Primeras fricciones dentro del PP a cuenta de cómo actuar frente al Gobierno en lo que a financiación autonómica se refiere. Aunque no tanto en el fondo, donde hay una coincidencia generalizada, como en las formas de afrontar el trámite. Ante una clara ofensiva por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que este miércoles puso sobre la mesa, ante las exigencias de iniciar un debate sobre financiación, reuniones bilaterales con los presidentes populares. También "más recursos" para todas las autonomías, en un amago de singularidad para todos por el que abogan los socialistas. Pero también con mensaje interno, de cara a un comité federal del PSOE, y con el congreso del partido convocado para noviembre.

El momento ha sido medido por Moncloa. Lanzar ese 'ofrecimiento' para generar, o al menos intentarlo, un seísmo en el seno del PP, que este viernes afronta una cita clave en este comienzo de curso. Su presidente, Alberto Núñez Feijóo, convocó a finales de agosto a un cónclave a puerta cerrada a todos sus barones con competencias presidenciales en las comunidades. A él se sumará Manuel Domínguez, el vicepresidente canario. Una cita en la que abordar y, tras ello, dar a conocer las líneas generales del partido para avanzar hacia la renovación del sistema de financiación autonómico, caduco desde 2014, planteado en 2009, y sin visos de cambios por el "inmovilismo", denuncian, del Gobierno. Todo bajo criterios comunes, para salir de allí con "unidad" y exigencias comunes que obliguen a Hacienda a mover ficha.

Sin embargo, el contexto es complicado. Si bien en Génova sostienen que todos los barones tendrán que "ceder" y quedarse con el "85% y no el 100%" de sus demandas, hay debates que se antojan complicados de desencallar. Por eso será difícil salir este viernes del Complejo de los Duques de Pastrana, donde se dará el encuentro a partir de las 11 horas. No hay consenso en cuanto, por ejemplo, al principio de ordinalidad [que se reciba en proporción a lo que se aporta a la caja]. Lo defienden las comunidades ricas, caso de la madrileña o Baleares. Se oponen a ella desde las más infrafinanciadas, con la Comunidad Valenciana a la cabeza.

Esa dificultad interna, sumado al inmovilismo gubernamental por la cantidad de actores implicados, la escasa capacidad de mayorías de Moncloa, genera nerviosismo dentro del PP. El temor es claro, no tanto en lo que respecta a este momento, sino a lo que se prevé que será el futuro en relación a la financiación. Al menos si el PSOE sigue al frente del Gobierno si Junts o ERC no desequilibran antes la mayoría de investidura de acuerdo a sus intereses propios. La incapacidad de acuerdo y la situación límite de las comunidades autónomas anexas al Mediterráneo así como en las zonas de interior donde más repercute la despoblación, puede llevar a los representantes territoriales a priorizar los intereses locales y no los de partido. Es decir, acceder a propuestas que haya sobre la mesa por parte de Sánchez y María Jesús Montero, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda.

Ese escenario ha sido evitado por la cúpula del PP hasta la fecha. Lo importante era llegar fuertes a la cita, y más ante la previsión de palos en la rueda por parte del Ejecutivo. Por ello, se ha hecho oídos sordos cada vez que se ha planteado esa posibilidad de actuaciones propias. "Hay que seguir negociando la mejor propuesta con los consejeros de Hacienda de cada región, sentar las bases y, con ella, profundizar con cifras" próximamente, apuntaron al inicio de semana fuentes populares. Entraba Feijóo sutilmente el martes en esa cuestión. Durante un desayuno informativo en el que presentó a Jorge Azcón, su representante aragonés. No hay que caer en "tentaciones".

Ayuso agita el debate y Génova sofoca

Un día después, al medio día, Sánchez anunciaba el compromiso de reuniones bilaterales como contrapeso a la petición popular de abordar de forma "multilateral" y mediante la convocatoria de una Conferencia de Presidentes. No hubo respuesta hasta este jueves, cuando Ayuso aprovechó la apertura del curso político en Arganda del Rey para perfilar su posición: la más dura del PP. Así lo ha evidenciado, enmarcándose, no obstante, en su ya rivalidad conocida con Sánchez. La líder madrileña llamó a una posición férrea y sin fisuras contra el dirigente socialista, y ello radica también en rechazar reunirse con él. Darle un plantón generalizado para no darle oportunidad ante cualquier ofrecimiento de esas "singularidades". "Si hay una reunión, vayamos todos juntos. Porque va a intentar sobornarnos uno a uno", dijo.

Reflejo de ese nerviosismo a pactos aislados lo dio Ayuso con sus declaraciones. "Esto no va de dinero, va de España. Es un Gobierno que malgasta el dinero de todos", indicó. "Le pido a los presidentes que no compren la estrategia de Sánchez y de su cómplice Montero", lanzó, a la vez que dio su negativa a "hablar solo de Madrid". Una declaración de intenciones importante barriendo para casa, ante la dificultad de abordar ese principio de ordinalidad.

Ningún barón salió a validar sus palabras tras ello. Al contrario se posición el murciano Fernando López Miras, lo que reflejó las diferencias de postura para afrontar el problema. Al menos bajo el paraguas de la institucionalidad. Fuentes regionales trasladan que Carlos Mazón, Alfonso Fernández Mañueco y María Guardiola pueden ir detrás por la situación de sus comunidades. "Estoy deseando que me convoque" tras varias solicitudes desde 2018, precisó el murciano. Aunque garantizaba el abordaje de este y otros asuntos, ahuyentaba cualquier posibilidad de pacto en financiación. Solo información. La condonación de la deuda en varios territorios es una posibilidad que vislumbra Hacienda.

¿Se reivindica Ayuso en esta materia como verso suelto ante un cónclave que precisa unidad? Desde el entorno más próximo de la presidenta de la Comunidad de Madrid lo niegan. "La idea de que no nos dividan por chantaje en la financiación la ha lanzado Feijóo también", comentan sin incidir en la reclamación de no participar en la ronda bilateral. Sí señalan que esa es la posición de Ayuso, y con la que llega este viernes a la cumbre del PP. La defenderá, como fórmula de acotar más el oxígeno que se le da a Sánchez.

Pese a esa equiparación con el planteamiento de Feijóo. Génova salía al paso para matizar a Ayuso. Hacía hincapié vía comunicado informal en que todos los barones cuentan con libertad en la toma de decisiones para "abordar los asuntos que afecten a cada comunidad" y para "fijar el nivel de relación institucional oportuno" con los representantes del Gobierno. No se mencionaba a Ayuso en ningún caso. "Génova ni inducirá ni prohibirá ninguna reunión". "Nuestra confianza y respeto hacia ellos es absoluta", se añadía, igual que "la contundencia frente al chantaje que pretende Sánchez para buscar cómplices en sus cesiones al independentismo".

Insistencia en la multilateralidad

Al compromiso de López Miras para no pactar bilateralmente con Sánchez nada que radique en la financiación y no vaya en paralelo con la garantía de "igualdad" territorial y "solidaridad", se unía Azcón con la insistencia de tratar la cuestión de forma conjunta con todos los presidentes. Como Ayuso ha reclamado. Un intento, en definitiva, de no dar recorrido al debate y centrar el cónclave no tanto en las palabras de Ayuso sino en la propuesta base que salga de allí.

A ello se incorporaba Génova con su comunicado. "Queremos poner en valor el compromiso con la solidaridad de todos los territorios gobernados por el PP y su compromiso con la negociación multilateral en lo referido al sistema de financiación". "Los que buscaban división no la han encontrado ni la encontrarán", aclararon, para zanjar el asunto. Está por ver si Ayuso, públicamente, prosigue con la exigencia o se adhiere a la voluntad de Génova.