Asumida la imposibilidad de que el catalán, junto al euskera y el gallego, sean lenguas cooficiales de la Unión Europea, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se emplea a fondo para conseguir que, al menos, puedan usarse en otras instituciones comunitarias y en las sesiones del Parlamento Europeo, eso sí, a coste cero para la Eurocámara. Albares, que ha insistido una y otra vez en la prioridad de su departamento para cumplir el acuerdo alcanzado con Junts, pisa el acelerador en un momento en que las relaciones con este partido no pasan por el mejor de sus momentos y ha obligado a guardar la senda de déficit en un cajón y aplazar la presentación de los Presupuestos Generales de 2025 a la espera de momentos más favorables.
El titular de Exteriores ha enviado una carta a la presidenta del Parlamento Europeo, la conservadora Roberta Metsola, para cerrar un acuerdo sobre el uso de las lenguas cooficiales, cuestión que ha calificado de "prioritaria". Hasta ahora los populares europeos habían frenado esta petición, pero el nuevo reparto de fuerzas en el Parlamento de Estrasburgo les pone las cosas más difíciles a la familia política donde se integra el PP de Alberto Núñez Feijóo.
Para empezar, el PPE no tiene mayoría en la Mesa de la Eurocámara para volver a echar el freno a la iniciativa, y en el pleno, los conservadores "no quieren aparecer retratados junto a las fuerzas de extrema derecha" contando con que socialistas y liberales darían el plácet a esta petición de España, admiten a El Independiente fuentes del PPE. Significaría que los 22 eurodiputados de Alberto Núñez Feijóo se verían ante el dilema de romper la unidad con sus socios europeos "para no darle una baza a Pedro Sánchez", pero a costa de alentar el discurso socialista de la connivencia del PP con la ultraderecha.
Albares acusa a los gobiernos conservadores de impedir el reconocimiento del catalán
De hecho, Albares ya ha usado este argumento al acusar a los gobiernos conservadores, en alianza con la extrema derecha, de boicotear la inclusión de las tres lenguas cooficiales españolas. Lo hizo en una entrevista en Catalunya Radio y agregó: "Pero independientemente, con PP o sin PP, yo estoy seguro que lo consolidaremos".
Hasta ahora, la delegación popular española en Estrasburgo ha conseguido de sus socios europeos apoyo frente a la ley de Amnistía. El presidente del PPE, Manfred Weber, ha actuado a modo de punta de lanza de esta estrategia. Pero lo cierto es que, desde la Comisión Europea nada se ha hecho al respecto. Las esperanzas del primer partido de la oposición están puestas ahora en el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE), órgano que recientemente desestimó el recurso que los prófugos Carles Puigdemont y Toni Comín interpusieron contra la decisión de Estrasburgo de no reconocer su condición de eurodiputados en la anterior legislatura europea.
La patata caliente para Metsola
"En un momento dado, el Partido Popular tendrá que entrar en razón", sugieren los mismos medios sobre el uso del catalán en la Eurocámara, una cuestión, dicen, más simbólica que otra cosa puesto que los que intervinieran en catalán "tendrán exactamente un minuto de gloria de pascuas a ramos". Metsola es consciente de la patata caliente que más pronto que tarde tendrá que resolver frente a la que es una de las delegaciones -la española- más numerosa del PPE.
Pero lo cierto, es que para muchos conservadores europeos esta es una cuestión menor y siempre que corra a cargo de los presupuestos nacionales no van a poner muchos impedimentos. De hecho, ya se ha oído hablar en catalán en la UE. Fue el pasado 26 de septiembre en una reunión del Consejo de la Unión Europea, en concreto en el de Competitividad, y lo hizo el ministro de Turismo e Industria, Jordi Hereu. No fue algo improvisado. Hay que solicitarlo con semanas de antelación y correr con los gastos. Precisamente ese mismo día la presidenta del Parlamento Europeo estaba en Madrid para participar en la clausura del Campus FAES, donde coincidió con el líder del PP con quien después almorzó, según ha podido saber El Independiente. Por aquel entonces, la maltesa ya tenía la carta de Albares sobre la mesa.
Un coste de entre 3 y 5 millones de euros anuales
En lo que sí hay coincidencia entre las fuentes consultadas es en las escasas, por no decir nulas, posibilidades de que el catalán sea reconocido por el Consejo Europeo como lengua oficial de la UE. Se oponen todos los países contribuidores netos de la Unión, esto es, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Austria, además de aquellos que, como Francia, sufren tensiones territoriales. "Es es una vía muerta", aseguran por mucho que el titular de Exteriores amenace con llevarlo hasta el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). El ministro se aferra al argumento de que los tratados europeos "establecen el multilingüismo como un objetivo y un valor a defender por la Unión Europea".
El coste de este acuerdo con Junts correría a cargo de España y se estima de entre 3 y 5 millones de euros anuales para la contratación de traducción simultánea, según estimó en su momento la Dirección General de Organización de Conferencias del Parlamento Europeo. Este fue otro de los motivos por los que fue desestimada la petición. El Gobierno, en todo caso, vuelve a la carga, para intentar cimentar su exigua mayoría parlamentaria de la que depende el resto de la legislatura.
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