El negocio que gestionaba Álvaro Romillo desde el año 2023 parecía redondo. O así lo vendía él, que se hacía llamar Luis y quienes le conocían no sabían su verdadero nombre. El Madeira Invest Club (MIC) era una plataforma de inversión que tocaba desde criptomonedas hasta bienes en República Dominicana, conocidos restaurantes en Madrid, yates, relojes, coches y una larga lista de lujo. Pero todo resultó ser una gran estafa que, según los afectados, puede rondar los 60 millones de euros. La empresa cerró en agosto de 2024 y sospechan que se han vaciado las cajas fuertes de la segunda sociedad donde guardaban el efectivo para que no fuera fiscalizado, Sentinel --la que dio supuestamente el dinero a Alvise Pérez.

En la diferente documentación que ha sido presentada ante la Audiencia Nacional, y a la que ha tenido acceso El Independiente, los afectados --agrupados en su mayor parte bajo el despacho Zaballos Abogados-- explican el modus operandi de MIC: un "exclusivo grupo" creado por Romillo para el que era preciso abonar una tasa de membresía de 2.000 euros. Una vez se entraba en el Club, se accedía a la posibilidad de adquirir todo tipo de 'obras' que se compraban y se vendían en distintas operaciones.

Las posibilidades eran inmensas, desde viviendas antiguas para reformar, vehículos de lujo, alquiler y servicios de charter de embarcaciones, colecciones de arte, colecciones de botellas de Whisky, colecciones de relojes... A cambio, importantes intereses a medio y largo plazo. En los contratos suscritos los intereses eran más elevados cuanto más lejano en el tiempo fuera el momento del recobro. La mayoría, superaba las rentabilidades del 20% anual, planteándose el objetivo de alcanzar una rentabilidad mínima del 30%.

"Desde el club se les incitaba además a reinvertir los beneficios en nuevas obras, con el objeto de que el dinero depositado jamás saliera ya de sus cuentas, lo que ha provocado que la mayoría de ellos jamás haya percibido beneficio alguno", refleja una de las dos denuncias que se han presentado.

Esta, a cargo del Juzgado de Instrucción número 4 de la Audiencia, se dirige contra Álvaro Romillo y dos de sus socios más importantes: Alejandro Pérez Frías y Borja Lara Varas (cara visible de MIC en muchos eventos). Además, contra una mujer que aparece como administradora de varias empresas y contra sociedades de toda índole con sede en España, República Dominicana, Albania o Portugal. El juez José Luis Calama ha pedido informe al fiscal, pero fuentes jurídicas vaticinan que la investigación se abrirá en los próximos días.

"Luis Crypto" vivía en un yate de Malta

Romillo es el cabecilla de la trama confeso. Se hizo famoso a través de redes sociales durante el Covid-19 por sus consejos de elusión fiscal y empleaba el pseudónimo de Cryptospain en redes sociales y en su canal de Youtube por el que adquirió la fama. 'Luis Crypto' le llamaban quienes le conocían.

Antes de la debacle, Romillo alardeaba de vivir a bordo de un lujoso yate con su familia, el Omnia (con bandera de Malta), valorado en 23 millones de euros, con 59 metros de eslora, cuatro cubiertas, cinco camarotes y una tripulación de hasta 17 personas. Era, de hecho, una de las obras del MIC en la que se podía invertir con una rentabilidad del 40%.

La denuncia recoge que a principios del mes de agosto, el Omnia se encontraba atracado en el puerto de Málaga, tras haber realizado escala en Perama (Grecia) y Saranda (Albania) para navegar posteriormente por Ibiza, Palma de Mallorca, Mónaco, Grecia (Nausa y Santorini) y Emirtaos Árabas Unidos donde se encontraba atracado a fainels de agosto.

El pasado 17 de septiembre de 2024 cesó repentinamente y sin motivo aparente la actividad del MIC y del propio Cryptospain, constando bloqueadas sus páginas web y sin contenido todos sus perfiles en redes sociales. Se justificó posteriormente alegando que las cuentas del MIC habían sido bloqueadas por estar siendo objeto de una investigación judicial, pero los denunciantes dicen que esto no se ha podido acreditar.

Concesionario y cajas fuertes

Desde Mic se puso en marcha un proyecto paralelo que se convirtió en la joya de la corona: Sentinel BQ. Este negocio estaba dedicado a la custodia de oro, dinero en efectivo y criptomonedas. El objetivo era que los inversores dispusieran del total depositado en esa empresa a través de préstamos, dado que esto no se considera un incremento patrimonial y, por tanto, no es necesario tributarlo.

En marzo de 2024 abrieron su primera sede física en Madrid, con un sistema de custodia de cajas fuertes, y a las que no se puede acceder desde el pasado mes de agosto. Todo ha quedado bloqueado y los denunciantes sospechan que se ha vaciado.

Otra de las mercantiles bajo el foco, PKW Drive Club, se trataba de un concesionario que estaba repleto de vehículos de lujo. Porsche, Ferrari, Bentley que se han esfumado y nadie conoce ahora el paradero.