En el convento hubo un tiempo en el que las jóvenes aspiraban a tomar los hábitos. Novicias que postulaban para convertirse en Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, la orden que en 1881 fundaron las hermanas cordobesas Rafaela y María Pilar Porras y Ayllón. Su espiritualidad ignaciana les llevó a instalarse junto a la Basílica de Loiola, el centro jesuítico por excelencia. En Azpeitia su imponente estructura aún pervive: 5.394 metros cuadrados, una planta en T y una iglesia en el centro del complejo. Hoy no hay novicias ni monjas. Aquellas instalaciones que un día estuvieron repletas de jóvenes con motivación religiosa se fueron quedando grandes. Demasiado espacio para poca vocación.

La venta del convento hace muchos años abrió un nuevo tiempo. El ala este hoy poco o nada tiene que ver con lo que fue. En unos días se llenará de nuevo de jóvenes, pero no para aspirar a tomar hábito alguno, pero sí, como entonces, para iniciar sus proyectos vitales. En los pasillos en los que antes se rezaba, conversaba y se daba orientación espiritual, hoy se han rehabilitado para acoger apartamentos de uno y dos habitaciones. Estarán ocupados por jóvenes menores de 36 años que iniciarán si proyecto de emancipación personal.

El convento, propiedad del Ayuntamiento de Azpeitia, fue cedido parcialmente al Gobierno vasco para que llevara a cabo un proyecto de vivienda ‘dotacionales’. Se trata de pisos que se asignarán de acuerdo a determinadas condiciones de los demandantes y por un periodo de ocupación máximo de cinco años. Con ello se pretende que estas infraestructuras roten en su servicio de ‘plataforma’ hacia la emancipación.

48 apartamentos de 26 a 60 m2

El Ejecutivo vasco adjudicará en los próximos días las primeras llaves y el antiguo convento de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús revivirá con las 48 nuevas unidades familiares que se irán incorporando a estas instalaciones. Lo harán en régimen de alquiler y con el pago de un canon social que oscilará entre los 150 y 350 euros para las 31 viviendas de una habitación y entre 180 y 420 euros para las 17 de dos dormitorios. En ningún caso abonarán más del 30% de sus ingresos.

No se trata de celdas conventuales pero tampoco de grandes residencias. Sus dimensiones oscilan entre los 26 y 60 metros cuadrados. Los apartamentos están distribuidos en tres de las plantas del edificio.

Entre los requisitos para optar a ‘vivir en el convento’ figura no superar los 42.315 euros de ingresos en la unidad convivencial –que no podrá ser de más de tres miembros- y que al menos uno de ellos esté empadronado en Azpeitia o en algún municipio de la comarca de Urola-Kosta.   

Será la primera experiencia de este tipo. El proyecto ha priorizado el aprovechamiento de infraestructuras ya existentes y que se encontraban en desuso. El Ejecutivo vasco quiere continuar con este tipo de apuestas de utilización eficiente de edificios singulares que se encuentran sin uso en muchos municipios vascos.

Vivir en un antiguo convento

Se trata de recursos adecuados para convertirlos en soluciones habitacionales, especialmente orientadas a los jóvenes y en régimen de alquileres asequibles. En municipios como Arrasate-Mondragón se ha proyectado un plan similar en la antigua Casa de los Sindicatos o en los antiguos juzgados de Eibar.

Vivir en un antiguo convento, junto a la Basílica de Loiola, será una alternativa singular. Se trata de un proyecto que ha permitido renovar por completo una de las dos alas residenciales que tenía el convento.

Las Esclavas del Sagrado Corazón se dedicaron durante muchos años a la enseñanza en Azpeitia. Además de la formación de las vocaciones en su orden, también cumplieron la misión con la que nación la orden; la beneficencia y la educación. Hoy la congregación cuenta con conventos similares, a los que también se ha sometido a una actualización en su uso y actividad, en Oviedo, Gandía o Madrid. Además, está extendida por todo el mundo. Sólo en Europa tiene presencia en países como Portugal, Inglaterra, Irlanda, Italia y Francia.