La decisión del PNV de sumarse a la proposición no de ley del PP, junto con Vox, UPN y Coalición Canaria para reconocer a Edmundo González legítimo ganador de las elecciones presidenciales venezolanas, supone otra otra muesca en la precaria mayoría de investidura que sostiene al presidente del Gobierno. Aunque tanto los nacionalistas vascos como el portavoz parlamentario socialista, Patxi López, se han apresurado a subrayar que se trata de una cuestión "puntual", la foto fija no deja de ser un recordatorio respecto a la extrema debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez, quien llegó a minusvalorar el papel de legislativo ante ante la posibilidad de ver derrotada su propuesta de Presupuestos para el próximo año.

La última rebeldía de un socio que no se consideraba especialmente conflictivo pone aún más en valor a quien se ha convertido en el sostén más fiel y leal para Pedro Sánchez, esto es, EH Bildu, coalición capitaneada por Arnaldo Otegi. Tan sólo dos días después de celebradas las últimas elecciones generales, Otegi anunciaba el voto a favor de sus seis diputados a la investidura de Sánchez, sin más negociaciones. Por detrás quedaba una legislatura cuajada de acuerdos con el Gobierno de coalición y, por delante, una férrea alianza que ha convertido a los herederos de batasuna en socios preferentes de los socialistas.

Obediencia casi marcial

Mientras otros socios remoloneaban, ponían precio a su apoyo o hacían discursos críticos para marcar perfil, Bildu ha ido respondiendo con obediencia casi marcial a los decretos gubernamentales de la pandemia, al grueso de las medidas sociales e incluso a iniciativas muy lejanas a su discurso o prioridades como las referidas al automóvil eléctrico o la salud mental, por poner dos ejemplos, de las que otros socios parlamentarios del PSOE se apearon. En definitiva, ha salvado al Gobierno de lo que hubieran sido dolorosas derrotas en el Congreso y todo ello sin hacer ruido.

Así pasó en el decreto de los fondos europeos y el decreto anticrisis de 2022 para hacer frente a las consecuencias de la invasión de Ucrania, mientras ERC, partido con el que Bildu tiene un acuerdo de colaboración, de frente común, en el Congreso de los Diputados,votaba a la contra, lo mismo que Junts y la Cup. Y qué decir de la ley de Memoria Democrática, que salió adelante gracias a Bildu y, de nuevo, con la abstención de ERC, entre otros Grupos parlamentarios. También fueron determinantes los de Otegi para que prosperara la ley de Vivienda, tanto, que Moncloa dejó que se apuntaran el tanto y la presentaran junto, esta vez, a ERC, en una comparecencia ante la prensa.

Sólo estuvo a punto de hacer naufragar la reforma laboral de Yolanda Díaz en febrero de 2022

En definitiva, prácticamente en todas la grandes cuestiones que han pasado por la Cámara Baja, Bildu ha actuado como un aliado fiel de Sánchez. Sólo estuvo a punto de hacer naufragar la reforma laboral de Yolanda Díaz en febrero de 2022, salvada in extremis por la equivocación del diputado popular Alberto Casero. Después de eso lo más grave fue equivocarse recientemente en una votación de la ley de Paridad que permitió se 'colase' una enmienda de los populares del texto que vino modificado del Senado.

Actuando no pocas veces como el mejor portavoz del Gobierno de coalición -"no se equivoquen de trinchera", exhortó Óskar Matute al resto de los partidos de la mayoría de investidura en el debate del decreto-ley sobre el sistema de desempleo, que cayó por el voto en contra de Podemos- Moncloa esperó que culminara la votación de investidura de Sánchez para ponerles en bandeja el ayuntamiento de Pamplona. Fue el pasado 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes.

Otegi, en la senda del Gobierno sobre Venezuela

La idea de que Bildu, en general, y Otegi en particular, han iniciado una especie de senda de confluencia con los socialistas, lo dan las palabras que el ex etarra pronunció ayer respecto a la crisis abierta en Venezuela tras el reconocimiento de Edmundo González como ganador legítimo de las elecciones del pasado 28 de julio. "El Gobierno venezolano tiene que presentar las actas para demostrar que ha ganado las elecciones, pero todo lo qu esea añadir leña al fuego, añadir tensión, nos parece un camino equivocado". Ni el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, lo podría haber dicho mejor.

La prevalencia de EH Bildu como socio preferente del Ejecutivo central no ha dejado de generar incomodidad en el PNV, quien en estos últimos años ha perdido pie como el 'conseguidor' de cesiones en Madrid, a favor de una formación con la que el PSOE ha pactado el grueso de sus medidas sociales. De aquella foto del 17 de diciembre del año 2019 en que los rostros de la entonces vicesecretaria general del PSOE y portavoz del Grupo Socialista, Adriana Lastra, y del hoy secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, denotaban el enorme sapo a punto de engullir en su posado con la delegación de Bildu, se pasó a otra imagen, la de un sonriente Sánchez del 13 de octubre pasado, estrechando la mano de Mertxe Aizpurúa.

Entre medias, se ha desarrollado todo un proceso de normalización de EH Bildu. Ya lo dijo Óscar Puente cuando el PSN abrió la puerta para que los de Otegi cogieran el bastón de mando del ayuntamiento de Pamplona. "No tengo ningún problema con que un partido progresista democrático de España se haga con una alcaldía de provincia” dijo. Y añadió: "tiene derecho como el que más a gobernar".