En circunstancias normales Cristina Ibarrola estaría hoy viviendo las segundas fiestas de San Fermín como alcaldesa. No lo hará. Una moción de censura ejecutada el Día de los Inocentes de 2023 le arrebató el cargo que apenas había estrenado. La alianza entre EH Bildu, Geroa Bai, Contigo-Zurekin y el PSN colocó a Joseba Asirón en el cargo. Hoy, además de seguir liderando el principal grupo de la oposición del Consistorio, Ibarrola es desde hace apenas dos meses la nueva presidenta de UPN, tras la salida de Javier Esparza.

En estos seis meses el clima apenas ha mejorado. La herida provocada por la moción de censura fue demasiado dolorosa y profunda. Llevará tiempo sanarla. En este tiempo ni siquiera se ha celebrado un encuentro entre ella y la presidenta de Navarra. Ni como alcaldesa, que lo fue, ni como presidenta del principal partido de la Comunidad Foral. La relación entre ambas es inexistente.

Asegura que no será una sensación agridulce, que verá el chupinazo desde el balcón consistorial reservado para los concejales y que vivirá las fiestas al máximo y en contacto con la gente. No se cree el intento de "blanqueamiento" llevado a cabo por EH Bildu con manifiestos y llamadas a la convivencia y el respeto en las fiestas que hoy comienzan. "Asirón podrá pasearse sin mucho miedo por todos los rincones de Pamplona y yo no", recuerda, "vamos, lo de toda la vida".

Pregunta.- ¿Cómo va a vivir este ‘chupinazo’? Si no hubiera prosperado la moción de censura sería usted la alcaldesa. ¿Una sensación agridulce?

Respuesta.- He pasado página de la moción de censura. Me gusta mirar a futuro. No será agridulce, será un día bonito. Voy a seguir pisando Pamplona y la calle, de mañana y de noche, hasta el día 14. No lo haré como alcaldesa pero sí como concejala y portavoz del grupo que ha ganado las elecciones, y como presidenta de UPN, que ha ganado las elecciones en Navarra. Mi aspiración sigue siendo recuperar el Ayuntamiento de Pamplona. Fue una moneda de cambio de otros intereses en Madrid. Miro para adelante para ganar con más fuerza que la vez anterior.

P.- ¿Serían muy distintos los ‘SanFermines’ de Cristina Ibarrola de los que ha previsto el alcalde  Joseba Asirón?

R.- Sí, estoy segura. Pamplona merece ser una ciudad referente, atractiva, innovadora, moderna, hay que cambiar muchas cosas. No ha habido nada excepto volver a las ‘txosnas’ (casetas) pero no hay nada innovador, ni conciertos de artistas referentes, nada diferente que nos haga ser atractivos. Son unos ‘Sarfermines’ muy normalitos. Lo que ya estaba preparado y sus obsesiones de traer a sus amigos al centro de Pamplona. Mis ‘Sanfermines’ hubieran sido mucho más grandes.

P.- En la etapa anterior con Asirón como alcalde vimos unas fiestas con un carácter político muy presente, con reivindicaciones como la ikurriña, ¿teme que volvamos a ese escenario?

Estos 'Sanfermines' son muy normalitos, no hay nada nuevo excepto volver a la 'txoznas'. Mis 'Sanfermines' hubieran sido mucho más grandes"

R.- Es difícil saber qué va a ocurrir en Pamplona. Llevamos muchos años sufriendo insultos, vejaciones y a veces. Es algo que no pasa en ninguna otra ciudad del mundo. Es difícil saber si todas las personas del sector radical de la izquierda abertzale van a hacer algo fuera de tiesto o no. Es evidente que las directrices que ahora marca este equipo de gobierno es pasar lo más desapercibido posible, lo más normalizado posible. Sus obsesiones las sacan cuando les interesa y ahora no les interesa. Parece que la condición indispensable para que Pamplona tenga una convivencia tranquila es que nos pueda gobernar Bildu. Cuando gobierna UPN ellos se encargan de agitar el ambiente para que nos insulten, nos agredan. Lo llevan haciendo desde hace mucho tiempo. Ahora están en un blanqueamiento. Les falta mucho recorrido para poder blanquearse. Ellos deciden cómo manejan a su gente y lo hacen por un interés personal, no por convencimiento. A nosotros nadie nos tiene que decir que defendamos la convivencia, lo llevamos haciendo toda la vida. Y sufrimos la no convivencia también toda una vida. Lo que yo sé es que Joseba Asirón se podrá pasear por cualquier rincón de Pamplona sin mucho miedo y yo podré estar en algunos lugares y en otros no, como toda la vida en esta ciudad. 

P.- Usted debió abandonar la alcaldía por una moción de censura fraguada en días de mucha tensión. Reconoció que lo pasó mal, que recibió muchos insultos. Ahora dice que no podrá ir a todos los lugares en San Fermín. ¿Persiste esa crispación seis meses después? ¿No es libre para vivir como desee estas fiestas?

R.- Ni yo ni muchos ciudadanos de esta tierra. Hay que vivir en Pamplona o Navarra para conocer lo que aquí ocurre. Lo que siento cada vez que salgo en la mayor parte de los casos es mucho apoyo, felicitación y animo de mucha gente que no quiere lo que ahora tiene Pamplona. No es lo que las urnas decidieron sino lo que el PSN decidió vender a cambio de otra cosa.

P.- En diciembre su relación con Joseba Asirón aseguraba que era inexistente. ¿Cómo lo es hoy?

R.- Es la de una relación justa. No tenemos nada que ver. Defendemos modelos de sociedad y ciudad diferentes. Siguen siendo igual de sectarios de lo que eran, jamás aprueban una iniciativa por muy buena que sea si viene de UPN. La relación es escasísima. Es una relación de alguien sectario y autoritario, que es lo que él representa.

P.- El acuerdo en favor de la convivencia en los ‘Sanfermines’ que EH Bildu ha difundido estos días y han apoyado todos los partidos, ¿entra dentro de la estrategia de ‘blanqueamiento’ que dice que está inmersa la coalición?

R.- Si con un acuerdo o una foto se arreglara la falta de convivencia en esta ciudad todo sería más sencillo. Pero no es así. La violencia, las vejaciones siempre han venido del sector afín a EH Bildu y la izquierda abertzale y la ha sufrido siempre y ha sido objeto de esas vejaciones fundamentalmente gente de UPN. Esto no ha cambiado. Veremos qué se grita en la calle Curia durante la procesión de San Fermín. Joseba Asirón y EH Bildu vienen haciendo durante un año política de la difamación y la mentira con la crítica personal, algo que entiendo muy barriobajero. De alguna manera, eso calienta el ambiente, genera insultos en redes. Ahora que luchan contra los bulos, ellos son los mayores generadores de bulos y difamadores, EH Bildu y el PSN que ha decidido hacer la misma política radical, en Pamplona no se diferencia en nada, votan todo de la mano.

P.- ¿Ese acoso y presión contra usted siente que se ha intensificado desde que es presidenta de UPN?

R.- En la calle no pero en la acción política es brutal. Me parece que el debate político está muy bien, pero yo llevo un año sufriéndolo sólo con temas personales que rozan el machismo y que tienen que ver por ejemplo con cosas que llevo puestas, con mentiras y difamaciones de temas absurdos que nada tiene que ver con la gestión. Soy una mujer de fuertes convicciones. Entiendo la política para mejorar la vida de la gente. Lo voy a seguir haciendo sin temor a la confrontación política. Nunca me voy a meter con la marca de la camisa que lleva un rival político.

La relación con el PSN ¡claro que está herida!, ¡cómo no lo va estar! Pero somos responsables y estamos abiertos al dialogo y el acuerdo"

P.- Lleva dos meses como presidenta de UPN. ¿Cómo ha encontrado el partido?

R.- Ahora estoy haciendo un trabajo intenso de hablar con mucha gente, de recorrer muchas localidades de Navarra para conocer de cerca cómo ven el partido, cómo mejorar. Es gente que quiere que Navarra vuelva a ser un referente en todos los ámbitos. Tras nueve años en gobiernos en los que no está UPN ya no destacamos en nada. Antes estábamos en el podium y ahora estamos en la mediocridad. Navarra merece recuperar lo que fue.

P.- Su proceso de elección se vivió con división interna, con poca participación de la militancia. ¿Cómo lo interpreta?

R.- Dentro del partido hay una cohesión importante. La participación fue parecida a la de otros congresos en la que sólo hubo una candidatura. Lo viví con normalidad. Fue una candidatura con diferentes sensibilidades, lo vivo con mucha normalidad y no veo tensiones dentro del partido.

P.- UPN hace una década que no gobierna Navarra. ¿Qué le hace falta para volver a ilusionar?

R.- Hay que estar orgullosos de lo que representamos. Sigue siendo más necesario que nunca. Nuestros principios y valores están intactos. Seguimos siendo el partido que gana las elecciones en Navarra. Un partido centrado, con políticas útiles, moderadas y pensando siempre en lo mejor para Navarra. La foralidad y el autogobierno es nuestro único objetivo fundamental. Pero la sociedad cambia. Hoy hay una desafección importante, hay más partidos y tenemos que tener un espíritu constante de autocrítica y autoexigencia para preguntar, valorar y analizar muy bien el contexto político y social, ver qué tenemos que cambiar, incorporar o trasladar y defender de otra manera. Dar soluciones factibles a las necesidades de cada momento con una propuesta actualizada.

P.- Apelando a su espíritu de autocrítica, ¿qué diría que está fallando para que ese mensaje no llegue del modo tan amplio como necesitan?

R.- Diría que la comunicación. Es el gran defecto de todas las organizaciones y hay que hacer un esfuerzo. Debemos saber qué quiere la sociedad y pensar propuestas y soluciones para dárselas. Hay que hacer una política de comunicación interna importante para que sientan el proyecto como propio y lo puedan trasladar. Y también una política de comunicación externa importante para que se conozca qué defiende UPN. Hay que sentir la calle.

P.- ¿Cree que la imagen del partido arrastra etiquetas o prejuicio que no le corresponden?

R.- Seguro que sí. Unas por desconocimiento y otras por interés de los rivales políticos en vendernos como lo que no somos o de apropiarse de valores que creen que sólo defienden ellos. Lo hacen con la sostenibilidad, la igualdad de las mujeres, las políticas sociales. Nuestro discurso debe ser de realidad y de hechos. Esas no son políticas de la izquierda. Ellos hacen política de boquilla y nosotros de hechos.

Cuando hablan de extrema derecha no me siento aludida, UPN es el partido más transversal de la sociedad navarra"

P.- ¿Cuál es la etiqueta que más le molesta? ¿Qué son extrema derecha?

R.- No, ninguna. Sé que no son verdad. No me doy por aludida. No voy a luchar contra lo que nos quieran poner sino demostrar en cada rincón lo que somos. UPN es el partido más trasversal de la sociedad navarra, es un partido de centro, moderado, que ha sabido gobernar muchos años con acuerdos con el PSN y con otros partidos. Cuando hablan de extrema derecha no me siento aludida en absoluto. No me gustan los extremos. El extremo que más daño ha hecho a esta tierra y sigue haciendo es el de la extrema izquierda radical de EH Bildu.

P.- ¿Le preocupa el cierto aislamiento en el que se encuentra UPN para conformar mayorías suficientes? Están abocados a lograr mayorías absolutas si quieren gobernar…

R.- Me ocupa más que me preocupa. Estoy centrada en crecer cada día en la confianza de los ciudadanos. El contexto político externo cambia mucho con el tiempo. No sé cuál será en 2027. No me voy a perdonar en hacer bien lo que depende de nosotros. Debemos demostrar que somos la mejor alternativa, que somos un partido centrado, moderado, que hace política útil y que busca soluciones para la mejor calidad de vida. Hemos aprobado que con quien no compartimos nada es con EH Bildu, pero estamos abiertos al acuerdo y el diálogo con el resto de fuerzas políticas que quieran políticas útiles para los ciudadanos.

P.- ¿Cuál es el puente más urgente a recomponer? ¿El del PSN cree que se podría restablecer para iniciar un nuevo ciclo de relación o la herida y distancia es tan profunda que es difícil?

R.- El PSN cambia de chaqueta sin ningún tipo de problema. Por ahora le interesa seguir gobernado de la mano de EH Bildu en España y Navarra. Dependerá de ellos. Quizá haya circunstancias que lo cambien. No estamos cerrados a hablar de políticas buenas para el ciudadano con nadie. La relación personal con el PSN claro que está herida, ¡cómo no lo va a estar! Pero eso no conlleva que no seamos responsables. Estamos abiertos al diálogo y el acuerdo con cualquier partido para hacer políticas útiles para los ciudadanos.

P.- ¿Cuál es su relación con la presidenta Chivite?

R.- No nos vemos apenas. Me escribió una carta de felicitación por la designación, que yo respondí. Le pediré una cita para hablar. A la vuelta de vacaciones me quiero sentar a hablar con ella, si ella quiere. Siendo alcaldesa de Pamplona no tuve suerte de que lo hiciera. Respondía a que tenía muy claro que haría la moción de censura más tarde. Nunca quiso una relación directa. No me voy a tomar una cerveza con ella, no creo que la relación esté para eso, pero no es lo que esperan los ciudadanos de los políticos. No esperan que nos riamos juntos sino que seamos capaces de acordar lo que es bueno para los ciudadanos.