La Policía se incautó de importantes cantidades de dinero, relojes de lujos y sustancias estupefacientes en la operación que acabó con el jefe de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) en Murcia. Se trata de una operación que arrancó en febrero de este año y en la que están investigados varios agentes por su connivencia con un grupo de narcotraficantes para introducir un cargamento de cocaína en España para un clan de albaneses. La causa la investiga el Juzgado número 7 de Murcia.
Los principales investigados son José Guerrero, el mando de narcóticos de la ciudad, y Pedro M. A., que sería su confidente. También se detuvo al enlace del Ministerio del Interior en Colombia, un inspector jefe histórico en la lucha contra el narcotráfico en Galicia. Este otro mando ha pedido declarar "lo antes posible" y los agentes de Asuntos Internos, la unidad que investiga a los policías, no encontró "nada de interés" durante el registro en su casa y no se incautaron de ningún objeto.
De casa de Guerrero sí se llevaron pruebas. Según el atestado, varios teléfonos iPhone, libretas, contratos bancarios y 1.950 euros en efectivo por un lado, y 190 más por otro. Pendrives, un portátil, libretas con anotaciones y el informe sobre un Volkswagen Tiguan, al que los investigadores señelan como parte de los pagos que habría recibido.
Pero también una "sustancia en forma de corazón con una calavera", un saco de plástivo amarillo con un enganche verde con parte de droga en su interior y otro estupefaciente con forma de roca y de color anaranjado. Entre las tres no llegaron a un gramo.
En comisaría, en la sede de UDYCO, se encontraron más teléfonos móviles de ditintas marcas, un ordenador de sobremesa de trabajo y un disco duro.
Confidente
En casa del confidente se encontraron 30.000 euros en billetes de 20 euros, 14.990 en bulletes de 10 y 10.000 en billetes de 50. En el momento de su detención llevaba encima más de 3,5 millones de pesos colombianos en billetes de distinto tamañano (unos 755 euros), así como 20 dólares americanos.
Los agentes se incautaron de cuatro Rolex, un reloj Armani y otro Bulgari. Tres de los primeros relojes tenían certificados oficiales, y su precio asciende a 78.000 dólares hongkoneses. También numerosos teléfonos móviles, tablets, discos duros, relojes inteligentes... Pero nada de droga. A otros de sus compinches sí les intervinieron estupefacientes, aunque ningún alijo de gran cantidad.
Le constan antecedentes por blanqueo de capitales y contra la salud pública, pero también por estafa y por falsificación de certificados, entre la Policía Nacional y la Guardia Civil.
Relación
Los investigadores han trazado una relación directa entre el mando José Guerrero y Pedro M. A., su confidente. Además de pagos, algún vehículo y aportaciones económicas al club de piragüismo de la hija del policía, el agente antidroga utilizó su poder para introducir a un colaborador de Pedro en las bases de la Policía a petición de este.
Como ya publicó este periódico, en un informe de finales de 2023, Asuntos Internos refleja una conversación del 8 de noviembre de ese año. En ella, Pedro le pide al inspector Guerrero que dé de alta a Badr E., un socio del primero, como confidente del agente. Pedro ya actuaba bajo esa protección, y pedía lo mismo para su amigo.
Según las indagaciones de los agentes, el 20 de noviembre Guerrero accedió a la petición de su fuente. "Una vez más, José Guerrero hace un uso fraudulento de las bases de datos policiales, dando de alta como colaborador a Badr E. por petición de Pedro M., todo ello para así, tener conocimiento de si esta persona, está siendo objeto de investigación por parte de otra Unidad Policial", señalan desde Asuntos Internos.
La familia de Guerrero conocía de sus amistades peligrosas. La mujer y la hija del inspector José Guerrero no eran ajenas a algunos pagos en especie que recibía el cabeza de familia. En concreto, sabían que algunos de los vehículos que utilizaban los tres estaban relacionados con Pedro M., el confidente de la causa.
En el caso de la hija y la mujer de Guerrero las escuchas giran en torno a un coche del que se quiere desprender la descendiente del inspector de Murcia y otro que quiere conseguir, ambos relacionados con el confidente de la trama. La hija, S., quería deshacerse de un Volkswagen Tiguan. El coche presentaba varios fallos por lo que había decidido cambiarlo por otro. En uno de esos fallos, el vehículo acaba en el taller y es cuando la madre, A., le dice que el seguro está a nombre de Pedro M., el confidente.
S. le dice a su padre, el inspector de Udyco que "el coche tiene un montón de errores", a lo que el policía le dice que está "esperando que traigan el otro para cambiarlo". Los investigadores de Asuntos Internos han llegado a la conclusión que el nuevo coche se trataría de una furgoneta que S. quería camperizar (transformarlo en un lugar habitable) y que procedería del entorno de Pedro M., y de uno de sus socios, Said M., un ciudadano marroquí.
Pagaba los seguros
En una de las conversaciones telefónicas intervenidas, la mujer del policía le confiesa a la hija de ambos que Pedro M. "los tenía cogidos, porque incluso este pagaba los seguros de sus vehículos", se lee en el informe de Asuntos Internos. Las dos mujeres hablan, además del Tiguan, de un Citröen C3 que era utilizado por la esposa de Guerrero.
"Si yo no estuviera aquí en medio, el Pedrito hacía con él lo que le salía de los huevos", se le escucha decir a la madre en otra conversación, en la que las dos confiesan que saben que todos los vehículos de la casa pasan por el confidente. La hija, de hecho, asume que la nueva furgoneta también estará relacionada con él: "Nos va a tener el también cogidos porque al final la furgoneta que yo voy a tener va a ser a través suya".
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