Han sido las dos primeras progresiones de grado de la consejera de Justicia del Gobierno vasco. María Jesús San José forma parte del ala socialista del Gobierno de coalición con el PNV que lidera Imanol Pradales. Es a su departamento a quien corresponde la gestión de las prisiones vascas que hasta ahora dirigía el PNV desde que fueron transferidas a Euskadi en 2021. Las primeras en reaccionar fueron las víctimas agrupadas bajo el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite). Lo hicieron el mismo martes en el que trascendió el tercer grado que se autorizaba a los presos de ETA Luis Mariñelarena y Harriet Iragui. Mostraron su profunda decepción con San José por la concesión del régimen de semilibertad sin que hubieran dado muestras de arrepentimiento.

No fueron los únicos. Mikel Buesa (Gernika, 1951), hermano de Fernando Buesa, el consejero de Educación del PSE asesinado por ETA en febrero de 2000 junto a su escolta Jorge Díez Elorza, reaccionó con dureza. No en vano, Mariñelarena fue condenado por participar en el asesinato de Buesa y Díaz. A través de las redes sociales, Buesa dejó claro su hondo malestar con el PSOE, el partido del que su hermano fue portavoz en Euskadi: "No se lo perdonaré nunca", dijo.

La concesión del tercer grado permitía a Mariñelarena recuperar la libertad ocho años antes de que cumpliera el máximo de su condena, que determinaba su libertad para 2032. La reacción de Buesa contó incluso con el apoyo del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo quien aseguró a través de X que para que Sánchez siga en el poder "ellos salen", en referencia a los presos de ETA. Incluso apuntó que este tipo de progresiones penitenciarias respondían a "la letra oculta del pacto encapuchado entre el PSOE y Bildu, que a poco iremos conociendo".

Buesa insiste, en declaraciones a El Independiente en que el único arrepentimiento que se les debe exigir a los etarras pasa por la colaboración con la justicia, "la delación" para que contribuyan a esclarecen los cientos de crímenes que siguen pendientes. Recuerda que es algo que ya se aplicó contra las Brigadas Rojas en Italia y que dio resultado y que por eso en los años 80 se incorporó a la legislación penal española. Lamenta que se quiera sustituir por una suerte de arrepentimiento "sentimental" en forma de misiva "diciendo que lo sienten mucho": "Eso es una mierda".

Pregunta.- ¿Cómo se enteró de que al asesino de su hermano se le concedía el tercer grado?

Respuesta.- Me enteré con un tuit.

P.- ¿Nadie de la dirección penitenciaria del Gobierno vasco se puso en contacto con usted para trasladárselo de modo oficial?

R.- No, nadie. Ni mi hermano Jon ni yo hemos recibido llamada de nadie.

P.- La consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José había prometido un cambio en la política penitenciaria respecto a la llevada a cabo por el PNV. ¿Lo percibe?

R.- Es un cambio de naturaleza ideológica. Lo que esta señora ha hecho es mandar el mensaje a Bildu, a los herederos de ETA, de que la doctrina que en su día existió y que mi hermano difundió, por la cual no se podía ser condescendiente con los asesinos de ETA, que no se podía excarcelar a gente que ni siquiera había pedido perdón a las víctimas, esa doctrina ha sido borrada del ideario del Partido Socialista. Es un cambio que profundiza en la práctica que llevaba el Gobierno vasco anterior en el que también participaba el PSE. Sólo cabe interpretarlo como una nueva cesión a los herederos de ETA, a Bildu. Al conceder el tercer grado a uno de los asesinos de mi hermano les han dado el mensaje de que todo lo que se decía hace años en el PSOE respecto a ETA ya no vale.

P.- La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha recurrido terceros grados en casos en los que no queda acreditado el arrepentimiento. ¿A lo largo de estos años Luis Mariñelarena les ha trasladado algún tipo de perdón o arrepentimiento?  

R.- A mí no me constan ningún tipo de arrepentimiento. Esto del arrepentimiento no es una cuestión sentimental o psicológica, el arrepentimiento está definido en el Código Penal y en la Ley Penitenciaria como la delación. Es una doctrina que se incorpora en las leyes penales españolas por imitación a las leyes penales italianas. Los ‘pentiti’, los arrepentidos de las Brigadas Rojas italianas, eran quienes denunciaban a sus compañeros y por tanto colaboraban con la Justicia para esclarecer los crímenes de la organización terrorista. Eso está recogido en nuestras leyes. Por eso la interpretación del arrepentimiento como si fuera algo sentimental y todo eso es mierda, lo único que cuenta desde el punto de vista penal es haber colaborado con la Justicia para esclarecer los crímenes de la organización terrorista. Este individuo no ha hecho nada de eso. Tampoco ha hecho nada como pedir perdón a mi hermano Jon y a mi. Le habríamos mandado a tomar por culo directamente.  El arrepentimiento no es firmar un papelito diciendo cuánto lo siento…

Al conceder el tercer grado a uno de los asesinos de mi hermano les han dado el mensaje de que todo lo que se decía hace años en el PSOE respecto a ETA ya no vale

P.- ¿La verificación del arrepentimiento de los presos de ETA sólo se debería acreditar mediante la delación?

R.- Claro, claro, es la vía establecida en la doctrina penal. Yo eso no me lo he inventado. Viene de hace muchos años, está metido en nuestra doctrina penal.  Luego, cuando había que haberlo aplicado, no se ha aplicado nunca.

P.- Que el PNV cediera la gestión de prisiones al PSE en Euskadi, ¿cómo lo interpreta? ¿Confiaba en que algo pudiera cambiar?

R.- Yo del PSE no esteraba nada. En el PNV son unos genios, se han quitado el muerto de encima. Saben que ahora no van a tener ellos la culpa de que los etarras salgan a la calle. El PNV saldrá indemne, quien carga con todo el peso político es el PSE. Quien en el PNV haya pensado en esto es un genio.

P.- ¿Cómo diría que se está gestionando este periodo poste ETA? Hace seis años que la banda se disolvió...

R.- En estos años asistimos al borrado político del pasado de ETA. De ETA se ha olvidado casi todo el mundo. No sólo en el País Vasco, también en el resto de España. Como ya no mata, todo lo que ocurrió entonces no cuenta. Todo lo que se ha ido haciendo va en esa dirección. El último paso era sacar a los presos a la calle y ese paso todavía no se ha dado del todo, pero se está dando con decisiones de este tipo. De los más de cien presos de ETA que hay la mayor parte son por delitos de sangre. La mayor parte son condenados a partir de los 2000, cuando la ley penal establecía que el cumplimiento íntegro de la pena se amplió a 40 años. Mariñelarena fue condenado en 2002 y no podía salir hasta 2032.

P.- La concesión de estos terceros grados a presos de ETA sólo los cuestionan algunas organizaciones de víctimas… ¿Están solas?

R.- Tampoco el 70% de los vascos no movió un dedo cuando ETA mataba, sólo un 7% se movilizó de alguna manera contra ETA. Hubo un 6% que aplaudió con entusiasmo las acciones de la banda. La mayor parte miraba hacia otra parte, no querían saber nada. Ahora gran parte de esa gente todavía vive y quiere olvidarse absolutamente de lo que ocurrió entonces porque saben que su cobardía también contribuyó al terrorismo.

P.- ¿Confía en que la Fiscalía pueda recurrir la concesión del tercer grado a Mariñelarena y se revoque?

R.- No confío en nada. Si recurre me parecerá muy bien. Pero la Fiscalía es un órgano jerárquico. Lo que opine el fiscal de la Audiencia Nacional sobre el asunto es irrelevante. Sólo cuenta lo que le llegue en las órdenes del Fiscal General del Estado, que es un político socialista, más que un jurista. No soy tan ingenuo de pensar que habrá un recurso y a este Mariñelarena le vuelvan a meter en la cárcel. Ya veremos.