En una semana marcada por la decisión del Supremo de no considerar amnistiable la malversación de fondos públicos de los cabecillas del procés independentista; en que el Tribunal Constitucional ha comenzado a rebajar y anular penas a los políticos socialistas condenados por el caso de los ERE y en vísperas de la declaración de Begoña Gómez ante el juez Peinado, imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios, el PP ha reabierto, de manera sorpresiva el debate en torno a la inmigración.

Así, sin un horizonte electoral próximo, al menos de ámbito nacional, y con otros asuntos de peso sobre la mesa, los populares justifican este paso en las alertas directas que dicen haber recibido por parte del Frontex, de la Guardia Civil y de ONGs que trabajan sobre el terreno respecto a que éste será un verano especialmente complicado en las costas Canarias. De ahí la urgencia de abordar un debate siempre delicado, so riesgo de "acabar como Francia con la ultraderecha", advierte un destacado dirigente popular en alusión a la posibilidad de que la líder de Agrupamiento Nacional (RN), Marine le Pen, se haga este domingo con la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional francesa si no termina de funcionar la alianza entre la izquierda y los macronistas para evitarlo.

No se trata, dicen, de robarle el discurso a Vox o Alvise, sino de abordar debates "que son muy importantes"

No se aprecian discrepancias entre las distintas sensibilidades del Partido Popular respecto a esta cuestión y a pocos días de una conferencia sectorial en Canarias para tratar sobre las cuotas de reparto de menores inmigrantes entre las distintas Comunidades Autónomas. Si algo dicen tener claro en esta nueva estrategia es que "no se combate a la ultraderecha obviando debates que son muy importantes", no tanto para robarle el discurso a Vox o a Alvise Pérez, sino para que los dos grandes partidos que articulan el país esto es, PSOE y PP, acuerden una cuestión que "va más allá de las siglas".

"No actuar engorda al populismo y a Vox", agrega otro dirigente del núcleo más cercano a Alberto Núñez Feijóo, y uno más apostilla sobre la necesidad de "entrar en los debates donde rascan partidos como Vox o Alvise, pero no porque nos quiten votos -puntualiza- sino porque son un peligro".

El pasado martes Feijóo aprovechó una reunión del Partido Popular Europeo (PPE) en la localidad portuguesa de Cascais para alertar ante sus socios, en general, y ante la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, en particular, de un importante "efecto llamada" este verano y pedir una mayor implicación de la UE para "controlar" la inmigración en la frontera sur comunitaria. Este miércoles tomaron cuerpo unas palabras de su portavoz parlamentario, Miguel Tellado, quien, en una entrevista en Antena3, afirmó que el Gobierno "puede disponer de las Fuerzas Armadas para defender nuestras fronteras, y desplegar una serie de embarcaciones que impidan que esos cayucos, que arriesgan la vida de las personas que van en ellos, pues salgan al mar y, finalmente, lleguen a nuestro país".

"Es un marrón que no se va a comer el PP"

Se trata pues de una nueva línea estratégica para los populares en un asunto capital para Vox, hasta el punto de amagar con romper los gobiernos autonómicos de coalición si aceptaban cuotas en el reparto de los menores inmigrantes por la península, posición posteriormente suavizada. Desde el PP han insistido en que, "a diferencia de Vox, nosotros no estamos en contra de ese reparto porque somos solidarios, pero debemos saber en qué condiciones, con qué criterio y cómo se va a financiar el esfuerzo que harán las autonomías". En todo caso, ponen la pelota en el tejado del Gobierno de coalición, afirmando, muy gráficos que "es un marrón que no se va a comer el PP".

Se quejan de falta de interlocución del Ejecutivo central con los autonómicos. De hecho, destacan, "hay presidentes de comunidad a los que nadie ha llamado", de no haber engrasado previamente una cita "en la que es muy probable que no salga un acuerdo" a pesar de las urgencias de Canarias, en una situación imposible.

La propuesta de la actuación de la Armada, que ha provocado una reacción airada de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien ha llegado a hablar de falta de "respeto" hacia el Ejército, es solo una de las medidas de un plan más amplio que debe contemplar "la implicación de la UE, las actuaciones en origen, políticas de disuasión para las mafias que se dedican al tráfico de personas, condiciones de tránsito para los inmigrantes que llegan a nuestras costas, la saturación en los centros de acogida..." en fin, un conjunto de medidas no sólo destinadas a paliar el pico de llegadas de cayucos a Canarias este verano.

Buques en operaciones de "vigilancia y disuasión"

Los populares sostienen que no es la primera vez que buques de acción marítima (BAM) patrullan en las islas y alertan de la llegada de cayucos, aunque formalmente su presencia viene justificada por su participación "en operaciones de vigilancia y disuasión en las costas de Canarias para garantizar la seguridad de los espacios marítimos de interés nacional", según Defensa. Bien es cierto que en verano la principal dificultad reside, precisamente, en la llegada de cayucos con el buen estado del mar.

Además, aseguran que mientras Italia y Grecia han cortado ese flujo, ahora se desvía hacia España, de ahí la urgencia de entrar de lleno en este debate. De hecho, el Consejo y el Parlamento Europeo alcanzaron a finales del año pasado un Pacto sobre Migración y Asilo con la mirada puesta en las elecciones europeas pasadas al objeto de cortocircuitar el ascenso de la ultraderecha a lomos de este asunto. De poco sirvió en Francia. Los ultras de Le Pen fueron la primera fuerza política. "O lo abordamos o lo pagaremos en los próximos años. Este es un tema transversal", insisten en el Partido Popular, para implicar también a los socialistas.