El grupo chií libanés Hizbulá ha confirmado este sábado el asesinato de su líder Hasan Nasralá horas después del anuncio de Israel. El bombardeo israelí sobre el cuartel general de Hizbulá en Beirut del viernes ha conseguido su objetivo, habían señalado horas antes las Fuerzas de Defensa de Israel. En un comunicado, las IDF aseguraba haber matado al líder del grupo chií, Hasan Nasralá. También ha sido el eliminado el comandante del Frente Sur, Ali Karki. Nasralá "ya no podrá aterrorizar al mundo", dice el texto.
El mensaje de Hizbulá se ha hecho esperar unas horas, precedido por las palabras del líder supremo iraní. "Juramos a nuestro líder mártir, nuestro padre, nuestro mentor e inspiración, nuestro camino hacia al Quds [Jerusalén], que seguiremos por el mismo camino. En los cielos de Dios, nuestro héroe, Sayyed Hassan Nasrallah. Vengaremos", señala el comunicado difundido en sus canales de Telegram por el grupo. Horas antes, en esos mismos canales se recordaba cómo Israel se atribuyó en 2006 la muerte de Sayyed Hasan Nasralá, tras atacar su cuartel general, pero apareció tres días más tarde con este mensaje: "¿Queréis guerra? Pues la tendréis".
Israel: "No es el final"
El gobierno israelí reconoció el viernes que había atacado unos sótanos donde estaría el cuartel general de Hizbulá. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dio la orden desde Nueva York, poco después de su discurso ante la ONU. En su alocución, amenazó directamente a Irán, el principal sostén de Hizbulá. "No hay lugar que el largo brazo de Israel no pueda alcanzar".
En las primeras horas la milicia chií aseguró que Nasralá estaba a salvo. Sin embargo, este sábado la IDF ha difundido su versión: Nasralá, secretario general de Hizbulá desde 1992, está entre los muertos por este ataque, el quinto sobre la capital libanesa en esta semana.
"Tras recibir información precisa de las IDF y de la seguridad israelí, aviones de combate llevaron a cabo un ataque selectivo contra el Cuartel General Central de la organización terrorista Hizbulá, que se encontraba bajo tierra empotrado bajo un edificio residencial en la zona de Dahieh en Beirut. El ataque se llevó a cabo mientras los altos mandos de Hizbulá operaban desde el cuartel general e impulsaban actividades terroristas contra los ciudadanos del Estado de Israel", dice el comunicado de IDF.
El jefe del Estado Mayor, tras la eliminación de Nasralá, ha sentenciado: "Este no es el final. El mensaje es simple. Sabremos cómo llegar a los que amenacen a los ciudadanos de Israel".
Escalada trepidante
El asesinato de Nasralá marca una escalada asombrosa. Con el fin de evitar una extensión del conflicto, cuando estaba en plena guerra en Gaza, durante meses después del 7-0, Israel se contuvo de atacar a los dirigentes de Hizbulá. Desde julio pasado esta dinámica cambió. Entonces mató al jefe militar, Fuad Shukur. Era uno de los fundadores de la milicia chií.
Aquello marcó un punto de inflexión. En los últimos diez días han sido eliminados una serie de dirigentes muy destcados. Son el jefe de Operaciones, Ibrahim Aqil, que cayó el 20 de septiembre junto con otros 15 miembros de la unidad Al Radwan. Estaba implicado en los atentados contra soldados estadounidenses y franceses de 1983, según informa RFI. Al Karake, considerado número tres, murió el 23 de septiembre en otro bombardeo, según Israel, pero Hizbulá dijo que se había salvado. El responsable de misiles, Ibrahim Kobeisi, cayó el 24 de septiembre.
A su vez, Israel dejó noqueada a Hizbulá al hacer estallar el 17 de septiembre miles de buscas, que la milicia había repartido entre sus seguidores y afines para reemplazar los teléfonos móviles que el propio Nasralá consideraba susceptibles al espionaje israelí. Al día siguiente explotaron los walkie talkies. Al menos 37 personas murieron y unas 3.000 resultaron heridas en esta operación destinada a dejar incomunicada y desnortada a la milicia chií.
Los bombardeos sobre Beirut se ha intensificado esta última semana. El lunes pasado fue la jornada más sangrienta desde la guerra civil libanesa, entre 1975 y 1990. Más de 500 personas murieron y más de 1.800 resultaron heridas. El Ejército israelí ha reconocido que estos ataques son el preludio de una operación terrestre encaminada a conseguir que los 60.000 desplazados israelíes por los cohetes de Hizbulá vuelvan a sus hogares. En el Líbano son decenas de miles los desplazados por los bombardeos israelíes.
Y si la guerra se extiende, como parece previsible, el éxodo no ha hecho más que empezar. Solo se vislumbra un horizonte de guerra y destrucción en Oriente Próximo. ¿Cómo responderá Hizbulá al asesinato de su líder? ¿Reaccionará Irán? Las respuestas pueden tardar, pero llegarán.
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