Dos son los asuntos con los que Pedro Sánchez quiere vertebrar este arranque de curso parlamentario. De un lado, la reforma del modelo de financiación autonómica, a raíz del pacto fiscal de PSC y ERC, y de otro el plan de regeneración democrática. Ambos, no obstante, con distintos tempos pero ambos, esos sí, con difíciles apoyos parlamentarios. El presidente del Gobierno tocó los dos palos este lunes en la reunión con sus diputados, senadores y eurodiputados en el Congreso. Habrá disponibles, dijo, 5.000 millones de euros para comunidades y ayuntamientos en su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2025, y su Consejo de Ministros aprueba mañana martes su hoja de ruta contra lo que denomina "máquina del fango", que se atenderá a los estándares europeos y que quedará amparada por la letra de la Constitución.

A primeros de mes, en el Instituto Cervantes, en Madrid, Sánchez ya avanzó las seis prioridades del nuevo curso —crecimiento económico y creación de empleo, fortalecimiento del Estado del bienestar, políticas de vivienda, lucha contra la desigualdad, mejora de las condiciones laborales y políticas para la paz—, y este lunes la reiteró. Pero se centró en desarrollar el eje de la nueva financiación, que enmarca en el robustecimiento del Estado del bienestar, y en el plan de acción democrática, que es otra de las tareas adicionales que compaginará con esas seis prioridades. El jefe del Ejecutivo arranca ya esta misma semana las reuniones que entonces anunció con los presidentes autonómicos. En ellas, el debate sobre el nuevo modelo estará muy presente, aunque los barones del PP, con fisuras entre ellos, se han conjurado para no discutir de ello en la Moncloa porque los acuerdos, esgrimen, han de alcanzarse de manera multilateral.

El Gobierno presentará unos Presupuestos para consolidar la inversión pública de estos años y dotar de casi 5.000 millones de euros adicionales" a CCAA y ayuntamientos. No aclara si son nuevos o el producto del relajamiento de la senda de estabilidad

Sánchez, antes de comenzar esa ronda con los mandatarios regionales —este viernes ya está confirmado que se verá con el jefe de la Xunta, el popular Alfonso Rueda—, pone dinero sobre la mesa. El Gobierno, dijo, presentará unos nuevos Presupuestos del Estado que permitan "consolidar la inversión pública de estos años y dotar de casi 5.000 millones de euros adicionales a las comunidades autónomas, a las diputaciones, a los consells [y cabildos insulares] y a los ayuntamientos para reforzar esas políticas públicas". "¿5.000 millones de euros para qué? Para que haya más colegios públicos, más hospitales, más residencias de mayores, que podrían no llegar si estos partidos políticos conservadores olvidan a sus votantes y se dejan llevar por el sectarismo", remarcó. Ni la Moncloa ni Hacienda, preguntados posteriormente por este diario, detallaron si se trata de 5.000 millones nuevos o bien son los que comunidades y ayuntamientos no tendrían que recortar si aceptase el PP la senda de estabilidad remitida de nuevo por el Gobierno a las Cortes, senda que en julio tumbaron populares, Junts y Vox. De cualquier modo, es presión a los populares y presión a sus barones.

El argumento que el Ejecutivo esgrime constantemente es que su modelo es muy distinto al de la derecha, que lo que les separa es "ideología". Por eso, aseguró, Andalucía rechazó la semana pasada 112 millones de los fondos europeos que hubieran permitido crear "12.000 plazas de educación infantil públicas y gratuitas". Por eso, agregó, el Gobierno seguirá defendiendo una "fiscalidad progresiva porque la justicia fiscal implica una mayor justicia social". Y por eso defenderá un nuevo sistema de financiación autonómica, que es, subrayó, "el mismo en todos los territorios". "Es blindar los pilares del Estado del Bienestar que están en manos de las comunidades autónomas atendiendo a las particularidades de cada uno de esos territorios", definió, sin hablar de nuevo de "financiación singular" para Cataluña y mucho menos de "concierto económico", como dice ERC.

De nuevo, opone el modelo de su Ejecutivo, de refuerzo del Estado del bienestar, con el de la derecha, que "privatiza" los servicios públicos y da "regalos fiscales"

Frente a su modelo, el de la derecha, que pretende "privatizar esos servicios públicos y confrontar territorios". "No es la economía. Es la ideología la que lleva a los gobiernos autonómicos no a blindar esos pilares del Estado del bienestar que están en manos de las comunidades autónomas, sino a privatizar la sanidad, la educación y la dependencia. No es la economía de unas comunidades autónomas, que cuentan con más recursos que nunca. Es la ideología de sus gobiernos. Una ideología neoliberal que ya fracasó durante la crisis financiera y que nos pretenden imponer allí donde gobierna la derecha en las comunidades autónomas", arguyó.

Para Sánchez, "blindar el Estado de bienestar sale barato", y en cambio "desmantelarlo", como a su juicio hace el PP, "sale muy caro". Enfatizó que no aceptará "lecciones" de quienes aseguran que trabajan por el bien común mientras "recortan becas y ayudas de comedor" y "privatizan servicios médicos y residencias de mayores". El presidente, es evidente, quiere conducir el choque por los cauces ideológicos. Defensa de lo público frente a lo privado. Con un matiz importante: el Gobierno no está "en contra de que existan empresas privadas y economía social que ofrezcan estos servicios", pero sí piensa que la "calidad" debe primar también en los servicios públicos.

Promete una fiscalidad progresiva, sin más detalles. "Es lo que vamos a hacer. Y si los tertulianos neoliberales creen que es indignante, que se indignen"

De nuevo, el líder socialista prometió una "fiscalidad progresiva", para "seguir combatiendo los regalos fiscales a la grandes fortunas", aunque no dio más detalles. Solo mostró determinación: "Esto es lo que vamos a hacer. Y si los tertulianos neoliberales consideran que es indignante, pues que se indignen. Más indignante es que los niños de familias pobres tengan siete veces menos probabilidades de terminar la escuela que las familias ricas", remachó.

"Presiones a periodistas, corruptelas de algunos"

Segunda novedad del discurso de Sánchez este lunes: el anuncio de que el Consejo de Ministros aprobará mañana martes el plan de acción por la democracia, cuyas líneas maestras adelantó en un pleno en julio y que a partir de entonces comenzó a negociar con los grupos. El presidente lo cree necesario porque España, como "todas las democracias", se enfrenta a la "desinformación, a esa máquina del fango", porque está "asediada" por "esas campañas de desinformación y de bulos", "presiones a periodistas, corruptelas de algunos".

El plan de acción democrática dará "más transparencia, pluralidad y mayores garantías a las Cortes y al ecosistema informativo"

La letra pequeña del plan la explicará mañana el titular de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Sánchez se limitó a repetir que "emana de nuestra Constitución, que defiende el derecho de los ciudadanos a una información veraz", y emana también de "las medidas aprobadas por el Parlamento Europeo y por la propia Comisión Europea". "Un plan que nos va a ayudar a dotar de más transparencia, de más pluralidad y de mayores garantías a las Cortes Generales, al Senado, al Congreso y a nuestro ecosistema informativo y que, confío, acabe contando con el apoyo de todos los demócratas de nuestro país. No se entendería que en Estrasburgo aprueben unas cosas y luego aquí, en el Congreso de los Diputados, voten en contra de esas mismas cuestiones". Con esas palabras, el presidente estaba pidiendo el apoyo del PP a su hoja de ruta. Respaldo que, hoy por hoy, según manifestaba más tarde la cúpula de Alberto Núñez Feijóo, es imposible.

Pero lo que también se vio este lunes en el discurso de Sánchez es una especie de enmienda a lo que afirmó en el comité federal del PSOE del pasado 7 de septiembre, cuando advirtió de que gobernaría "con o sin el concurso del Poder Legislativo", una frase que se probó muy controvertida. Esta vez, el presidente se matizó a sí mismo, insistió en que trabajará para llegar a acuerdos, en que mantendrá la "mano tendida" con los grupos y con los gobiernos autonómicos, en que el diálogo es la médula de la democracia. Estaba así mandando un mensaje de tranquilidad diáfano a sus socios (incluido, por tanto, Junts): habrá negociación, habrá acercamiento, habrá pactos pese a la aritmética tan complicada del Congreso.

"Yo voy a dejarme la piel para que la agenda de progreso siga avanzando", prometió, porque ese es el compromiso que contrajo cuando fue investido el pasado noviembre. "Os garantizo", dijo a los suyos, "que el Ejecutivo va a trabajar con la Unión Europea, con todos los gobiernos de los Estados miembros, con los gobiernos autonómicos y con los gobiernos locales para tejer los acuerdos. También con los grupos parlamentarios y también con todos los territorios, porque una vez superado el periodo electoral, hemos tenido cuatro elecciones en estos últimos seis meses, yo creo que es evidente que hay Gobierno para largo y toca sentarse a negociar medidas que resuelvan los problemas y las demandas de nuestros conciudadanos. Mi mano está tendida. La puerta de la Moncloa está abierta a todo aquel que quiera negociar y que quiera sumar".

Insiste en que "hay Gobierno para largo" y en que su mano está "tendida" y la Moncloa "abierta" para el que quiera "negociar y sumar". "Si se quiere, se puede, y nosotros queremos y vamos a poder"

Sánchez pidió a sus diputados, senadores y europarlamentarios que practiquen también "esa política de diálogo y de acuerdo", que sean "propositivos", que trabajen con los que quieran "construir", que se abran a las "necesidades e ideas de otras fuerzas políticas" sin "olvidarse" de los principios del PSOE. Y que lo hagan, recalcó, "con naturalidad, sin estridencias y con un enorme orgullo de lo alcanzado" y de lo que queda por hacer en los "próximos tres años". Luces largas, por tanto, para una legislatura que pretende agotar.

El Gobierno pretende mostrar por tanto un rostro conciliador. Dejar claro que por parte de los socialistas no quedará. "Si se quiere, se puede —aseguró en una formulación que evocaba las proclamas del Podemos fundacional—. Y nosotros, como queremos, pues evidentemente vamos a poder". Sánchez pidió a sus parlamentarios que no se dejen confundir por los que "quieren convertir el Congreso y el Senado en un espectáculo poco edificante". Y les invitó a rechazar el "chantaje" de quienes buscan bloquear todo. En otro guiño a sus socios, el presidente reconoció que son formaciones "diferentes", con posiciones que les separan de los socialistas, algunas "insalvables", pero lo importante es que hay otras que sí les unen, como el deseo de "avanzar" y evitar que la "ola ultra" que recorre el país lo lleve otra vez a una "época oscura" de la que tanto le "costó salir".

"Ellos dicen y dicen y nosotros hacemos y hacemos"

El nuevo curso lo afronta el jefe del Ejecutivo con las "pilas cargadas", con la conciencia de que el suyo es un Gobierno "limpio y eficaz" que ha ido desarticulando, presumió, todas las acusaciones que le hacían, desde que iba a "romper España" cuando el país está "más unido que nunca", y ahora con Salvador Illa en la Generalitat, o que España se "hundiría" económicamente, cuando crea "más puestos de trabajo que Italia y Francia juntas".

"Ellos dicen, dicen y dicen y nosotros hacemos, hacemos y hacemos. España tiene un Gobierno optimista frente a la desesperación de una oposición destructiva. Hemos hecho mucho, podemos poner múltiples ejemplos, pero queda mucho por hacer". Sánchez no aparca su discurso claramente optimista para contraponerlo al de una oposición que dibuja ceniza y apocalíptica.

Intenta enmendar su frase de "con o sin el concurso del Legislativo" para poner énfasis en el acuerdo. Y recuerda al PP de que la falta de mayorías robustas es la tónica general en España y en Europa

Es más, frente a una derecha que "habla de Parlamento ilegítimo y de un Ejecutivo okupa", Sánchez subrayó que la falta de mayorías robustas afecta también a los gobiernos autonómicos, ya que han perdido el apoyo de Vox. Y esa fragilidad, siguió, forma parte de la "normalidad política europea", pues uno de cada cuatro gobiernos no cuenta con "una mayoría consolidada en sus parlamentos nacionales", y de la española, por los gobiernos autonómicos que funcionan sin mayorías absolutas y porque "en lo que va de democracia ha habido ya más años con gobierno sin mayoría absoluta que con ella".

Denunció que la oposición trata de "ocultar" que la "pluralidad" no es "excepcional", sino "la tónica habitual en las democracias europeas", algo que "con buena política, con mano izquierda, como hacen PSOE y Gobierno, alabó, permitirá "seguir avanzando" en esta legislatura en crecimiento económico y la creación de empleo, en derechos sociales y en convivencia. "La ciudadanía sabe que España está más unida y más próspera que en 2017 y mi compromiso es que en 2027 esté aún más unida y sea más próspera que en 2017", remachó. El PP se felicitó de su victoria parlamentaria de la semana pasada, cuando sacó adelante su moción de reconocimiento a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Pero ese triunfo, había advertido minutos antes el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, es una gota de agua en un océano: los socialistas, en lo que va de legislatura, de 541 votaciones han ganado 502. "Seguimos ganando porque seguimos trabajando muy bien parlamentariamente", apuntaló.

Sánchez recordó que gobiernos en minoría aprobaron avances sociales: el de la UCD en 1981 sacó la ley del divorcio, el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero hizo lo propio con el matrimonio igualitario o las leyes de dependencia, de igualdad o contra la violencia de género, y su propio Ejecutivo logró "superar la mayor pandemia", la del covid y la recesión económica, creó el ingreso mínimo vital, revalorizó las pensiones o dio vida a una nueva reforma laboral. Una arenga para encarar un otoño, pese a todo, plagado de nubarrones.