​"El Gobierno de España considera inaceptable la exclusión de S.M. el Rey de la invitación a la toma de posesión de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, el próximo 1 de octubre en Ciudad de México. Por este motivo el Gobierno de España ha decidido no participar en dicha toma de posesión a ningún nivel". Así de escueto y directo fue anoche el Ejecutivo a través de un comunicado del ministerio de Exteriores. España, por tanto, no tendrá representación cuando Sheinbaum asuma el mando del país la próxima semana.

Fuentes del Gobierno han explicado a la Agencia EFE que lo que han hecho con este comunicado es salir en defensa del jefe del Estado, en una reacción lógica, clara y contundente. Recuerdan que Felipe VI es quien acude a las tomas de posesión de los presidentes iberoamericanos, y que es reconocido y querido en esa comunidad. Por todo ello, insisten en que el Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer ante una decisión que no se entiende.

La polémica ha surgido en medio de la Semana de Alto Nivel de la ONU, tanto con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en Nueva York participando en diversos actos y reuniones. Una de las reuniones fue la que mantuvo Albares con sus homólogos de Brasil, Colombia y México para analizar la situación en Venezuela.

Una reunión en la que, según informó el propio Albares en sus redes sociales, no se hizo referencia alguna a si al coincidir con la canciller mexicana, Alicia Bárcena, hablaron de la polémica por no haber invitado al rey a la toma de posesión.

Según informa hoy El País, la negativa a invitar a Felipe VI tiene su origen en la polémica que surgió cuando el todavía presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, envió una carta al Rey en 2019 instándole a que pidiera disculpas en nombre de España por los excesos cometidos por los colonizadores durante la conquista de América.