La historia hubiese sido distinta. Cataluña dijo que no, Euskadi que sí. Ambos tuvieron sobre la mesa el ofrecimiento del Gobierno de la UCD de contar con un Concierto Económico propio, con un sistema de financiación singular. Los vascos, justificados en su historia de respeto a los fueros y en la recuperación de un derecho arrebatado parcialmente durante la dictadura. A los catalanes, como parte del reconocimiento de su singularidad, se les ofreció incorporar un modelo similar al vasco en la negociación de los estatutos de autonomía. Sucedió en el verano de 1980. Un periodo económicamente complicado y políticamente incierto. Pero entonces, los catalanes apostaron por el pragmatismo y la seguridad de formar parte del régimen común, los vascos por arriesgar y seguir apostando por la recuperación del modelo de financiación que aplicaban desde 1878 –tras las Guerras Carlistas- y que sólo tras la Guerra Civil dejó parcialmente en suspenso.
En aquella reunión que pudo haber cambiado el modelo de financiación de Cataluña participaron el entonces ministro de Hacienda, Jaime García Añoveros, el conceller de Economía y Finanzas de la Generalitat, Ramón Trías Fargas y el consejero de Economía y Hacienda vasco, Pedro Luis Uriarte. Es este último quien lo cuenta en su obra ‘El Concierto económico vasco: una visión personal’. En el extenso trabajo sobre el singular modelo de financiación vasco, Uriarte recuerda cómo en 1980, cuando él lideraba la negociación del Concierto vasco, y cuñando los trabajos se encontraban muy avanzados, el Gobierno de Suárez ofreció al Ejecutivo catalán “una fórmula similar al sistema concertado que veníamos negociando”.
Recuerda que él fue “testigo privilegiado” de aquella “reunión tripartita”, cuya fecha no recuerda con precisión, pero sitúa entre junio y septiembre de 1980 y en el clima de negociación de la Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas, la LOFCA. Uriarte recuerda que el ministro Añoveros hizo un “ofrecimiento explícito” al conceller Trias Fargas para que Cataluña tuviera un régimen de financiación diferenciado. Abrió la posibilidad a incluir, junto al País Vasco y Navarra, a Cataluña en las disposiciones adicionales de la LOFCA que ya incluiría la singularidad de Euskadi y Navarra.
Razones "prácticas"
Uriarte afirma que las razones para rechazar el ofrecimiento fueron fundamentalmente “prácticas”. La primera de ellas señala que fue un rechazo basado en aspectos políticos. El Govern se había constituido hacía pocas semanas y resultaba inconveniente, señala Uriarte, fijar como una de las primeras tareas del nuevo Ejecutivo desarrollar un sistema propios de recaudación de impuestos “actividad que no siempre es bien recibida por los ciudadanos, y más en aquellos duros tiempos que vivíamos”, señala el exconsejero de Economía vasco y exvicepresidente del BBVA.
Otra de las razones que apunta es fundamentalmente económica. La crisis económica que atravesaba en aquellos años el país, en pleno proceso de Transición, complicaba mucho aceptar unj sistema de riesgo unilateral, “asumir el riesgo que conlleva el Concierto Económico. Esa dificultad, apunta Uriarte, “no le pareció nada conveniente a Don Ramón”.
A ello añade el convencimiento de que el conceller catalán consideró que, pese a suponer una dependencia del Estado, era más adecuado tener un sistema de financiación que no dependiera directamente del Govern y confiar en poder obtener más recursos para Cataluña a través de las sucesivas negociaciones parlamentarias: “Esa vía práctica les apreció más provechosa para Cataluña y menos arriesgada que la del Concierto”.
"Fue un error muy grande"
Uriarte recuerda una carta remitida por el entonces presidente Jordi Pujol al físico Pedro Miguel Etxenike, quien fue consejero de Educación vasco entre 1980 y 1984, fechada en agosto de 2006, en la que asegura que no es del todo correcto afirmar que los catalanes no tienen concierto económico porque no lo quisieron. Le recuerda que las formaciones nacionalistas sí lo habían propuesto y defendido pero que fueron el PASC, el PSUC y la UCD, que sumaban mayoría quienes rechazaron “sistemáticamente nuestras propuestas”: “Puede decirse, por consiguiente, que Cataluña no pidió el Concierto, pero sí l hizo el nacionalismo catalán”, afirma Pujol en la misiva.
Recuerda también que en julio de 2015 fue el entonces president, Artur Mas quien reconoció que “fue un error muy grande” no aceptar aquel ofrecimiento hecho en 1980. Mas señaló que se debe afirmar “con todas las palabras” y que lo que en su momento se consideró una cuestión de “segundo orden” y que era “mucho más importante cualquier otra cosa antes que una Hacienda propia” fue un error.
En su texto, Uriarte concluye que Cataluña no tenía el pasado y conocimiento de un sistema como el Conocimiento como sí tenía el País Vasco y que en ese contexto se debería situar en gran medida su decisión. Señala que pudo ser una decisión “lógica aunque los datos que ahora tenemos pueda no parecerlo y desde mi punto de vista constituya un error histórico”.
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