Que Madrid y la sede nacional de Bambú son un fortín a la hora de tomar decisiones, es incuestionable. De ello han dado cuenta fuentes aún presentes en Vox con anterioridad, y aquellos perfiles que salieron y denunciaron distintas prácticas. La verticalidad, aunque predomina en la mayoría de partidos políticos, en Vox es clara. Va ligado a su concepción del Estado: centralizado, lejos del sistema actual de las autonomías. Algo en lo que se basó para tejer su distribución regional, ordenada por aparatos provinciales con presidentes cada uno, sin órganos autonómicos. No hay barones como tal, un término que rechaza la formación, solo figuras que ejercen esa labor sin una titularidad clara. Al menos lo hacían hasta ahora, ya escenificada la ruptura con el PP y la salida de los vicepresidentes de sus gobiernos. Ahora, esas figuras serán simbólicas, por el renombre de sus liderazgos.
Fuentes muy próximas a Abascal, en las horas previas a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de este jueves por la tarde, daban a conocer la posición del mandatario: ruptura clara con el PP en los gobiernos, sin atenuantes. La reivindicó en la cita así. Un cónclave que se extendió por casi tres horas, cuando estaba prevista la mitad de duración. ¿El motivo? Diferencias sobre ese cisma. ¿De quién? Sobre todo, de los vicepresidentes autonómicos. Quienes convivían día a día con el PP, capaces de ver matices frente a la unilateralidad de Abascal, todo pese a compartir el marco de relacionar inmigración ilegal, a todas las escalas, con saturación de recursos e inseguridad.
Así lo trasladaron durante la reunión fuentes conocedoras, eso sí, ajenas al encuentro, que alertaban del desánimo en algunas de las 'comitivas' autonómicas. Señalaban a la valenciana, a la aragonesa y a la de Castilla y León. Al cierre del discurso protagonizado por Abascal, el gesto tibio y sin recreo que Vicente Barrera, el hasta la madrugada del viernes dos de Carlos Mazón en la Generalitat valenciana, evidenció eso, como se muestra a continuación:
Fue pronto a atender al exvicepresidente aragonés Alejandro Nolasco, con quien compartía gesto duro. Mientras que el murciano José Ángel Antelo se mantuvo junto a Abascal y conversó con él, mostrando clara complicidad con la ruptura. Ya desde la región advertían a este medio de que las relaciones con el PP habían sido difíciles, aunque conseguían que "rectificasen" y adoptasen las posiciones de Vox en cuestiones climáticas, por ejemplo. La Ley del Mar Menor ha sido un constante enfrentamiento con los populares murcianos. Pese a esas disconformidades, el compromiso con el acatamiento de lo que decidiese el CEN y especialmente Abascal era rotundo. Ya Barrera y la presidenta de las Corts valencianas, Llanos Massó, lo afirmaron por la mañana: compromiso total con la decisión. A la salida, nadie hizo valoraciones. Ella y los barones de Vox integran el comité junto a otra quincena de miembros.
Las diferencias afloraron con claridad en las capas bajas de algunos de esos gobiernos a primera hora de este viernes, como reacciones a ese anuncio. Cabe destacar la importancia de las palabras. Abascal apuntó en su declaración institucional a salidas de los vicepresidentes y no a consejeros. Un detalle clave, pese a insistir en que Vox pasaba a la oposición a partir de ahora. Ya por la mañana, fuentes del partido daban constancia de posibles rebeldías puntuales. Y, como anunciaría en su primera entrevista tras la ruptura el propio Abascal, todo aquel que procediese así, dejaría de ser parte de Vox. Lo entendía, con todo, dado que "muchas personas que han tomado una decisión de involucrarse en estos gobiernos y han tenido que dejar sus trabajos y lo han hecho para muy poco tiempo".
Cisma de consejeros
Casi al mismo tiempo que Abascal hacía esas declaraciones, se hacía el primer anuncio. Ignacio Higuero, familiar del vicesecretario de Relaciones con las Cortes nacional Ignacio de Hoces, anunciaba que su compromiso era con los extremeños y que seguiría como consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural en el Ejecutivo de María Guardiola. Y, tras ello, se daba de baja del partido. Entre las justificaciones, esgrimía que Vox, desde Madrid, había "cambiado las reglas a mitad del partido". No pareciéndole "honrado" al no ver el tema migratorio recogido en ese acuerdo. Se desconoce si por condición de Madrid o por iniciativa propia. Cualquier disidencia que pueda haber, sin una correspondiente baja voluntaria, llevaría a que el ámbito de Garantías de Vox suspendiese de militancia a cualquier individuo. Se activó a finales de año en Baleares con el sector crítico, cabe destacar.
El propio Higuero, había estado un día antes en la mismas tesis que los valencianos, de asumir lo que dijese Vox. Y ahora apunta a la dificultad de la decisión y a permanecer por "lealtad" a Guardiola. La misma que puso trabas al consenso con Vox tras las elecciones, pero a quien Madrid instó a los pactos para no dificultar alianzas posteriores a nivel general de cara a un intento de acuerdos para alcanzar la Moncloa Feijóo.
Una hora después del extremeño, en Castilla y León, el exconsejero de Industria, Comercio y Empleo, Mariano Veganzones, y el de Agricultura, Gerardo Dueñas, vinculado a Asaja, daban a conocer que seguía los pasos de Higuero y renunciaba a continuar en la formación. El compromiso era de seguir, pero acabaron cesados por Alfonso Fernández Mañueco, que seguía así la línea de Mazón exceptuando a Gonzalo Santonja, a quien conserva. Es un independiente asignado por Vox que también reprochó al grupo su postura y optó por continuar. Lo que evidencia el rechazo en el seno castellano y leonés a la decisión adoptada en Bambú. Se lo trasladaron a García-Gallardo. En Murcia, tanto Antelo, quien aglutinaba las competencias de Seguridad, como el consejero de Fomento, José Manuel Pancorbo, dimitieron voluntariamente. Igualmente, Nolasco dejó la vicepresidencia y la cartera de Desarrollo Territorial, Despoblación y Justicia, y Ángel Samper la de Agricultura. Allí, no hubo sustos.
El choque político con el PP se ha saldado con cuatro consejeros de los ocho [sin contar a los cuatro vicepresidentes, que tenían competencias aparte] electos por Vox, ajenos a las listas electorales. Son la mitad de ellos. O un tercio, si se añaden a los vicepresidentes con competencias, todos menos el castellano y leonés. Dueñas es ingeniero muy ligado al sector. Higuero, que suplió a Camino Limia como consejero tras desavenencias con Madrid, es gestor de fincas rústicas y muy ligado al mundo de la caza en la región. Veganzones, pese a su proximidad a Vox, llevaba ya una trayectoria próxima a la Junta, con diversos puestos previos como coordinador en esa cartera en legislaturas anteriores del PP o secretario del Consejo Económico y Social de la región. También fue técnico en el Servicio Público de Empleo y técnico asesor del Delegado Territorial de Valladolid.
Unas 200 personas eran dependientes de Vox en las distintas administraciones. Del PP depende que continúen o no una parte sustancial de técnicos
A esas divergencias, se une la apuesta del PP por el 'fichaje' de trabajadores menores de la administración, como los integrantes de las Direcciones Generales y Secretarías, con un perfil puramente técnico, pero que fueron elegidos por Vox. En definitiva, se quedan en la administración o se retiran del partido, los que no comprenden esta salida en un momento en el que "se estaba trabajando bien". Está por ver la cifra de personalidades definitiva que sale o permanece. Mazón ya cuenta con esas campas inferiores. En total, en las seis regiones con acuerdos, se puede estimar en 200 los individuos dependientes de Vox en la administración.
Está por ver qué sucede en Baleares, el punto más caliente de los pactos con el PP. Como ya publicó este digital, la entidad está fraccionada en tres sectores: uno leal, otro intermedio y otro crítico que ya trabaja en una fundación de la sociedad civil llamada Avanzar en Libertad. A principios de este año la mayoría del grupo parlamentario se amotinó. Se calmaron las aguas pero sigue habiendo una pulsión vigente, aseguran fuentes conocedoras. Cabe la posibilidad que, a cambio de influencia, ese ala parlamentaria crítica decida dar los cinco apoyos necesarios a Marga Prohens y los suyos para continuar teniendo estabilidad y se reabra la brecha mencionada. Prohens cuenta ya como apoyo externo con Xisco Cardona, quien abandonó Vox al principio del cisma.
Vox, ante el espejo
Esta crisis con el PP, que repercute al final internamente, llega tras la evidenciada con el sector liberal del partido, totalmente depurado, con las salidas de figuras importantes como Iván Espinosa de los Monteros, Rubén Manso o Víctor Sánchez del Real. Pero, también, después de otros cismas previos con personalidades de Javier Ortega-Smith o con Macarena Olona que pusieron al partido contra las cuerdas, escenificando grietas en un partido bunkerizado. Está por ver si da coletazos o simplemente se salda con las fugas mencionadas que afectan no tanto en estructura, sino en imagen. Veganzones era, por ejemplo, presidente provincial de Valladolid. Hay otros frentes, como el de Madrid, donde no termina de estallar el choque, pero sobre el que muchos ven ya a Rocío Monasterio apunto de abandonar la primera línea, siguiendo los pasos de Espinosa. De producirse salidas importantes, Vox podría acudir a los próximos comicios sin líderes reconocibles. Aunque en el partido no sienten preocupación, porque "nos respaldan por las siglas, las ideas".
Queda por ver si al calmarse las aguas se producirán más salidas de renombre
A la ventana de inestabilidad capilar entre la estructura de Vox que se abre, cada vez más arrinconada a las decisiones de Abascal y Bambú, hay que sumar el plano electoral. La motivación para romper es doble. Por un lado, aunque en el partido lo niegan, está dar un golpe de efecto a la influencia que ha tenido tras las europeas Alvise Pérez y Se Acabó la Fiesta. Que ha restado tirón electoral a Vox, pese que ha crecido. En el propio partido daban cuenta de que la "preocupación" y el "descontento" con las políticas del bipartidismo es un nexo que unen a sus votantes.
Por otro lado, no quedar desacreditados ante sus votantes. Sobre todo cuando, en un giro mucho más radical y distanciándose más de la concepción conservadora y patriótica del Vox inicial, discrepante con el PP, el partido se ha homologado a otros socios internacionales priorizando descomunalmente la cuestión migratoria. El rechazo a la inmigración ilegal: es el caso del Partido de la Libertad de Austria y de su líder Geert Wilders, o de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen. Un giro que también la integración en Patriotas por Europa escenifica. Dejando atrás a Giorgia Meloni, más próxima ya al PP europeo. La presencia en ECR era una declaración pública de intenciones, de compromiso atlantista como el de la italiana y frente a la influencia rusa que, ahora, queda difusa por parte de Vox. El jefe de la Delegación en Bruselas, Jorge Buxadé, con todo, insiste en que siguen respaldando la OTAN y a Ucrania.
Las previsiones de Bambú respecto al impacto de esta decisión de desligarse del PP son buenas, con todo. Creen que la muestra de compromiso con las promesas al electorado, en las próximas elecciones que vengan, como por ejemplo las catalanas si hay repetición, pueden ayudar a un impulso. Ahora bien, las oficiales programadas para más cerca son las de 2026 en Castilla y León y Andalucía. Hasta entonces, Vox contará con una menor financiación y respaldo económico para afrontarlas al salir de esos Ejecutivos. Tampoco tendrá los grandes altavoces que facilitan los puestos de responsabilidad de cara a los medios. Solo las redes sociales, ámbito en el que ya despuntan pero que no le permite interactuar con otros públicos distintos que sí facilitan los medios tradicionales.
En línea con ese giro partidista, que podría tacharse de más radical, desde Vox ya han anunciado cómo será su modelo desde la oposición regional al PP. Se presionará al PP que, de querer sacar adelante medidas, tendrá que sentarse a negociar duras condiciones "punto a punto", "acuerdo a acuerdo", dicen fuentes de la entidad. Y si no las aceptan, "que se vayan con el PSOE", aseguran. Tras las elecciones generales, y la consolidación de Vox en muchos territorios, se dio a Vox por muerto, abocado a una reducción de su espacio que, tras las autonómicas de 2024, no se ha demostrado. Si bien es cierto que el partido ha crecido en miles de votos, hay que contemplar que en todas esas comunidades los datos previos son de entre 2019 y 2021, por lo que si durante entonces a las generales creció el apoyo a las siglas y luego se vio ligeramente truncado, el reflejo sigue siendo positivo. Hay excepcionalidades como Cataluña, donde Vox, a costa de la denuncia migratoria, ha encontrado un espacio propio frente al PP, que con todo ha conseguido quintuplicar. Ese es el aparente modelo a extrapolar. Por lo que, es arriesgado suponer que estas salidas vayan a reflejarse en un bajón electoral amplio.
Vox cotizará alto su apoyo puntual al PP: pacto a pacto, y a cambio de propuestas concretas contempladas
Influirá mucho, como han reseñado con anterioridad expertos politólogos a este medio, el carácter que adquiera Vox en el futuro. Sin un cordón sanitario, este distanciamiento del PP les autoimpone un cordón con el resto de formaciones. Si no hay un desgaste de estas en sucesivos comicios, el voto a Vox puede entenderse como no útil pese a haber convicción, si no hay disposición a entenderse con el PP. Por lo que si el avance no es similar al de otros países a costa de la derecha clásica, ésta se terminará beneficiando del sufragio para evitar gobiernos de izquierdas. El discurso de Vox, de igualar al bipartidismo en políticas, sobre todo a raíz de pactos de Estado, y la capacidad de integrarlo entre la opinión pública, será una de las claves del éxito y del fracaso.
Presidentes parlamentarios
La ruptura con el PP deja dos elementos en el aire. Y es lo que respecta a los presidentes parlamentarios y senadores por designación autonómica consensuados con Vox durante la negociación de pactos. Lo lógico es que el PP, en solitario, quiera controlar la actividad de la cámara así como los tiempos. Y no que lo haga un partido ajeno al Gobierno. Para ello, según recogen los reglamentos autonómicos, sería necesario una baja voluntaria o, en su defecto una moción motivada por los grupos por "falta de confianza". Afectados se verían Marta Fernández, de Aragón; Carlos Pollán, de Castilla y León; Llanos Massó, de la Comunidad Valenciana; y Gabriel Le Senne, de Baleares. Respecto a los senadores, a priori, solo podrán cesar por voluntad.
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