Desde Madrid, Bambú y los principales liderazgos de Vox trasladan su total respaldo al president del Parlament balear, Gabriel Le Senne, después de que este rompiese una fotografía de una víctima del franquismo, sin intencionalidad, ha dicho, durante el pleno que inició los trámites este martes para derogar la ley de Memoria Democrática autonómica. Se sigue así las directrices nacionales y activando ese compromiso también en las islas, como en Aragón o en la Comunidad Valenciana, arrancados al PP para desbloquear las investiduras. Ese cierre de filas se incrementa ahora que el Gobierno central ha llevado a la Fiscalía el suceso para ver si se ha constituido un delito de odio u "otra tipificación de orden penal".
Esa denuncia, anunciada por el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, de tener recorrido y en su punto más extremo, puede saldarse con la inhabilitación de Le Senne para ocupar cargo público. Aunque puede tardar bastante tiempo y llegar, de ser así, a mitad del mandato o en el último año en Baleares. Los delitos de odio, según los artículos 510 y 511 del Código Penal están castigados con hasta cuatro años de prisión en función de la gravedad de los hechos y, esa inhabilitación va inherente por un tiempo que puede variar entre tres y diez años. Ante ello, Le Senne se muestra tranquilo ante lo que considera que es "un chantaje" del Ejecutivo para "tapar sus escándalos" o "los de su presidente" Pedro Sánchez. Lo ha hecho en varias declaraciones a finales de esta semana, en las que ha reconocido, también a través de un comunicado, que se enfadó y "actuó como no debía", pero que "ni mucho menos" lo hizo "por odio a ninguna víctima".
La tranquilidad también recae en que en lo que respecta del PP. El partido del Govern ha terminado, en palabras de la presidenta Marga Prohens, criticando lo sucedido y pidiendo estar a la altura de lo que se espera de los representantes públicos. Pero en Vox saben que la necesidad de apoyo externo para poder seguir contando con una mayoría clara blinda a Le Senne contra cualquier intento político de cese tras posibles presiones públicas y mediáticas. Ahora bien, de producirse esa inhabilitación, Vox tendrá un problema para encontrar un perfil más fiel que Le Senne a Madrid, dado que el grupo está dividido en tres facciones. Él es el engranaje más próximo a Bambú y a la coordinadora de Acción Política, la castellano y leonesa Montserrat Lluís.
Fieles, díscolos y ajenos ya a la marca
Fuentes próximas a Vox en Baleares comentan a El Independiente la realidad en la que estaría el grupo parlamentario, disgregado en tres corrientes desde el cisma abierto a finales del año pasado. No ideológicas o políticas, pero sí de intereses particulares. Hay que recordar que entre octubre y noviembre quedaron patentes división de criterios y opiniones entre el grupo parlamentario de Vox Baleares —actuando de forma autónoma a la estructura autonómica— cuando se condicionó territorialmente la aprobación del techo de gasto del PP, y por ende su estabilidad gubernamental, a impulsar en ese momento la protección del castellano y la libre elección de la lengua en las aulas. En desacuerdo, uno de los ocho diputados regionales electos, Francisco Cardona, que tras mostrar su disconformidad y alinearse con Madrid fue destituido de portavoz adjunto y, después, abandonó el grupo y recaló en el de no inscritos, donde sigue.
Los siete restantes se mantuvieron. En la postura díscola con Bambú, reclamando independencia territorial y criticando su permanente "control", estaban cinco: la portavoz Idoia Ribas, su nuevo segundo Sergio Rodríguez, Manuela Cañadas, María José Verdú y Agustín Buades. En la línea oficialista de Cardona estaban Le Senne y la presidenta de Vox Baleares, Patricia de las Heras, quien ejerciese en la XIV Legislatura como diputada nacional. Ella sería el relevo natural de Le Senne, pero sus competencias regionales dificultan ese paso por sobrecarga de competencias. También está la opción de la persona que entraría por Vox al correr la lista. Es María Paz Pérez Barceló, concejala del consell de Mallorca por Vox. Finalmente, se alcanzó un consenso entre ellos y el secretario general, Ignacio Garriga, que calmó las aguas y desbloqueó los presupuestos vigentes. Duró poco la tregua.
María Paz Pérez, concejala del consell de Mallorca sería la diputada entrante en el Parlament si Le Senne es inhabilitado o cesado
Los díscolos, en enero, abrieron otra brecha interna, al solicitar a la Mesa del Parlament la expulsión de Le Senne y De las Heras del partido, y tomar el control total de la actividad del grupo y sus recursos. Un motín respecto al mandato de los de Santiago Abascal. Tanto Le Senne como De las Heras, días antes, habían acudido a Madrid, a apoyar al nuevo Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Vox entrante con la renovación hasta 2028 de la presidencia de Abascal. La Mesa, presidida por Le Senne, desestimó las peticiones por considerar los letrados improcedentes los procedimientos. Y, tras caldearse el ambiente y un viaje de Garriga a Palma de Mallorca para una reunión de trabajo, se avanzó en una nueva tregua pública.
De hecho, Vox, el 8 de febrero dio por resuelta y cerrada la crisis que se venía arrastrando y suspendió los procedimientos internos para expulsar a los cinco díscolos. Tras un periodo de silencio prolongado hasta mediados de abril, cuando sorpresivamente Ribas, Buades y Rodríguez dimitían de todos sus cargos internos manteniéndose en el grupo. La razón: el impulso de una nueva entidad civil, Avanza en Libertad, que requería, dijeron, toda su atención y dedicación. Eso dio paso a un relevo, en la dirección del grupo, con Cañadas electa como portavoz y Verdú como su adjunta. Y se esbozó, pese a todo, una foto grupal que reflejase la aparente reconciliación. Se apunta decisión propia de los dimitidos, y no condicionada por Madrid. Ahora, transcurridos dos meses más tras el acontecimiento y otros ocho desde el detonante por la lengua, destacan las fuentes consultadas, el grupo sigue con la herida abierta y presenta tres facciones. Dos que conviven por conveniencia y una tercera que está ajena ya a todo lo orgánico.
La primera, la fiel a Madrid, la lideran los ya mencionados Le Senne y De las Heras. Le Senne, como ya ha publicado este medio, vendría a estar tutelado en toda su actividad por su equipo y gabinete de prensa, conformado por figuras próximas a Bambú como el exjefe de gabinete de Garriga, Jordi Aguiló, y Ricardo Camuñas, el yerno de Julio Ariza, del Grupo Intereconomía. Hay un nexo también con él, que es la membresía en el Opus, con otras figuras como los asesores Luis Sanchis o Carla Sarabia, exponen dichas fuentes.
En el caso de De las Heras, ésta, pese a su cargo como coordinadora autonómica, se sentiría desplazada por la dirección nacional. "No pinta nada en lo interno", apuntan. Pertenece al sector liberal, el que ha sido "purgado casi por completo", ese afín a Iván Espinosa de los Monteros y al grupo de los 52 diputados que se reunió en el restaurante Fortuny de Madrid. Curiosamente, el exportavoz de desmarcaba de la posición del partido respecto a la firma del Rey de la amnistía. Y la solicitud de Pepa Millán desde el Congreso para que hubiese una respuesta. Meter a Felipe VI en política "sería un error grave", dijo. Hay que destacar una excepción en esa norma: Mireia Borrás, sacada de las listas de las generales el verano pasado por petición de sectores internos del partido, atribuyen, que ahora ha sido repescada para las europeas. Ha sido la número cuatro y cuenta ya con escaño en la Eurocámara.
Fuentes parlamentarias en Baleares aseguran que ella tuvo un breve paso por el Parlament, asignada como asesora del Grupo. "Duró poco", aseguran, señalando una dinámica seguida por Bambú desde el bajón electoral del 23-J: la transferencia de activos del Congreso, como asesores, a los territorios, donde el partido sí ganó músculo. Es el caso de Camuñas, comentan, que hasta hace nada era asesor de Vox en la Cámara Baja.
La segunda facción es la díscola, pero institucionalizada: Cañadas y Verdú. Ejercen el rostro parlamentario de Vox, pero la afinidad con las siglas es mínima, dicen las mismas fuentes. Están focalizadas en continuar con serenidad la legislatura, pero no tienen garantizada la reelección para figurar en las listas. El trato con Garriga o con Lluís "es cordial". A diferencia de ellas, que mantienen filiación a Vox, se destaca que Ribas, Rodríguez y Buades han suprimido las siglas del partido, por ejemplo, de sus biografías de X y buscan prosperar individualmente con su nuevo proyecto: "quieren convertirlo en un partido político". Ninguno la sostiene, solo la definición de "diputado en el Parlament". Se destaca, al contrario, la presidencia de Ribas de Avanza en Libertad, y la pertenencia de los otros dos. De hecho, Rodriguez adorna su perfil con el logo.
Aunque Vox confía en que el impacto de esta denuncia a la Fiscalía no quede nada, porque como Le Senne ha defendido, entienden que veló por garantizar "la neutralidad institucional", si éste resulta apartado tendrán que decidir si bien dejan el control del Parlament también al PP, algo prácticamente imposible, aunque los populares están "deseando perder de vista a Le Senne"; delegan en De las Heras, en la diputada entrante, o se abren a ceder galones a uno de esas tres voces que ya no se identifican con ellos. Baleares se consolida en esta legislatura como el enclave más difícil de gestionar para Bambú tras la Murcia de 2021, cuando varios tránsfugas minimizaron su representación en la Asamblea.
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