Una visita nada casual y en un momento clave. Ese cariz tiene la reunión institucional que este miércoles mantendrán a las 12 horas en Barcelona el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president en funciones, Pere Aragonès. Un encuentro, confirmado por la Moncloa y por la dirección del PSOE, que es crucial porque se produce en la recta final de las negociaciones entre socialistas y republicanos para la investidura de Salvador Illa, ganador de las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo, como nuevo president.

La cita tendrá lugar a mediodía en el Palau de la Generalitat. Posteriormente, ambos presidirán la firma del convenio de traspaso de la gestión del ingreso mínimo vital (IMV) —concertada el pasado diciembre, en su última reunión institucional, también en Barcelona—, junto a la titular de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, y el conseller de Derechos Sociales, el exconvergente Carles Campuzano. Al finalizar el acto, comparecerán ante los medios la ministra y el conseller, no los presidentes, según precisaron fuentes oficiales del Ejecutivo central.

Presión de ERC

La entrevista entre los dos líderes llega justo después de que ERC haya metido presión a las negociaciones con el PSC, a través de la publicación de un artículo en La Vanguardia en el que Marta Rovira advertía este lunes que "sin un paso adelante claro y decisivo hacia la soberanía fiscal no habrá ningún acuerdo de investidura posible".

Pese a ello, el Govern ha intentado desligar el encuentro de la negociación de la investidura. "No es un encuentro para negociar la investidura de nadie", ha advertido este martes la portavoz del Govern, Patricia Plaja. "Aragonès no negocia la investidura, hasta el último día ejercerá el cargo de president defendiendo los intereses económicos, sociales y políticos de los ciudadanos" añadía.

Plaja ha enmarcado el encuentro en el traspaso del Ingreso Mínimo Vital, aunque ha dejado claro que Aragonès volverá a exigir a Sánchez una reforma del modelo de financiación que suponga una "financiación singular" para Cataluña. "Se están cobrando cosas que durante demasiados años no se han cobrado" ha defendido la portavoz, recordando que "no sabemos cuánto se alargará el Govern en funciones". De hecho, ha señalado, "pueden pasar meses, incluso puede haber una repetición electoral que haga que este Govern se alargue hasta diciembre y seguiremos trabajando para conseguir cualquier acuerdo beneficioso para Cataluña".

Este lunes, Gobierno y Generalitat acordaron que el Estado abonará a Cataluña 1.520 millones de euros en los próximos tres años, 1.058 de ellos vinculados a la gestión de Rodalies

Paralelamente, Gobierno y Generalitat anunciaron ayer el acuerdo que "blinda" financieramente los traspasos comprometidos por Sánchez en las negociaciones de su investidura. Se trata de 1.520 millones de euros que el Estado abonará a la Generalitat en los próximos tres años, para sufragar la gestión de Rodalies, las becas universitarias y un programa de investigación de 150 millones de euros anuales. La parte del león corresponde a la gestión e inversiones en la red ferroviaria catalana, que recibirá 1.058 millones de euros.

La consellera de Economía, Natàlia Mas, reconoció este lunes que se trata de un paso importante para avanzar en las negociaciones, puesto que permite dar por cumplidas buena parte de las exigencias republicanas para la investidura de Sánchez. Sigue pendiente la condonación del 20% de la deuda de la Generalitat con el FLA, 15.000 millones de euros, pero Mas se mostró confiada en que esta promesa se hará realidad "en los próximos meses" y aseguró que ambas administraciones avanzan en las cuestiones técnicas del acuerdo.

La exigencia del concierto

El próximo 26 de agosto es la fecha límite para la investidura del próximo presidente catalán. Si no se ha producido la investidura entonces, Cataluña irá a una repetición electoral el próximo 13 de octubre. Pero ERC ha acortado esos plazos. La secretaria general de ERC ha dejado claro que quiere tener cerrado un preacuerdo con el PSC a finales de mes de julio, para someter la propuesta a las bases republicanas.

El PSC ha intentado seducir a ERC con el consorcio tributario, pero los republicanos lo rechazan: lo consideran una "operación de maquillaje para que todo continúe igual"

Los equipos negociadores liderados por Rovira y Lluïsa Moret, viceprimera secretaria del PSC, siguen trabajando en cuatro ámbitos: financiación, reconocimiento nacional, defensa del catalán y políticas sociales. Pero los republicanos han dejado claro que su prioridad es el modelo de financiación, un nuevo sistema con el que quieren que la Generalitat recaude y gestione todos los impuestos producidos en Cataluña.

Un formato que en la práctica implicaría la salida de Cataluña del régimen común de financiación autonómica, para acercarse a un modelo similar al concierto de Euskadi y Navarra. El Gobierno, al menos hasta el momento, se niega a esa exigencia, porque contravendría la Constitución y desequilibraría el sistema. El PSC ha intentado seducir a ERC con la figura del consorcio tributario, prevista en el Estatut y aceptada por el Tribunal Constitucional, que permitiría a la Generalitat recaudar el 100% de los impuestos, pero sin la "llave de la caja", que es lo que quieren los independentistas.

Rovira, en el artículo que firma en La Vanguardia con sus compañeros de partido Josep Maria Jové, Marta Vilalta, Juli Fernàndez y Oriol López, defiende un "salto de gigante respecto a los recursos de los que dispone Cataluña". Porque una atención sanitaria "eficiente", una educación de calidad, la "reindustrialización" de la comunidad o la aceleración de la transición energética no se puede hacer "con 22.000 millones de euros que se marchan cada año y no vuelven". "Y este paso de gigante no puede ser un consorcio entre la Generalitat y el Estado en una operación de maquillaje para que todo continúe igual. Y tampoco pueden ser nuevas promesas de financiación que nunca acaban de concretarse. El paso de gigante que hoy necesita Cataluña es un cambio de modelo de financiación estructural, permanente e irreversible", escribían los dirigentes de ERC. Sánchez, por tanto, ha de hacer una oferta a los republicanos que pueda aceptar la cúpula y, sobre todo, que puedan apoyar las bases.