Es sólo un roble pero hoy será el más fotografiado del país. Lo hará por ser algo más que raíces, ramas y hojas. El ‘Arbol de Gernika’ es un elemento que rezuma historia, simbolismo e incluso tintes casi espirituales para el nacionalismo. Bajo su sombra juran el cargo los lehendakaris y diputados generales de Bizkaia. Hoy lo hará el sexto lehendakari. Imanol Pradales no será oficialmente merecedor de la ‘makila’ de mando hasta que no rinda pleitesía al viejo roble de Gernika. Pero, ¿por qué los lehendakaris juran el cargo ante ese árbol?
La historia relata que por sus ramas corre savia antigua, savia de fueros. Es lo que tiene ser un retoño de los antecesores en torno a los cuales muchos siglos atrás dieron cobijó a quienes en ese lugar y sus alrededores decidían normas, leyes y acuerdos relevante. En la Anteiglesia de Gernika se recuerda que antes hubo un paraje denominado Gernikazarra en el que existía un robledar junto a una ermita. Fue el lugar escogido por algunos de los ‘señores de Vizcaya’ para celebrar sus encuentros, sus asambleas, en las que discutir y acordar los problemas y necesidades. En otros lugares otros hacían lo mismo, encontrarse junto a un roble para abordar sus problemas.
La tradición cuenta que fue el de Gernika el que más relevancia adquirió, el que finalmente se acordó que sería el punto de encuentro de toda Vizcaya y al que todos los señores enviarían a sus representantes. En su ermita, la de Santa María La Antigua, se estableció que sería el lugar en el que celebraría misa antes de sus encuentros y en el que jurarían lealtad a las normas y leyes aprobadas, a los fueros, por los que se regían en todo el territorio.
El 'viejo roble' de 144 años
Aquel roble no vivió para siempre. Le sucedieron sus retoños y la costumbre se mantuvo; reunirse, acordar y jurar ante él y junto a la ermita. El que hoy presidirá el acto institucional en Gernika es el cuarto roble de su estirpe. A este ejemplar será la tercera ocasión en la que un lehendakari le rinda pleitesía. Lo hizo Urkullu en 2016 y 2020. Este ‘Arbol de Gernika’ fue plantado en 2015 como una suerte de sucesor de la ‘monarquía arbórea’ de los fueros.
Antes hubo tres antecesores conocidos, documentados. El mayor, su ‘bisabuelo’, está expuesto a pocos metros, en una suerte de templete columnario. Es un tronco seco y simbólico que permaneció en el lugar que hoy rodearan autoridades y protocolos en Gernika en la toma de posesión de un lehendakari. A su sombra se vivieron grandes momentos, no en vano estuvo plantado 144 años, entre 1860 y 2004. A su muerte, un retoño intentó seguir tan larga trayectoria. Lo hizo sin mucho éxito. Bastó una sequía más prolongada de lo habitual y un hongo para morir una década después. Su reemplazo lleva casi diez años representando el símbolo de los fueros que las instituciones y partidos vascos tanto respetan.
Hoy aquella ermita es la Casa de Juntas de Gernika, a la que se le añadieron edificios, y el Árbol sobre el que jurará su cargo Pradales luce saludable. El origen de los fueros no está claro, -la tradición lo sitúa en 1330-, pero sí que surgieron siglos antes de su desaparición como tales en 1876, tras la III Guerra Carlista. Después, un nuevo acuerdo con la monarquía abrió la puerta al origen del Concierto Económico vasco. El reconocimiento de los fueros y con ellos del Concierto lo anuló Franco durante la dictadura en Bizkaia y Gipuzkoa, -consideradas provincias ‘traidoras’- pero no en Alava. Tras la reinstauración de la democracia, el País Vasco recuperó el Concierto y el reconocimiento histórico de los fueros.
450 retoños por el mundo
A Urkullu esta semana de despedida le han regalado un retoño de casi cinco años de antigüedad. Un símbolo de “libertad y democracia”, aseguró la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui. En los últimos años, el simbolismo de este roble el Gobierno vasco lo ha difundido por todo el mundo con la plantación de 450 ejemplares en lugares como el Campos de Concentración de Auschwitz, en Estrasburgo o en la zona cero de New York.
Es la materialización del significado que el autor del himno al roble centenario expresó: “Gernikako arbola da bedeinkatua, Euskaldunen artean guztiz maitatua. Eman ta zabal zazu munduan frutua adoratzen zaitugu arbola santua…” (El árbol de Gernika es símbolo bendito que ama todo vasco con entrañable amor. Árbol santo, propaga tu fruto por el mundo mientras te tributamos ferviente admiración). Fue el bardo José María Iparragirre, nacido en Urretxu (Gipuzkoa) en 1820 quien escribió este himno que aún hoy se recuerda en los actos institucionales que acoge el viejo roble de los fueros vascos.
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