Fue un llamamiento para subsistir. El pulso que iniciaron a comienzos de mayo con el Arzobispado de Burgos no sólo les ha dejado por ahora fuera de la Iglesia Católica sino con grandes dificultades económicas para mantenerse. Las monjas excomulgadas del monasterio de Belorado comenzaron hace casi cuatro semanas una campaña de captación de fondos, un ‘crowdfunding’ o ‘colecta’ vía PayPal con la esperanza de lograr recabar el apoyo de simpatizantes. No ha funcionado. Hasta última hora de ayer, y a sólo un día de que termine el plazo para los donativos, apenas han logrado el 13% de los cerca de 20.000 euros que intentaban recaudar. Con ellos aspiraban a pagar los gastos ordinarios de la comunidad que aún vive en el monasterio de Belorado.
La ‘colecta’ incidía en que su decisión de abandonar la Iglesia ‘postconciliar’ se basaba en denunciar la “usurpación” de la silla de San Pedro desde 1958 –Tras el Concilio Vaticano II-. Denunciaban que les había supuesto una campaña de “insultos, calumnias, desamparo y aniquilación de la buena fama”. Añadían que recibían “coacciones, amenazas de desahucio” y eran víctimas de una campaña de “odio y desprestigio público”. Por ello, recurrieron a esta vía de captación de fondos “dado que se nos han intervenido las cuentas bancarias” y no podían hacer frente a sus gastos.
En estas cuatro semanas, hasta última hora de este lunes, habían recibido donativos por un importe de 2.712 euros gracias a 61 donativos registrados desde que se abrió la cuenta de aportaciones. En este tiempo, los donativos de quienes han decidido apoyarles han oscilado desde 1 euro hasta un máximo de 200.
Abandonar el convento
Hasta que estalló el escándalo de su salida de la Iglesia católica ‘postconciliar’ las exmonjas clarisas se financiaban de la comercialización de sus productos, fundamentalmente trufas y pastas. Sin embargo, el pasado 29 de mayo, una vez expiró el mandato de la abadesa Sor Isabel de la Trinidad, la Santa Sede nombró al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, comisario pontificio, quien a su vez designó una comisión que se haría cargo de la gestión del monasterio de Belorado. De este modo, a partir de entonces la gestión de los conventos de Belorado, Derio y Orduña quedarían bajo la tutela de dicha comisión.
Las monjas ‘cismáticas’ de Belorado denunciaron que se les había bloqueado el acceso a las cuentas bancarias y que por tanto comenzaban a tener dificultades no sólo para continuar con su actividad comercial sino también para el mantenimiento ordinario de su vida en el monasterio. Desde el Arzobispado se les recordó que seguían teniendo abierta la financiación para los gastos ordinarios, si bien esta se debía hacer previa petición de fondos a la Comisión gestora designada.
Las religiosas excomulgadas afirmaron en un comunicado que se encontraban “asfixiadas económicamente”. Tildaron de “una usurpación ilegítima de las cuentas bancarias pertenecientes a nuestra comunidad (hoy asociación) sin que medie procedimiento judicial alguno que justifique dicha intervención”. También denunciaron que se les quiere presentar como “deudoras y caprichosas, lo cual dista mucho de nuestra realidad y nuestra conducta habitual”. En un comunicado añadieron “enfáticamente” que siempre han asumido sus responsabilidades financieras y que hasta la intervención del Arzobispado estaban “al corriente de todas nuestras obligaciones financieras”.
Impago de deudas
Al contrario de lo que aseguró el Arzobispado de Burgos, afirman que han hecho frente a todas las facturas generadas en el monasterio, “hemos asumido la responsabilidad de todas las facturas generadas por nuestra comunidad”. El Arzobispado reveló el pasado día 9 de julio que la comunidad de Belorado dejó un saldo en deudas de 42.000 euros. Las facturas, apuntaron, en algún caso se remontan a gastos de hace más de dos años.
El pasado 22 de junio, ante la negativa de reconsiderar su postura, el Arzobispo de Burgos, Mario Iceta, firmó la orden de excomunión contra una decena de religiosas. Esta decisión, además de dejarles fuera de la Iglesia Católica suponía que deberían abandonar el monasterio de Belorado en el que aún residen. Las religiosas cismáticas ya han anunciado que librarán la batalla judicial al considerarse las “legítimas poseedoras del inmueble” y advierten de que sólo una sentencia judicial les hará abandonar el convento.
Si bien hace semanas que guardaban silencio, en las últimas horas han vuelto a aparecer en algunos programas de televisión y redes sociales para reafirmarse en su decisión de abandonar la Iglesia ‘postconcililar’ “que no la Iglesia Católica”, puntualizan. Este grupo de religiosas también han intensificado los contactos con otros grupos de colectivos “sedevacantistas” –que no reconocen a los Papas posteriores a 1958 como legítimos titulares de la ‘Silla de Pedro-. Desde alguno de estos grupos incluso se han lanzado en las últimas horas un llamamiento para contribuir a colaborar en su financiación a través de la campaña de crowdfunding’ que hoy concluirá.
Nuevo guía espiritual 'sedevacantista'
Desde que comenzó su polémica salida, la decena de exmonjas clarisas aceptaron ponerse bajo la tutela del falso obispo Pablo de Rojas, fundador de la Pía Unión, también contrario a la Iglesia postconciliar. Finalmente, las monjas cismáticas se desmarcaron de De Rojas y su Pía Unión. Ultimas informaciones apuntan a que sería otro movimiento ‘postconciliar’, la Sociedad de San José, la que ahora estaría facilitando el asesoramiento espiritual a las religiosas. Una organización que estaría liderada por otro falso obispo de la Iglesia católica, también ‘sedevacantista’: Rodrigo Henrique Ribeiro da Silva, brasileño de 33 años.
Según recoge en su página web, la Sociedad de San José ‘Societas Sancti Joseph’ está formada por un seminario y contaría con un convento, el de las Hermanas Oblatas de la Sociedad de San José. Según se recoge en la biografía de quien sería el nuevo asesor espiritual de las monjas cismáticas de Belorado, Ribeiro da Silva nació en Recife, estado brasileño de Pernambuco, el 18 de febrero de 1991. Se formó para sacerdote en el Seminario Menor de la Arquidiócesis de Olinda y Recife, en un monasterio benedictino tradicional y finalmente en el Seminario de San Luis María Grignon de Montfort, en Francia. Fue ordenado sacerdote por el obispo Richard Williamson en 2017 en el monasterio benedictino de Nova Friburgo. El 29 de agosto de 2021 recibió la consagración episcopal de Mons. Daniel Dolan, obispo sedevacantista en los Estados Unidos de América.
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hace 5 meses
Estás monjitas esto lo arreglan con un par de rosarios.
Si no, a currelar de Kellys a Benidorm.