Desde este martes una DANA está provocando en España una bajada generalizada de temperaturas y una serie de chubascos y tormentas que, en algunas zonas concretas, pueden llegar a ser bastante fuertes. Podría ser un respiro después de la última ola de calor, pero esto coincide con que el Mediterráneo está muy caliente ahora mismo. Y la suma de estos dos factores puede ser preocupante.
Los expertos llevan tiempo advirtiendo que si la temperatura del mar es alta la atmósfera puede cargarse de mucha energía y de humedad. Y esto puede provocar que tengamos mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos que, además, son más violentos cuando se producen. Esta DANA llega en la misma semana en la que el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) informaba que el pasado 10 de agosto se registró un nuevo récord de temperatura media del Mediterráneo, con 28,15ºC. Es algo que en los últimos tiempos se está volviendo habitual, porque 18 de los 20 valores más altos observados desde 1982 se han registrado entre 2023 y 2024.
Por ver el lado positivo, quizás las lluvias que previsiblemente tendremos en las próximas horas ayudarán a aliviar ligeramente esta situación. Pero solo momentáneamente. "El mar tarda dos o tres días en reaccionar, y quizás la DANA pueda hacer que su temperatura baje. Pero lo más probable es que luego vuelva a subir. Quizás si esto sucediera en septiembre ya no volvería a aumentar, pero estamos a mediados de agosto, que es la época del año en la que el Mediterráneo está más caliente", asegura Justino Martínez, investigador del Institut Català de Recerca per a la Governança del Mar (ICATMAR) y del Instituto de Ciencias del Mar (ICM), que pertenece al CSIC.
Pero más allá de la situación actual, el Mediterráneo lleva un tiempo estando demasiado caliente. Martínez lo explica: "La anomalía de temperatura de los últimos tres años, desde 2022 hasta ahora, es muy grande. En 2024 la región más castigada ha sido la parte oriental, y en especial el Adriático, que en julio tuvo olas de calor brutales. En los últimos días los mayores problemas se han concentrado en la zona de Sicilia, Córcega, Cerdeña y la parte sur de Italia. Mientras tanto, la zona occidental del Mediterráneo, que incluye a las costas españolas y la zona norte de África, estaba saliendo bien parada hasta ahora. Pero han empezado a producirse olas de calor en los últimos días que no sabemos cuánto se extenderán".
Está demostrado que el calentamiento global lleva décadas provocando que el Mediterráneo se caliente. Pero eso no explica que los últimos tres años hayan sido tan excepcionalmente cálidos. Martínez lo ha comprobado en sus investigaciones: si le restamos la incidencia del cambio climático, las temperaturas del mar seguirían estando por encima de lo normal desde 2022. Tiene que haber algo más. Pero, ¿qué es? "No lo sabemos. En 2022 hubo una erupción de un volcán bajo el mar, el Hunga Tonga, que provocó que en la atmósfera se acumulara mucho vapor de agua, que es un gas de efecto invernadero. Y hubo algunas teorías que decían que eso podría afectar a la temperatura del mar en los próximos años. Aunque otros estudios lo negaron", resume el experto.
Pero esa es la esperanza: que se trate de algo transitorio. Porque la otra opción es bastante peor. "El cambio climático está provocando que la temperatura del mar suba de manera más o menos lineal con el paso de los años, en torno a los 0,4 ºC por década. Pero si esta situación anómala se mantiene significa que el calentamiento del mar ya no está siendo constante, y que se podría estar disparando. Llevamos así tres años, que a la hora de realizar investigaciones climáticas son pocos. Pero si seguimos así tendríamos que revisar todos los datos. Está pasando algo, y no tenemos claro qué es", desliza el investigador.
Un mar casi cerrado
Según explica Martínez, el Mediterráneo se está calentando a un ritmo mayor que el que siguen el resto de mares del planeta. En los últimos 40 años el agua de las costas españolas ha subido 1,5°C, pero hay zonas donde ese aumento se acerca a los 2,5°C. La razón es simple: este mar no tiene una vía de escape para el agua caliente, más allá del estrecho de Gibraltar. Así que si se produce una ola de calor es complicado que las aguas se enfríen.
"Lo más grave no es lo que ha pasado en los últimos dos años, porque quizás poco a poco esa situación se vaya a ir estabilizando. Lo peor es el aumento constante de la temperatura por el cambio climático. En el año 2.000 los biólogos detectaron que se estaban empezando a ver especies africanas en el Mediterráneo, y eso ahora ya es algo normal. Y eso sí es grave, porque es un proceso que no para", insiste el experto.
Por eso considera que estamos en una fase de transición, que "no se sabe cuando acabará". Sobre el futuro hay muchas teorías, pero incluso las más optimistas, cuenta, siguen siendo pesimistas. "¿Se puede parar todo esto? En la teoría sí, pero en la práctica no se está haciendo. Igual acaba siendo cosa de nuestros hijos. Pero no soy muy optimista", concluye Martínez.
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