Un rotundo rechazo a participar en estructuras junto a otros partidos. En esas está Compromís, que, preguntados por si formarán parte de la Mesa de partidos que Sumar y sus socios de confluencia electoral están preparando, se desligan de cualquier debate ajeno a todo aquello que no sea una negociación de tu a tu de cara a un proceso electoral como el de las pasadas europeas. Fuentes de la formación próximas a Sumar, reducen, simplemente, las relaciones con los magentas y el resto de socios al Grupo Parlamentario Plurinacional del Congreso de los Diputados. Concretamente, a la mesa de la dirección del grupo que tienen establecidas. La consideran el mejor escenario de debate posible, dado que, al margen de otras estructuras, esa es la única que lleva de primera mano temas de debate al pleno de la Cámara Baja.

La de Compromís ha sido la posición más dura entre los socios de Yolanda Díaz. Desde el pacto para las elecciones generales, que se hizo, entre otros asuntos, garantizando el respeto de la marca en la Comunidad, los nacionalistas valencianos han ido distanciándose de las siglas comunes. Primero, rechazando formar, como Chunta Aragonesista o Mès per Mallorca, parte del proceso de transformación del Movimiento Sumar en partido político. A eso, se han sumado los sucesivos golpes electorales territoriales, que han agravado las distancias entre partes. Se evidenció con la puja de la tercera plaza en las listas europeas, que consiguieron por delante de IU pese al peso territorial de los izquierdistas. Y algo que les ha garantizado plaza frente a ellos en la Eurocámara. Ya desde las gallegas figuras clave de Compromís, como su líder Joan Baldoví, apuntó: el espejo deben ser partidos como el BNG.

A este posicionamiento, de reducción de la alianza a acuerdos puntuales para procesos electorales está, por ejemplo, Más Madrid, que, sin embargo, sí se sentará en una mesa demandada por ellos mismos para negociar. El avance hacia un modelo más "horizontal" y representativo de todos los actores del espacio puede abrir posibilidades alternativas que Compromís se niega a plantear. A diferencia del planteamiento inicial de Díaz para que los órganos internos se repartiesen en un 30% para los socios, ahora los magentas se abren a un modelo más igualitario que podría convencer a los más reticentes, como los madrileños o IU al calor de un denotado descontento. Los comunes, de Cataluña, son los más receptivos. Han contado con el plácet de Díaz todo este tiempo.

El proceso de debate interno se alargará durante el parón legislativo de verano

Desde Sumar esperan que "los primeros espadas" sean los que acudan a ese encuentro que aún está por determinar. Podría ser a finales de esta semana, pero la próxima apunta a la opción más plausible. De momento, solo Antonio Maíllo, coordinador federal de IU ha confirmado su asistencia a falta de que los madrileños trasladen quién les representará, así como que Mès y Chunta despejen si Sumar contará con su asistencia o se suscriben al argumento de los valencianos. En esa mesa participarían los representantes de cada organización junto con los cuatro designados para el grupo colegiado que pilotará la sucesión orgánica de Díaz. Son Lara Hernández, Txema Guijarro, Elisabeth Duval y Rosa Martínez. El objetivo es profundizar durante el parón parlamentario veraniego y llegar con una propuesta de consenso común que aplicar en la asamblea pendiente de otoño. Solo en ella se podrán modificar cuestiones orgánicas o estatutarias.

Vía libre para desplegarse en el territorio

Para conseguir que comunes y Más Madrid se comprometieran orgánicamente con el proyecto de Sumar, Díaz acordó no desarrollar estructura propia ni en Cataluña ni en la Comunidad de Madrid para no plantear incomodidad o apariencia de competitividad electoral a esos partidos. La intención era distinta en otros puntos geográficos. Se hizo en Galicia y en Euskadi. Y se trabaja para otros enclaves. Pero desde finales del año pasado la intencionalidad de desembarcar con organización propia en la Comunidad Valenciana, dada la autonomía de Compromís respecto al Movimiento Sumar, era clara.

Las declaraciones de diversas personalidades respecto a ese horizonte, como las del secretario general del Grupo parlamentario, Guijarro, diputado por Alicante, desató el descontento de Compromís que vio en ello una intencionalidad de disputarles el electorado. A mediados de diciembre de 2023, la secretaria general de Més, Amparo Piquer, que es el partido mayoritario dentro de Compromís, afirmó que "en el País Valencià hay una fuerza referente de la izquierda y el valencianismo, que es verde y feminista. No vemos conveniente ni necesario que se implante otra organización. Aparte, tenemos un acuerdo previo de no competencia electoral. Sumar ya reconoce a Compromís como la fuerza principal de la izquierda valenciana".

Los magentas, con todo, defendieron el equilibrio y justificaron esa implantación por la necesidad de actuar políticamente desde el terreno independientemente de las coaliciones que se tejieran posteriormente. En el caso de Guijarro, para mejorar la confluencia de las izquierdas "respetando y ampliando" los consensos con Compromís. Si ya había compromiso de ello, ahora, con los nacionalistas valencianos descolgados de la vida orgánica de Sumar, fuentes del partido de Díaz creen que esa implantación, sin procesos electorales en el horizonte que puedan sugerir intencionalidades erróneas, les deja el camino libre de avanzar. Y, precisamente por ello, alejan la posibilidad de que eso de pie a diferencias y una posterior ruptura en el grupo. "No nos vamos a presentar con nuestras siglas a ningunas elecciones allí, no incumplimos nada", apuntan. "Vamos a buscar siempre la complementariedad, no la pugna", añaden otras fuentes con galones entre los magentas.

Sumar quiere buscar la complementariedad, no la pugna

Desde entonces a ahora ha habido ciertos pasos para ello, aunque muy sutiles. A finales de febrero, Sumar convocó cinco actos en la Comunidad: en Valencia, Elche, Orihuela, Alicante y Villena. Entonces se defendió internamente como una forma de preparación de cara a la I Asamblea del 23 de marzo, que eligió a Díaz para un cargo que ha desempeñado tres meses oficialmente. Otros actores de la coalición, como Esquerra Unida, y desde Compromís lo interpretaron como un desembarco sin paliativos. La necesidad de configuración nacional, pese a todo, retrasará mucho más esa implementación territorial. "Queda mucho aún de lo que hablar", se indica a El Independiente.

Problemas internos en Compromís

El rechazo a esa colaboración orgánica de los valencianos se produce en un momento de movimientos internos de los críticos con la cúpula de la dirección, bajo el dominio del antiguo Bloc, el Més, en la mayoría de puestos institucionales tras el relevo de Mónica Oltra, de Iniciativa. Los dos grandes partidos que integran la coalición. Ya en el mejor momento de Compromís, en 2021, con presencia en todas las instituciones y en la Generalitat, la pasada legislatura, hubo una brecha del 60-40% en favor de una candidatura alternativa a la de Micó, que cedió el testigo a Piquer a su marcha a Madrid. Ahora, sobre el terreno, se ve posible que, en la oposición regional y respaldando desde fuera al Gobierno, la capacidad de incisión de los díscolos sea mayor. Habrá nueva asamblea del Més en otoño.

Hay varias corrientes que intenta plantear alternativas al liderazgo actual, como la corriente soberanista Bloc i Pais o la que encarna David González, quien fuese alcalde de Oliva y director del Instituto Valenciano de Estadística hasta el relevo del PP.