El trayecto de Media Distancia entre Madrid Chamartín, Madrid Atocha y Jaén, brindado por Renfe, se ha convertido en una yincana y un quebradero de cabeza para muchos usuarios que, semanalmente, recurren a esta línea de transporte ferroviario. Por motivos de trabajo, estudios o simplemente ocio, motivado, entre otros, por facilidades como el abono recurrente implantado por el Gobierno vía decreto ley para paliar el impacto económico derivado de la guerra en Ucrania. No obstante, desde la entrada en vigor del mismo, en abril de 2022, parte de los viajeros notan un deterioro del servicio, como denuncian algunos de ellos a El Independiente.
De entrada, describen complicaciones "de fácil solución" cuando acceden a las instalaciones de Atocha Renfe, a las salas de espera de la principal estación madrileña. Al margen de la "masificación" de personas que se concentran allí a espera del anuncio del andén en el que su ubicará el tren, cuya falta de previsión "genera una avalancha de viajeros por las escaleras mecánicas" y posteriormente por la vía, con "el riesgo de accidentes", señalan las dificultades para apreciar las indicaciones. "Algunas pantallas están bloqueadas, apagadas o directamente no indican los horarios correctos, otras sí, pero están al otro extremo del hall, y tenemos que ubicarnos por cómo reaccionan otros viajeros cuando apuntan el número de vía". "Eso no pasa en Chamartín", dicen en contraste. Pese a que la estación está de reformas desde 2022 y muchos trayectos medios requieren accesos alternativos por la zona de Metro y Cercanías.
Estos inconvenientes se agravan "en fin de semana y horas puntas", como la primera de la tarde. Los usuarios denuncian adversidades añadidas en los trayectos de las 16:00 horas, por ejemplo, cuando se amplían el número de vagones y "convierte un viaje que debería ser ameno en una odisea, en una lotería". Así lo indica Carmen [nombre ficticio], viajera regular con destino intermedio de la línea a Villacañas (Toledo). Asegura que a finales de junio ha habido dos viernes seguidos con problemas de señalización en los trenes. El primero fue "menos grave", con un cambio de la numeración externa de los vagones cuando la gente estaba accediendo, lo que retrasó ligeramente la salida. El día 28 "fue peor".
El tren alteró su orden de distribución desde su estación de origen, en Chamartín, y en dirección a Atocha. Esto es, que "los primeros viajeros que se ubicaron de forma correcta en sus asientos en el inicio de la línea", no fueron conscientes que durante el camino subterráneo a la otra estación madrileña, los coches "alteraron su numeración". En total, "había 10 vagones", lo que, al ser 255 el límite de asientos, daba pie a que hubiese repeticiones en las numeraciones. "Había dos 109, dos 115", ejemplifica. Durante los primeros minutos de trayecto, se alteró el orden de las pantallas externas de los coches, por lo que quien estaba ya sentado, lo estaba erróneamente para los viajeros que accedieron en Atocha. Los equivocados eran los otros, para los primeros que entraron en Chamartín.
Lo peor de todo es que estos problemas generan tensión dentro del tren y a veces no hay interventores que los resuelvan
Destaca una usuaria
"Es un caos tras otro. Y lo peor de todo es que genera tensión dentro del tren", advierte otro cliente presente esa jornada. "La gente se insulta". "Fuimos testigos de cómo la megafonía anunciaba el sentido de la cabeza y la cola del tren para que nos ubicáramos en Atocha antes de la llegada [relata que es algo excepcional] y de cómo una vez con las puertas en nuestras narices, los números cambiaban de golpe", relata Óscar [nombre ficticio], quien se dirigía a Vilches (Jaén). Ello conllevó a que los que no estaban atentos accedieran. Los que sí se percataron salieron, obstaculizando más el acceso y haciendo que, los que ya estaban dentro, tuvieran que ir avanzando lentamente por la "estrecha" pasarela, sorteando a quienes pasaban de un extremo de los vagones a otros, explica.
"Cuando 5 minutos después conseguí llegar a mi asiento", comenta, "había un chaval sentado que aseguraba que era su sitio y que así lo había visto en Chamartín". "Intenté explicarle lo ocurrido, de hecho algunas personas más que venían detrás de mí me apoyaban en ello, pero no había manera de convencerle", insiste. "Que venga el revisor y me levante, pero yo no me voy a mover", asegura que le contestó. Ese es otro de los asuntos que se denuncian: la falta ocasional de interventores dentro de los trenes. "La mayoría de veces" cuando se presentan estos inconvenientes, "no hay ningún empleado de la compañía que nos aclare las cosas".
Esa tarde "no apareció hasta que pasamos por Villasequilla (Toledo)", aclara Guillermo [nombre ficticio], de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Lo que supone "más de una hora de viaje" en su caso sin que se persone. "Hubo varias discusiones por los asientos. Esto es lo mínimo que puede pasar, pero a ver quien actúa si sucede un imprevisto más grave o alguien se pone enfermo y nadie aparece por allí. Al maquinista no se le puede molestar", recalca.
Averías, retrasos y tardanza en las comunicaciones
Estos sucesos aderezan otros más cotidianos que dificultan o alargan los viajes "a menudo". Se hacen constar a este medio varias averías sufridas en los últimos meses, tanto de los propios trenes como de la infraestructura ferroviaria que gestiona Adif. Anecdótico fue el daño provocado en la vía por una DANA que generó inundaciones en septiembre del año pasado entre Aranjuez y Villasequilla, "comprensible" para los usuarios consultados que, no obstante, echaron en falta una comunicación más actualizada. Sobre todo, porque muchos trayectos, al menos desde Madrid a Alcázar de San Juan, y viceversa, tuvieron que hacerse durante casi una semana por carretera en autobús. Lo que alargó en horas los recorridos. "No se respetaba el orden de llegada para coger asiento", lamentan.
Sobre los comunicados que se hacen llegar al correo electrónico o al WhatsApp de los clientes, sobre incidencias, retrasos o cambios de última hora, se comenta que "siempre llegan tarde".
"Me avisan de que hay un retraso de 15 minutos cuando ya lo estoy sufriendo", de que, en sentido inverso, "el tren no va a llegar a Chamartín por avería y que tenemos que bajar en Atocha cuando ha pasado media hora desde que salí y pillé el metro" como alternativa. La última que recuerda uno de los viajeros preguntados es de junio, igualmente: "Decidí coger el tren en Atocha en lugar de salir como siempre en Chamartín, porque estaba más cerca ese día. A los 10 minutos de la salida me llega una notificación diciendo que por un problema el tren sale desde Atocha. No hubiera llegado a tiempo si llego a estar en Chamartín".
Lo peor de todo, inciden, es que "luego te sancionan si no coges el tren". "No lo hacen cuando alguien se sube sin asiento cuando no encuentra hueco en la aplicación, le advierten pero se conforman con cobrar el billete", añaden. "Y eso cuando hay revisor, si no, encima viajan gratis". Alertan de que tampoco se ha informado sobre los cambios y penalizaciones que se han ido implantando por el uso incorrecto del abono recurrente estos meses. "Cancelé un viaje 55 minutos antes de su inicio porque tuve una emergencia. Al día siguiente me sancionaron con uno de los tres avisos que hacen. No sabía que ahora penalizaban un mínimo de una hora".
Las averías que han afectado a la estación de Atocha en los últimos meses también han perjudicado en numerosas ocasiones a la línea de Jaén. Con el requerimiento de ir en autobuses hasta Aranjuez para desde allí seguir el viaje. Fue así en los sucesivos casos de avería que en diciembre se dieron en Atocha y sus proximidades. Por descarrilamientos el día 5, y la jornada del 10. Algunas averías periódicas se dieron durante los meses siguientes. Otra parecida sucedió en mayo, famosa por la invasión de las vías por los propios usuarios, en este caso de Cercanías, que no quisieron esperar más. Esa jornada, el tren con llegada a Atocha a las 10:12 horas, llegó una hora tarde "estando a menos de un kilómetro del andén". Este mismo viernes un fallo informático paralizó la red de Cercanías, por donde pasan este tipo de líneas de media distancia, durante 40 minutos.
"Siempre es por problemas en la señalización de la vía, y parece que no quieren arreglarlo" del todo. Clientes que llevan años utilizándola por motivos laborales temen que esto sea el principio de un desmantelamiento progresivo de las frecuencias. Acusan al Ministerio de Transportes de desatención y a su titular, Óscar Puente, de estar más centrados en el conflicto político que en la sostenibilidad de las instalaciones. De hecho, esas avería han afectado a los trabajadores que dependen de la red para moverse de Castilla-La Mancha a Madrid en trayectos de menos de hora y media. Antonio [nombre ficticio], natural de Manzanares (Ciudad Real), relata que este año ha llegado "más de diez" veces tarde a su puesto cuando por horarios tiene un margen de "casi una hora".
"¿A mí quien me indemniza?" se pregunta por ello. Hay que recordar que los beneficiados por el abono recurrente, cuya fianza de 20 euros se devuelve si se realizan 16 viajes en el periodo de cuatro meses, no pueden reclamar una compensación económica por los retrasos. Tampoco los usuarios que compren un billete suelto "si queda hueco por la saturación que ha traído el abono". Además, se están endureciendo los requisitos para las indemnizaciones por retraso para el público general con billete. Con excepcionalidades en la responsabilidad de cualquier suceso ajeno a Renfe. La jornada comentada anteriormente, de desplazamientos a pie por la vía, no se dio indemnización alguna a quien viajaba con billete suelto, sin abono, como ha podido constatar este medio con un afectado.
Entre las averías que más caos ha generado en las últimas semanas está "una de principios del mes pasado". "Llegamos a Aranjuez y la máquina se estropeó. Tuvimos que bajar para que el conductor la cambiaran. Estuvimos alrededor de una hora allí, pasando calor en el andén, a las cinco de la tarde y a más de 30 grados. Sin poder alejarnos por si acaso echaba a andar. La pobre interventora estaba desbordada por la situación, desistió de chequear los billetes al final" cuando recuperamos la marcha.
Las quejas se extienden a los desperfectos, como "mesas auxiliares rotas que se caen todo el rato con la marcha", y la limpieza de los trenes, que "a final del día es bastante deficiente". "Me he llegado a encontrar un caramelo en el asiento, o el suelo pegajoso, con restos de refresco. Y así todo el viaje". Son varios los trayectos que hacen los mismos vehículos el mismo día, y entienden que hay poco tiempo, pese a todo. Aunque se relata que en Chamartín, cuando se procede a ella, "se limitan a quitar las latas o botellas que hayan quedado". "He llegado a ver cómo un operario de limpieza las tiró a la vía cuando terminó", comentan las fuentes consultadas. Hay coincidencia general en que la bonificación de los accesos ha perjudicado el servicio. "Es evidente que para pagar esto, se han dejado de cubrir otros gastos". Ahora bien, cuando se les pregunta si creen que debe ponerse fin a los abonos, lo rechazan.
El servicio se está prestando con normalidad. Ha habido un 10% más de viajeros entre enero y mayo
Renfe
Renfe apunta a "casos puntuales"
Consultados por estas denuncias de los viajeros, fuentes del área de Comunicación de Renfe derivan al departamento andaluz. Explican que "Adif está acometiendo obras en distintas fases, con limitaciones de velocidad en ciertos puntos del recorrido, y que pueden suponer muy puntualmente retrasos respecto al horario programado". No mencionan nada sobre las averías, en todo caso. Pero aseguran que "el servicio se está prestando con normalidad". Concretamente, son ocho diarios, de 18 en total, los trenes que van hacia Madrid. No dan datos de los que viajan en recorrido contrario, en los que radican esas incidencias, mayoritariamente, que se denuncian en las últimas fechas. Destacan que "el volumen de viajeros Madrid-Jaén creció un 10% entre enero y mayo" frente al año pasado.
Sobre los problemas de señalización de los vagones, expuestos, y tras darles los datos específicos del tren y la hora de viaje en la que se produjo la incidencia, desde Renfe aseguran que "es cierto que hubo un fallo en el indicador digital" de las pantallas de cada coche fruto de un error en el momento de iniciarse el servicio. "No tenemos más detalles, pero es puntual y no nos constan más casos", exponen, consultados por si les constan quejas al respecto. Los usuarios de la línea, en cambio, temen que este sea el primer paso para que el servicio acabe igual de perjudicado "que el de Extremadura".
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