La precuela de la negociación del PSC y ERC para investir a Salvador Illa tenía otro actor protagonista: Pedro Sánchez. Los republicanos necesitaban que, antes de aproximarse a un acuerdo para hacer del primer secretario de los socialistas catalanes el nuevo president, quedase claro que el Gobierno central cumplía sus compromisos con ellos. Y que se avanzase de manera nítida. Eso es lo que pedía ERC y lo que consiguió esta semana, con una foto muy valiosa como broche, este mismo miércoles: la del jefe del Ejecutivo con Pere Aragonès en el Palau de la Generalitat, con toda la pompa institucional posible. Una imagen sobre todo poderosa para las bases independentistas que, en unos días, si se alcanza un preacuerdo, tendrán que votar si quieren o que su partido invista a Illa. La militancia de ERC, unas 8.700 personas, tendrá en sus manos decidir entre un nuevo Govern o ir a unos nuevos comicios el 13 de octubre, y se la presume muy exigente, no dispuesta a aceptar cualquier pacto que la cúpula le presente.

Pero si el líder del PSC logra alcanzar la Generalitat, y Sánchez se está implicando a fondo en ello, habrá una cara b: Junts encarecerá el precio de su apoyo al Ejecutivo en Madrid. La formación de Carles Puigdemont ya lanzó un primer mensaje, e inesperado, el pasado martes, en el superpleno de fin de curso en la Cámara baja, cuando con su voto en contra tumbó la senda de estabilidad diseñada por Hacienda. El sentimiento por esa dura derrota lo expresaba gráficamente el ministro de Cultura, Ernest Urtasun: "Es una hostia para el Gobierno". Se lo confesaba a un diputado de ERC y le pilló un micro abierto en el patio del Congreso.

Un micro abierto pilló al ministro Urtasun expresando el sentimiento del Ejecutivo tras el revés de Junts: "Es una hostia para el Gobierno"

Ni Sánchez ni Aragonès comparecieron después de su reunión de una hora en Palau. Tampoco lo hicieron los interlocutores habituales de los dos gobiernos, el ministro Félix Bolaños y la vicepresidenta en funciones, Laura Vilagrà. Solo lo hicieron la titular de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, y el conseller de Derechos Sociales, Carles Campuzano, para solemnizar el traspaso definitivo de la gestión del ingreso mínimo vital (IMV) a Cataluña. No convenía ninguna indiscreción, ninguna palabra desacertada que complicara la recta final de las negociaciones. Las dos partes, la Moncloa y el Govern, pusieron cuidado en recalcar que en la reunión de este miércoles se centró en cuestiones institucionales, de la agenda de ambos ejecutivos y de los compromisos contraídos, sin que entrara en el menú la investidura de Illa, una cuestión que se residencia oficialmente en las direcciones de PSC y ERC.

En un comunicado conjunto, los dos gobiernos insistieron en que la entrevista entre los dos presidente transcurrió "en un clima cordial y de normalidad institucional", y en la que se repasó la relación entre ambos ejecutivos tras la firma de los acuerdos de esta última semana que "concretan y calendarizan diferentes transferencias y acuerdos pendientes". Se referían a la reunión del pasado lunes entre las dos administraciones, en la Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales, en la que se acordó la transferencia del Estado de 1.520 millones en los próximos tres años a la Generalitat, 1.057,9 de ellos vinculados a Rodalies (más 300 anuales a partir de 2027) y 450 para investigación y desarrollo (150 por año).

Los dos presidentes han analizado el desarrollo de estos acuerdos y se han comprometido a trabajar para culminar su cumplimiento en beneficio de la ciudadanía de Cataluña", apunta el comunicado conjunto de los dos gobiernos

La frase clave del comunicado conjunto de la quinta reunión institucional de ambos mandatarios desde 2021 era esta: "Los dos presidentes han analizado el desarrollo de estos acuerdos y se han comprometido a trabajar para culminar su cumplimiento en beneficio de la ciudadanía de Cataluña". El Ejecutivo de Sánchez dejaba claro su voluntad de "cumplir" con ERC, de materializar todos los compromisos pendientes de ejecución, porque su prioridad es que Cataluña pase al PSC. Al tiempo, la cúpula republicana podía mostrar a sus bases que es igual de exigente que Junts y que sabe apretar a Sánchez, que no da su apoyo gratis.

También la condonación de 15.000 millones de deuda

Después, cada parte lanzó su añadido posterior, su lectura propia de la entrevista en Palau. Desde la Generalitat explicaron que Aragonès defendió la necesidad de "acelerar el cumplimiento" de los pactos pendientes y le expuso que Cataluña debe dotarse de un régimen de "financiación singular". Esa es la condición indispensable que pone ERC para acceder a investir a Illa. Campuzano explicó a los periodistas que Sánchez y Aragonès hablaron lógicamente de ese déficit fiscal que padece Cataluña, porque "son demandas que tiene el país desde hace décadas, y hoy es evidente que forman parte de la agenda política", remachó. Pendiente sigue la condonación de 15.000 millones de euros, un 20% de la deuda viva contraída por la Generalitat con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).

Esta semana se están haciendo efectivos los acuerdos. ERC tiene la sensación de que nunca se acaban de cumplir los acuerdos hasta el último punto y era imprescindible que las cosas empezaran a moverse", apunta Rovira

En la Moncloa no fueron tan explícitos. "Este Gobierno siempre ha trabajado desde el respeto a la diversidad, a la lengua y a la cultura catalana, poniendo siempre como prioridad el avance en las cuestiones que preocupan a los ciudadanos catalanes en su día a día. Esa ha sido la vocación del Gobierno hasta ahora, y esa será la vocación que se mantenga con el futuro Govern que se decida en Cataluña", apuntaron fuentes del Ejecutivo central.

ERC había pedido un gesto rotundo a los socialistas para avanzar hacia la investidura de Illa. Esta semana el Gobierno ha enlazado varias muestras de compromiso. Los acuerdos de la Comisión Mixta del lunes y la valiosa foto de este miércoles con el traspaso del IMV. "Teníamos unas condiciones preliminares a un posible acuerdo [de investidura] y eran el cumplimiento de todos los acuerdos [anteriores] derivados de las relaciones entre los dos gobiernos o de las investiduras de Pedro Sánchez. Esta semana se están haciendo efectivos. ERC tiene la sensación de que nunca se acaban de cumplir los acuerdos hasta el último punto y era imprescindible que las cosas empezaran a moverse", defendía la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, en una entrevista publicada este miércoles en El Periódico de Catalunya. La reunión con Aragonès, apuntaba, es una "señal en este sentido: se están cumpliendo los acuerdos pendientes y se hace de forma presencial". "No podíamos fiar más, o cumplían o era imposible llegar a otro acuerdo ya fuera con el PSOE o con el PSC".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), se reúne con el 'president' en funciones, Pere Aragonès, este 24 de julio de 2024 en el Palau de la Generalitat en plena negociación entre ERC y PSC para la investidura de Salvador Illa. | EFE / ALBERTO ESTÉVEZ

Rovira anticipaba que esta semana "se verán más cumplimientos", y eso ayudará a tener "cierto entendimiento" con el PSC. "Si Sánchez cumple, quiere decir que nosotros podemos volver a garantizar que cualquier acuerdo al que nosotros lleguemos con el PSC y el PSOE se cumplirá", indicaba la dirigente independentista, en un mensaje claro a sus bases de fiabilidad de que lo que firmen con los socialistas no será papel mojado. Si Sánchez "va hasta el final en el cumplimiento de los compromisos adquiridos, ERC podrá asumir nuevos". "Si no fuera así, es muy difícil pedir un dogma de fe. Para decirlo simple y llanamente, si Sánchez cumple los acuerdos que hay pendientes, ERC podrá volver a tener confianza que futuros acuerdos también se cumplirán". Las palabras de la número dos de la formación, ahora al frente de la dirección tras la marcha de Oriol Junqueras, eran suficientemente elocuentes: con el gesto diáfano de cumplimiento de los compromisos pendientes, la investidura de Illa estaría más cerca.

Desde el entorno de Illa admiten que las negociaciones estaban yendo "bien". "Los astros se van alineando, pero aún queda", señala un integrante de la cúpula del PSC

Y, teóricamente, lo está. Bolaños se reunió con Vilagrà en Palau, y Sánchez mantuvo una comida de trabajo en el Raval con el líder de los socialistas catalanes que se prolongó durante dos horas, según informaron fuentes de PSOE y PSC. Después, continuaba la discreción, pero desde el entorno de Illa admitían que las negociaciones estaban yendo "bien". "Los astros se van alineando, pero aún queda", apuntaba un integrante de la cúpula del PSC.

¿Consulta el 1 de agosto?

Se espera que el pacto se acabe de cerrar en los próximos días. Rovira había advertido al PSC de que el preacuerdo tenía que estar listo antes del fin de julio. La previsión, por tanto, es que se vayan cerrando los últimos flecos en apenas unos días. La consulta a la militancia de ERC se celebraría, según publicaba este miércoles Nació Digital, el 1 de agosto. En una semana.

ERC reconoce que está "avanzando" con el PSC en la cuestión de la financiación singular, aunque advierte de su rechazo a la figura del consorcio tributario, la defendida por los socialistas

El punto más conflictivo es, precisamente, el de la "financiación singular". Rovira apuntaba que las dos partes han "avanzado" en esta materia, pero rechazaba dar más detalles para no chafar las conversaciones. "Sánchez tiene que garantizar que estos avances en financiación son sostenibles en el tiempo. Es decir, que después no se pueda dar marcha atrás por parte de otro Gobierno", demandaba. El problema del Ejecutivo es su debilidad parlamentaria: cualquier cambio profundo de la financiación autonómica debería pasar por las Cortes, y ahí necesitaría el apoyo de Junts, una misión ardua porque los posconvergentes buscan la repetición electoral. ERC exige un concierto económico similar al de Euskadi y Navarra y pagar una cuota de solidaridad al Estado por los servicios que presta en Cataluña.

Los presidentes Pedro Sánchez (i) y Pere Aragonès (2i), durante la firma de la gestión del traspaso del ingreso mínimo vital (IMV), sellada por la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, y el 'conseller' de Derechos Sociales en funciones, Carles Campuzano, este 24 de julio de 2024 en el Palau de la Generalitat. | EUROPA PRESS / DAVID ZORRAKINO

Rovira volvía a recalcar que su partido rechaza la figura del consorcio tributario que propone el PSC, contemplada por el Estatut de 2006 y validada por el Tribunal Constitucional, que implica que la recaudación del 100% de los impuestos pase a la Generalitat, pero no su gestión. La dos de ERC recalcaba que con el consorcio Cataluña no gana "en soberanía". "El PSOE y el PSC todavía tienen que entender que lo que reivindicamos nosotros en términos de soberanía es la llave de la caja, no solo la caja. Lo que reivindicamos es el derecho a decidir sobre los recursos".

La única verdad es que el PSOE empieza a cumplir lo acordado. Esto sí que es cierto. Era imprescindible para empezar a negociar", resumen fuentes de ERC en Madrid

Es decir, que el punto de acuerdo estaría a medio camino entre el consorcio compartido con el Estado y una agencia tributaria propia, una salida que algunos dirigentes en el PSOE no ven fácil encontrar pero que podría pasar por una redacción ambigua que sea suficiente para contentar a las bases de ERC. La dirección independentista no da pistas. "La única verdad es que el PSOE empieza a cumplir lo acordado. Esto sí que es cierto. Era imprescindible para empezar a negociar", remachan a este diario fuentes del grupo parlamentario republicano en Madrid. Otras fuentes de ERC recuerdan que los acuerdos de investidura suscritos con el PSOE también contenían redacciones alambicadas y ambiguas —por ejemplo, sobre la resolución del conflicto político y la consulta— que cada parte podía vender como un éxito aunque tuviera difícil traducción real.

"Molesto" por la aproximación a los republicanos

Pero la mayor aproximación a ERC tiene la contrapartida clara del alejamiento de Junts. El martes, no solo ratificó su voto en contra a la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería —con un discurso de cariz xenófobo, por cierto, prueba de su inquietud por la competencia con la formación ultraderechista Aliança Catalana—, un no que ya se esperaba. El problema para el Gobierno fue que le sorprendió rechazando los objetivos de déficit y deuda. Un claro aviso al Ejecutivo y una muestra del poder de sus siete votos.

En el Gobierno escucharon con preocupación el discurso de Junts del martes: "Fue duro, resentido, muy de las tripas", del pasado

Los posconvergentes no advirtieron con margen a los socialistas. No les previnieron. Se lo hicieron saber mientras seguía el pleno en la Cámara, poco antes incluso de la votación, según indicaban fuentes de Hacienda. En el círculo de confianza del presidente interpretaban que Junts se había sentido "molesto" por el acercamiento a ERC, y que les enrabietó aún más que Sánchez viajaría a Barcelona para entrevistarse con Aragonès.

En la Moncloa están empezando a asumir que el objetivo de mantener sus alianzas intactas con los republicanos y los posconvergentes, en un dificilísimo equilibrio, y a la vez tener a Illa en la Generalitat, no es un objetivo tan realista como esperaban. El Gobierno espera, pues, que la formación de Puigdemont le apriete más, endurezca su posición en Madrid. En ese sentido, en el Ejecutivo escucharon con cierta preocupación el discurso del portavoz adjunto de Junts en el Congreso, Josep Maria Cruset, el pasado martes en la tribuna. "Fue duro, muy resentido, muy de las tripas", frentista con el PSOE. Por si acaso, la vicepresidenta primera y titular de Hacienda, María Jesús Montero, se acogió a la prudencia en sus declaraciones públicas y culpó en todo momento al PP de que decayese la senda de estabilidad. Era, ya lo dijo Urtasun, una "hostia para el Gobierno".

La presión que a su vez está ejerciendo Puigdemont sobre los republicanos es otro elemento que complica las negociaciones con el PSC y que dificulta a los de Rovira apearse de su exigencia del concierto económico para Cataluña. "Con Junts vigilando las esencias no es fácil. Ojalá los negociadores encuentren una salida, pero por favor sin necesidad de nuevo desgarro al modo de amnistía 2.0", apunta un veterano dirigente con hilo directo con la Moncloa. Y es que esa es otra derivada: la financiación autonómica es una tecla muy sensible, y si se percibe un potencial acuerdo con ERC como un agravio al resto de territorios, las federaciones socialistas se tensarán y Sánchez tendría que intentar apaciguarlas.

Para Sánchez, es capital estabilizar Cataluña para estabilizar su legislatura, que Illa llegue a la Generalitat, y está dispuesto a hacer todo lo posible para conseguirlo. En ese caso, Puigdemont podría salir de escena

Los planes del Ejecutivo pasaban, una vez resuelto el Govern catalán, por la presentación y aprobación de los Presupuestos de 2025. La amonestación de Puigdemont avanza que no le será fácil a Hacienda recabar su voto. El horizonte de Sánchez acumularía más nubarrones. "Desde 1978 no ha habido gobernabilidad más difícil que en esta legislatura", resume un responsable con mucho oficio en el partido. El PP considera que este mandato está ya "agotado" tras las derrotas parlamentarias sufridas por el Gobierno esta semana, cree que el Ejecutivo es un mero "tinglado", pide a Sánchez que dimita. "Déjelo ya, convoque elecciones, váyase, pero así no podemos seguir", le lanzaba este jueves Alberto Núñez Feijóo. No es el propósito del presidente, en absoluto. Para el líder socialista, es capital estabilizar Cataluña para estabilizar su legislatura, que Illa llegue a la Generalitat, y está dispuesto a hacer todo lo posible para conseguirlo. La siguiente tarea sería reconstruir los puentes con Junts, quizá con Puigdemont fuera de escena, un elemento fundamental. Pero primero necesita Cataluña para Illa.