurrir la decisión de la Mesa de Edad del Parlament —compuesta por un diputado de Junts, otro de ERC y otro de Vox— de aceptar el voto delegado de los huidos Carles Puigdemont y Lluís Puig, en contra del criterio del Tribunal Constitucional. Alegría señaló que la sentencia del TC "es muy clara", en el sentido de que invalidó el voto telemático de Puig en la pasada legislatura. Pero a renglón seguido añadió que el PSC no formó parte de esa Mesa de Edad. El Ejecutivo podría impugnar esa decisión ante el tribunal de garantías —así lo ha hecho en otras ocasiones cuando consideraba que actos de las instituciones catalanas se saltaban la legalidad y la Carta Magna—, pero rehúsa hacerlo. Al menos, por ahora. "Además, el TC sabe cómo ejecutar sus propias sentencias", aducían fuentes oficiales de la Moncloa.
Rull comenzará la semana próxima la ronda de contactos con los grupos para proponer un candidato a la investidura, que deberá celebrarse antes del 25 de junio. Puede postular a Puigdemont, Illa o bien formalizar un "acto equivalente" para comunicar a la Cámara la inexistencia de una candidatura efectiva. Ese acto tendría el mismo valor que una primera votación fallida de investidura y serviría para poner la cuenta atrás en marcha. En dos meses, hasta el 25 de agosto como máximo, el Parlament debería elegir nuevo president de la Generalitat, y de lo contrario Cataluña acudiría a las urnas en octubre.
El Gobierno necesita que Illa sea investido para lograr que la legislatura coja vuelo. Con él ya en el Govern, podrá retomar la relación con ERC y Junts, con la esperanza de que opten por sostenerlo en la Moncloa y apoyen los Presupuestos de 2025, la tabla de salvación que necesita Sánchez para dar una perspectiva de continuidad a la legislatura. Pero si Cataluña se encamina hacia unas nuevas elecciones, el Ejecutivo tendría que renunciar a poder tramitar en tiempo y forma las cuentas del año próximo. Se vería obligado a postergar su aprobación. Un golpe después de que, precisamente por el adelanto electoral del 12-M, tuviera que renunciar a los Presupuestos de 2024.
Los socialistas preparan para antes del verano un paquete de medidas de regeneración democrática, prometidas por el presidente
Desde que Sánchez fue investido en noviembre, el Gobierno solo ha logrado convalidar dos reales decretos leyes —otro más fue tumbado por Podemos— y aprobar dos leyes —la de amnistía, desde este martes 11 de junio en el BOE, y la de enseñanzas artísticas—, un dato que da buena cuenta de la ralentización de la actividad legislativa, consecuencia de la dificultad del Ejecutivo de coalición para trenzar alianzas. El presidente, por tanto, necesita, para que la legislatura empiece a tomar velocidad de crucero, que la estabilidad también llegue a Cataluña, y eso pasa, defienden los socialistas, por la elección de Illa como president. El desbloqueo en Cataluña propiciaría, en consecuencia, el desbloqueo de la legislatura en el Congreso.
Pero Sánchez, obviamente, no juega solo. Junts podría jugar a postular a Illa a finales de junio para que se estrelle y para que, mientras, Puigdemont gane tiempo, dado que no está claro si el Supremo acabará alzando la orden de detención contra él y si entenderá que su caso es amnistiable. Si Rull apura los plazos y señala la investidura de Puigdemont a finales de agosto, podría evitar que Illa se sometiese a una elección efectiva para forzar la repetición electoral, el escenario que los posconvergentes persiguen. Todo dependerá, en buena medida, de la aplicación de la amnistía, la ley que es clave de bóveda de esta legislatura tan intrincada.
Para el PSC, era una buena señal que este martes por la noche se cerrara el acuerdo con ERC para gobernar juntos el Ayuntamiento de Barcelona, bajo el mando de Jaume Collboni. La militancia republicana lo votará el jueves. Ambas fuerzas ya habían alcanzado un pacto presupuestario, y eso abrió la puerta a la entrada de ERC al Ejecutivo municipal, que no se concretó por el anticipo de las autonómicas.
No solo los Presupuestos permitirán recobrar el pulso de la legislatura. Los socialistas preparan también un paquete de medidas de regeneración democrática, prometidas por el presidente tras su periodo de reflexión de cinco días, y se presentarán, en principio, antes de las vacaciones de verano.
La recomposición de Sumar
Las elecciones europeas del 9-J provocaron este lunes una primera dimisión, la de Yolanda Díaz como coordinadora general de Sumar. El partido tendrá que elegir nuevo líder en los próximos días, pero ella seguirá en el Ejecutivo como vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social. Y se mantendrá como interlocutora de Sánchez y como presidenta del grupo parlamentario en el Congreso. Tanto el ala socialista del Gobierno como los ministros de Sumar subrayaron este martes el mensaje de "máxima estabilidad" institucional. Es decir, que la marcha de Díaz no afectará a la dinámica del bipartito.
Díaz se mantendrá como la interlocutora de Sumar con el presidente y continuará al mando del grupo parlamentario en el Congreso
Fuentes próximas a Sánchez señalaban que la renuncia de la vicepresidenta al liderazgo de Sumar no supone ninguna "incertidumbre" para el Gobierno. "Y el Consejo de Ministros de este martes transcurrió con normalidad. A ella nunca le gustó la parte orgánica", indicaban.
El ala socialista del Ejecutivo entiende que será a partir de ahora cuando deberá definirse el papel de Sumar, si se asienta como un partido o más bien es un artefacto político distinto, una coalición de partidos en el que estos tengan una mayor participación en la toma de decisiones y se vean mejor representados. Pero lo que persigue el PSOE es que Sumar acabe recomponiendo su alianza con Podemos, porque si la izquierda concurre en unas siguientes generales —en teoría, dentro de tres años, ya que no se contempla un anticipo electoral—, no habrá forma de reeditar la coalición progresista.
En la Moncloa saludan como positivo que Maíllo, líder de IU, apuntase la necesidad de retomar las conversaciones con Podemos
Desde el entorno del presidente, como informaba este diario, entienden como positiva la marcha de Díaz para acelerar la reconstrucción de los puentes con Podemos, porque ahora ambas formaciones tienen tres años por delante para limar asperezas. Y saludan como un gesto en la buena dirección que Antonio Maíllo, nuevo líder de IU —la formación más vertebrada y con más capilaridad territorial dentro del contenedor de Sumar—, apuntase en la SER la necesidad de retomar las conversaciones con los morados.
Los socialistas, no obstante, asumen que el camino será complicado por las "enemistades personales", pero confían en que llegue a buen puerto. La virtualidad de Sumar, recuerdan, era aunar a toda la izquierda, y ese proyecto "quedó descabalgado con la salida de Podemos". "El momento elegido por Yolanda, por tanto, no es malo. Es adecuado. Es positivo para que ese espacio marche unido, cohesionado, y no desperdicie votos", precisan en el primer anillo de poder del presidente.
Madrid y Andalucía y la reordenación del PSOE
El presidente trasladó a su ejecutiva federal del lunes su inquietud por algunos datos de las elecciones europeas. Explicó que, dado que en estas hay una única circunscripción, es clave cuál es el desempeño del partido en las cuatro comunidades más pobladas: Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía y Madrid. En la primera, el PSC firmó otro resultado excepcional: un 30,63% de los votos —por encima de la media nacional, del 30,18%, y por encima de su resultado en las autonómicas del 12-M: 27,96%— y 12,61 puntos de la segunda fuerza, Junts. En Cataluña, el PSC sacó al PP 402.903 papeletas. Una ventaja fundamental que le permitió compensar el saldo negativo en otros territorios.
Sánchez expuso ante su cúpula la importancia de cuatro territorios en estas elecciones: Cataluña, donde el PSC arrasó; Valencia, que aprobó el examen, y Andalucía y Madrid, con malos datos
En la Comunitat Valenciana, la diferencia a favor del PP fue de 4,45 puntos (35,86% frente a 31,41%) y de 87.402 sufragios. La competición, según la lectura de Ferraz, no fue demasiado negativa y probaría que ha funcionado bien el relevo de Ximo Puig por la ministra de Ciencia, Diana Morant. Pero el problema de fondo, según verbalizó explícitamente Sánchez, se halla en Andalucía y Madrid. En ambas comunidades los resultados, cuentan en su entorno, fueron malos, lo que exige reforzar ambas direcciones, "trabajar más a fondo" con las dos federaciones. Pero, hoy por hoy, no se plantea Ferraz para ninguna de las dos el relevo de sus líderes, Juan Espadas y Juan Lobato. Pero ninguno está blindado, remarcan, de cara a los próximos procesos de primarias. Es decir, que si tienen oponentes, la dirección federal no los frenará.
Andalucía y Madrid son la primera y la tercera comunidad con más población. La segunda es, obviamente, Cataluña. El PSOE-A consiguió un 32,16% de los votos, por el 37,87% del PP. 5,71 puntos de ventaja. Aportaron los socialistas andaluces 935.603 papeletas a la bolsa común —y no es poco, porque el PSOE obtuvo en toda España 5.261.293 sufragios—. Se quedó a 165.857 votos del PP (1.101.460). En el caso de Madrid, las cifras son aún más preocupantes. Los populares cosecharon el 40,69% de los apoyos, por el 28,15% del PSOE-M. 12,54 puntos de brecha. La diferencia fue de 348.762 votos a favor del PP. La mitad de las 701.781 papeletas que la formación de Alberto Núñez Feijóo sacó al PSOE el 9-J en toda España.
¿Cómo salvar la brecha con el PP? "Trabajando a fondo en ambas federaciones. Nadie está cuestionando en Ferraz los liderazgos de Juan Espadas y Juan Lobato", dicen en Ferraz
Los números han obligado a Ferraz a reflexionar. A tener claro que hay que actuar. Madrid, explican en el puente de mando, tiene muchísima fuerza no solo porque están las sedes nacionales de los partidos, sino "las sedes sociales de muchos protagonistas": de empresas, de medios de comunicación, de grupos de poder... que conforman la opinión y que de ahí irradian al conjunto del país. Madrid, según el análisis de Ferraz, es la que enciende la caldera de la "máquina del fango" que tanto cita el presidente.
"Lo que se ha trasladado es la inquietud por lo que sucede en ambas comunidades porque ambos territorios importan mucho en el conjunto nacional. Lo que es de agradecer es que el partido no se conforme. Los resultados del domingo son muy meritorios pero tenemos aspiración de ganar. Y es necesario mejorar los datos. ¿Cómo? Trabajando a fondo en ambas federaciones. Nadie está cuestionando en Ferraz los liderazgos de Juan Espadas y Juan Lobato", sostienen en la dirección federal.
Los relevos orgánicos, recuerdan las mismas fuentes, se abordan en los congresos del partido. Y no ha llegado el momento. El PSOE puede celebrar su 41º Congreso Federal a partir de octubre de 2024, cuando se hayan cumplido tres años del anterior, que tuvo lugar en Valencia. Pero hasta que no se despeje la gobernabilidad en Cataluña Ferraz no podrá organizar su calendario interno. En principio, la cúpula maneja la primavera de 2025 para el cónclave federal, que desencadenará la celebración en cascada de todos los congresos regionales, provinciales y locales. "Cada territorio tendrá que hacer su propia reflexión. Lo que sí es verdad es que allí donde no gobernamos habrá primarias si hay más de un candidato", indican en la dirección de Sánchez. Es decir, que ni Lobato en Madrid ni Espadas en Andalucía gozarán de protección especial.
Los dos secretarios regionales han defendido en los últimos dos días sus resultados. Espadas reivindica que su distancia con el PP es semejante a la de las generales (entonces fue de 2,93 puntos), "y entonces se consideró que el PSOE-A había salvado los resultados en toda España". El líder del partido, que es también portavoz en el Senado, subraya que goza de apoyo orgánico interno y del respaldo de Ferraz, y pretende repetir como candidato en las autonómicas de 2026. Sus críticos, aducen en su círculo, no tienen poder orgánico y están ligados a la anterior secretaria general, Susana Díaz.
Espadas y Lobato reivindican sus datos del 9-J, pero ambos tienen sectores críticos en sus federaciones, aunque no rivales claros para cuando se abran los procesos congresuales
Pero lo cierto es que sí hay dirigentes con mucho aparato detrás que consideran que Espadas "no tira" y que hay que pensar en su relevo. Por eso, consideran que si Ferraz decidiera llevar el congreso federal al otoño de 2025, entonces el PSOE-A tendría que celebrar antes o un cónclave extraordinario o bien unas primarias para elegir a su candidato a la Junta (como sucedió en 2021, cuando Espadas relevó a Díaz). El argumento es que hay que llegar a tiempo, sobre todo por si el jefe del Ejecutivo andaluz, el popular Juanma Moreno, decidiese adelantar unos meses los comicios, que tocarían en junio de 2026. No obstante, Espadas no tendría, en todo caso, un sucesor evidente. La alternativa que siempre se cita es la de la vicepresidenta segunda del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, pero hasta ahora ella se ha negado a volver a Andalucía, porque considera su etapa regional concluida. Ella es, además, una dirigente fundamental en el equipo de Sánchez.
Lobato, por su parte, ha esgrimido que el PSOE-M mejoró sus resultados respecto a las generales: pasó del 27,84% de julio de 2023 al 28,15% del 9-J. Apenas 0,31 puntos. Pero hace un año Sumar tenía el 15,46% de los sufragios, y el pasado domingo cosechó el 5,80%. Es decir, que del bajón de los de Yolanda Díaz no rebañó apenas apoyos el PSOE. A su favor tiene que lleva menos de tres años en el cargo y que la cúpula entendió que debía asentar liderazgos y no quemarlos con cada elección.
Está pendiente la renovación interna en varios territorios, especialmente en los que sus barones perdieron sus gobiernos hace un año
En la federación madrileña, sin embargo, hay malestar con Lobato por sus críticas a la estrategia del Gobierno y de Ferraz —él mismo ha explicitado sus resistencias a la ley de amnistía—, "cuando no tiene el poder de Emiliano García-Page", el presidente de Castilla-La Mancha, que cuenta con mayoría absoluta en su comunidad. Circula la posibilidad de que pudiera encontrar como oponente a Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada. Ambos se enfrentaron en 2021 en primarias, y ganó Lobato por el respaldo de Ferraz. Ahora, la cúpula federal no ve al regidor fuenlabreño con malos ojos.
El PSOE tiene pendientes la renovación interna en varios territorios, especialmente en los que sus barones perdieron sus gobiernos hace un año. En el punto de mira está Concha Andreu (La Rioja) y, desde luego, Javier Lambán (Aragón), tan distante de Ferraz y la Moncloa como Page. Francina Armengol (Baleares) y Ángel Víctor Torres (Canarias) tienen vía libre para repetir si quieren. En Valencia y Extremadura ya se consumó el relevo de Ximo Puig por Diana Morant y de Guillermo Fernández Vara por Miguel Ángel Gallardo.
Sánchez tiene frentes por despejar. Pero la primera incógnita a resolver era y es una: Cataluña.
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