Vox ha cumplido su amenaza y da por rotos los cinco gobiernos regionales que comparte con el PP, así como el de Baleares, que apoya externamente. Así lo comunicó el partido vía comunicado cerca de la madrugada de este jueves. Tras concluir la Conferencia Sectorial de Santa Cruz de Tenerife. Horas antes, fuentes del partido apuntaban a una casi inaplazable convocatoria de las mesas de seguimiento de sus pactos regionales tras la disposición del PP a apoyar la reubicación pendiente desde abril de 400 menores migrantes no acompañados. Habrá que ver si este es el camino previo a la escenificación de la ruptura que decide el partido, que reunirá a su Comité Ejecutivo Nacional (CEN) este jueves a las 18:30 horas. Dentro están integrados sus cuatro barones con competencias vicepresidenciales.
La postura del PP, de desbloqueo, suscribía la condición de ruptura dada por los de Santiago Abascal en continuados ultimátums, que procedería si los populares no hacían todo lo posible por evitar repartos. Aún quedan pendiente conocer si se efectuará en el futuro el reparto migratorio extraordinario de otros más de 3.000 jóvenes que se encuentra en Canarias [300 más en Ceuta y otros 300 en Melilla]. Por la sobresaturación de las instalaciones de acogida para la que el PP, en cambio demanda criterios de capacidad y financiación mediante un fondo de contingencia. De momento, se ha rechazado la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería propuesta por el Gobierno central y el de Canarias para repartos forzados por saturación en el futuro. Y ese reparto concreto.
Ya por la tarde, horas después de conocerse esa disponibilidad inicial del PP a cumplir con el reparto estimado y aplazado en las últimas dos reuniones sectoriales, Vox publicaba un mensaje en X haciéndose eco del dinero destinado a esas reubicaciones. "Al menos 3.000 euros por mena al mes. El Gobierno no lo pagará, lo pagarán los españoles, los mismos que no cobran eso ni matándose a trabajar. Es inasumible. Que no cuenten con Vox para esta barbaridad", escribió el partido, que aplazaba hasta el término de la cita su valoración. "Después de la reunión sectorial veremos. Siempre dentro de un marco institucional, sin duda. Deben ser nuestros vicepresidentes y consejeros los que pidan una reunión [con el PP en las regiones] para saber el alcance real de esas declaraciones de Feijóo", apuntaban las mismas fuentes mencionadas, que distinguían a Feijóo de los barones y restaban valor a las posiciones de Génova. Finalmente, Bambú ha culpado al popular de "imponer" a sus presidentes la acogida ordinaria.
La peculiaridad de este órdago es el momento en el que se da. Sin horizontes electorales que motiven a Vox más allá de una posible repetición electoral en Cataluña. Desde el partido exponen el ultimátum al PP como un compromiso electoral con sus votantes, con todo. Aunque cabe destacar que, de tolerarse más reubicaciones de migrantes menores, el discurso catalán de Vox, de darse nuevos comicios, podría perder fuelle la papeleta de Ignacio Garriga. Desde el PP se culpa a Vox de querer generar inestabilidad y rehuir el consenso en temas de Estado. Pero, ¿qué gana y qué pierden los de Abascal y Feijóo con este movimiento?
Tranquilidad en Génova, inestabilidad regional
El mayor inconveniente al que aboca una ruptura con Vox es al de la inestabilidad para los barones populares que dependen de ellos: son seis de 14 totales. Fernando López Miras en Murcia; Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León; Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana; Jorge Azcón en Aragón; María Guardiola en Extremadura y Marga Prohens en Baleares, quien lidera el Govern en solitario con apoyo externo de Vox. Sería más complicado para ellos aprobar legislaciones o los próximos Presupuestos, por ejemplo, teniendo que llegar a acuerdos puntuales con los aparatos regionales de Bambú o, en su defecto, con el PSOE.
Los socialistas, para presionar aún más al PP tras las elecciones legislativas francesas, han mostrado disposición a respaldarlos a cambio de imponer un cordón sanitario a Vox. Así lo ha publicado El Periódico de España. Aunque, en vista al distanciamiento hecho por Feijóo de la izquierda francesa, pidiendo un pacto "sin extremistas", difícil será que Génova compre ese argumento a los socialistas si ellos no rompen con sus socios. La 'ventaja' que tiene el PP es que, a su izquierda, no hay alternativas de Gobierno válida que no pase por Vox, quien no se unirá a ellas. Solo un bloqueo constante obligaría a precipitar comicios. Vox, como ha publicado El Independiente, ya contempla el escenario post ruptura, la dinámica de funcionamiento, de "negociación punto a punto, acuerdo a acuerdo".
El de la gobernabilidad es el principal inconveniente, sobre todo para los barones. Los beneficios los capitaliza Génova, el aparato nacional del PP, quien es el principal foco de cara a la opinión pública. Con este quiebro, Feijóo escenifica dos cosas, un distanciamiento de Vox y, a la vez, una apuesta clara por la moderación. Se alejaría en plena polémica por la adhesión al grupo de Patriotas por Europa de Vox en la Eurocámara. Un nuevo ente liderado por el primer ministro húngaro Viktor Orbán [purgado la legislatura pasada por los populares europeos tras su giro hacia el iliberalismo] que genera inquietud en la UE y entre colegas de siglas del PP como la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Sobre todo, por la proximidad de Orbán a Vladimir Putin y la cosmología de formaciones que lo integran, también de corte prorruso o, en el caso de Vlaams Belang, independentistas. Algo compatible, además, con futuras proximidades del EPP a Meloni.
El distanciamiento afecta, además, al marco constituido por el PSOE y Sumar, de la triada de ultraderecha [añadiendo a Alvise y Se Acabó la Fiesta en ella]. Lo que dejaría sin argumentario al Gobierno de coalición, al menos momentáneamente. Sobre la moderación, la insistencia de la cúpula en la "solidaridad" con los migrantes y entre autonomías, y la prevalencia de "los menores por encima de la política" que los barones han esbozado en una publicación de este miércoles en El Mundo, deja al PP centrado. Dispuesto a alcanzar pactos de Estado, como indicó el martes en rueda de prensa Borja Sémper, el portavoz nacional, aunque no ello sin tejer un discurso propio: abordar problemas con soluciones reales, pero sin aceptar "imposiciones" del Gobierno. Hablan de reparto de migrantes menores, sí, pero no por cuotas comunes de acuerdo a la propuesta del Ejecutivo, sino teniendo en cuenta la capacidad de las comunidades.
Alejarse de Vox puede dar al PP capacidad discursiva propia en los territorios, para evitar comprar el argumentario en materias complicadas como el género. Génova contaría con tres años hasta unas generales, y dos para las elecciones de Castilla y León y Andalucía, para adaptar el discurso a la realidad e intentar aumentar sus mayorías por el centro, a imagen de Juanma Moreno, o bien dejando al electorado el dilema de si no hay apoyo al PP, no habrá gobierno conservador. Para fomentar más la estrategia del voto útil que patrocinó Feijóo el año pasado y que no terminó de carburar.
Vox: sin poder, pero firmes con su electorado
La penalización directa que sufriría Vox es clara: quedaría fuera de todo el poder conquistado en la anterior oleada de comicios. El peso bruto de peso ejecutivo es el siguiente: cuatro vicepresidencias excepto en Extremadura, y once consejeros [excepto Juan García-Gallardo, todos los vicepresidentes tienen carteras], en su mayoría de Agricultura, Gestión Forestal, Cultura o Justicia y Seguridad. A ello hay que añadir una considerable capa inferior de direcciones generales o secretarías, parte de los acuerdos con el PP. La gran duda que queda es si esa ruptura se replicará a nivel local, o eso es una excepción. En junio del año pasado, más de 130 municipios, como Toledo, Valladolid o Burgos, entre otros, consolidaron una alianza municipal de gobierno.
La penalización indirecta va más allá, y afecta por un lado a la financiación, dado que dejarían de percibir mayores cifras anuales para los aparatos autonómicos. Eso daría pie a un desgrase de cargos contratados, como asesores. Hay que recordar, según han relatado fuentes de Vox a este diario, que con la bajada de 52 a 33 escaños en el Congreso, muchos de los asesores fueron desplazados a los territorios como alternativa laboral. Por otro lado, hay que tener en cuenta que Vox perdería un foco desde el que divulgar contenidos ideológicos y políticas. Quedaría reducido a los discursos desde la oposición, las iniciativas parlamentarias, las redes y los flancos por donde pudiese interferir en las decisiones del PP para desencallar acciones.
Hay que contemplar que bajo el interés de mantener el respaldo del votante que eligió a Vox por su perfil duro contra la inmigración, el partido puede provocar que otro tipo de electorado de Vox no entienda por qué se sacrifica la capacidad de condicionamiento al PP en otros ámbitos. Como el lingüístico. Aunque Vox, en este ciclo electoral de 2024 ha crecido a costa de la monopolización de su relato con la cuestión migratoria y las llegadas ilegales, lo que le deja en un aprieto de no proceder así.
¿En qué beneficia este salto al vacío a Vox? Primero, dar imagen de inconformismo, de no acomodamiento al poder, que fue lo que, por ejemplo, desfondó, en parte, a otros partidos de la nueva política como Podemos, con un claro y marcado discurso de partido de oposición que chocó con las competencias de gobierno. Ahora vuelve a carburar contra el PSOE. El objetivo de Vox sería reivindicarse en el ámbito de la derecha española. Frente a Se Acabó la Fiesta, y supone una amenaza directa hacia Vox en cuanto a atracción de electorado descontento [en Vox no se desaprovecha ninguna ocasión para cargar contra él en privado, sobre todo tras las sucesivas denuncias, supuestamente falsas, contra Bambú y Abascal, como en la financiación]; pero también frente al PP, que ha protagonizado en la última semana un giro del relato sobre la inmigración.
Este endurecimiento popular, como ya dio cuenta este medio, busca atajar y no dejar capacidad de competencia a los ultraconservadores sobre temas que creen que "deben solucionarse para no seguir los pasos de Francia", con una Reagrupación Nacional consolidada y Los Republicanos en mínimos, con un 10% del voto. En tan solo un mes, el PP pasó de rechazar acciones de vigilancia costera, a cuenta de Vox en el Congreso y Senado, para sugerir que el Gobierno debería sacar a la Armada para disuadir a las mafias de tráfico de personas. Una propuesta de Vox de agosto de 2020.
Vox pugna, por tanto, por no desinflarse a costa de una pinza a izquierda (PP) y derecha (Alvise), para llegar fuerte a la próxima contienda electoral. Además, el marco que ya están abonando es el de que Vox no rompe, "lo hace el PP" por su aproximación al Gobierno. Con pactos ya materializados como el de renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), así como otros en proceso como el de designación de nuevo gobernador del Banco de España, o el de RTVE. En última instancia, Abascal ha lanzado este órdago al PP porque sabe que al partido le cuesta posicionarse, por la presión de Vox, en este tipo de temas. Dependiendo de cómo se afronte, Vox podrá remarcar la diferenciación o verá, de salir de los gobiernos, como la táctica puede haberle penalizado. Igualmente que el PP, dispondría de tiempo para replantear el discurso. Más, cuando la política cambia a marchas forzadas.
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