Dijo Emiliano García-Page que no había acudido este viernes al palacio de la Moncloa, a reunirse con el presidente del Gobierno, para "sorprender". Porque su posición sobre la financiación singular de Cataluña es conocida. Contraria. Radicalmente contraria. Y se la expuso tal cual al jefe del Ejecutivo en su reunión "cordial" y "fructífera" de casi dos horas, con la advertencia de que el documento pactado entre PSC y ERC no puede servir de "base" para la negociación del nuevo modelo de financiación. Que ese no vale. De ningún modo. Que ese texto puede servir para la "gobernabilidad" de Cataluña, pero no para construir un sistema que ha de ser negociado multilateralmente.
Este 4 de octubre era el tercer viernes de reuniones de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos. E, indudablemente, toda la expectación se situaba en la tercera entrevista, tras el murciano Fernando López Miras y el valenciano Carlos Mazón. El morbo estaba en este despacho con el jefe de la Junta de Castilla-La Mancha, de su mismo partido político, porque venía precedido de incontables choques entre ambos, sobre todo a cuenta de la política territorial y de las alianzas del Gobierno con los nacionalistas e independentistas. Y ese fue, como se esperaba, el corazón de la conversación de ambos. No llegaron a un punto de consenso, el barón autonómico no salió "ni más ni menos tranquilo" de la cita, Sánchez sí le aseguró lo que ya se sabía: que habrá más recursos para todas las comunidades y que no se alumbrará un sistema solo para Cataluña, sino para todas las autonomías.
Page no sonó tan áspero como en otras ocasiones, no acudió "con una bomba lapa" pero sí carga duramente contra el concierto, que como precisan en su entorno, concibe como un mero "chantaje"
Page fue duro en sus planteamientos, no edulcoró su discrepancia profunda con el pacto de PSC y ERC —el documento describe "un concierto económico, pueden escribirlo en arameo, pero es un concierto como la copa de un pino"—, no aminoró las críticas. Pero sí se contuvo en las formas, no sonó tan áspero como en otras ocasiones. Él mismo aseguró que la cita fue "muy cordial y respetuosa", que será "difícil" que le encuentren en un "conflicto institucional" o en una "falta de respeto", porque no es de esos. Algunos en el PP esperaban que fuera a la Moncloa "con una bomba lapa", ironizó, pero no ocurrió. Desde el lado del Gobierno, el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que volvió a actuar como portavoz de estas reuniones, apuntó que Sánchez encajó bien las críticas, porque la posición del presidente de Castilla-La Mancha no es, obviamente, "desconocida", y que discrepan con normalidad. Al final, ilustró, acabaron "dándose un abrazo".
El eje de la entrevista en la Moncloa, la de más larga duración de entre las nueve ya realizadas, fue la financiación autonómica, como reseñó el propio Page. El barón regional expuso sus argumentos de siempre, los que ha venido manifestando en público y en privado en estas semanas, su posición "clara".
La riqueza de Castilla-La Mancha no es de los castellanomanchegos, la riqueza de Cataluña no es de los catalanes, es de todos", avisa
Primero, que "la riqueza de España es de todos, es nacional. Castilla-La Mancha se opondrá siempre a que la riqueza, en vez de pasar a analizarla y distribuirla entre todos, se empiece a dividir o computar por territorios. Hablando de manera clara, la riqueza de Castilla-La Mancha no es de los castellanomanchegos, la riqueza de Cataluña no es de los catalanes, es de todos", subrayó Page durante su comparecencia posterior ante los medios. Para el presidente de Castilla-La Mancha, "nunca la unidad de España ha estado tan identificada con la igualdad, nunca la igualdad ha encontrado mejor garantía que la unidad", por lo que no cabe "trocear" una economía que es "interdependiente" en 17 unidades, como no caben "17 políticas fiscales o 17 mercados".
Dos, que quienes pagan los impuestos son los ciudadanos y las empresas, no los territorios y, como dicta "un principio enraizado en la izquierda", deben "pagar más los que más tienen, y no a cambio de que los más pagan tengan más servicios". Page combatió la idea de que el pacto de ERC y PSC consagra la "solidaridad interterritorial", porque de lo que hay que hablar es de "justa redistribución de la riqueza", conforme a los principios de progresividad y cohesión.
Tres, que el modelo que se negocie sea "multilateral", discutido "entre todos", que no haya "regímenes especiales", más allá de los que ya existen —Euskadi y Navarra—. Por eso subrayó en varias ocasiones que la negociación del modelo no puede "tener como base" el documento firmado el PSC y ERC y que hizo president a Salvador Illa, no es válido "ni siquiera como documento de estudio". Es un texto que supone "dar vuelta por completo al modelo constitucional y federal" y "contraviene los principios más fundamentales de la equidad y la igualdad". Espera que el debate sobre la financiación singular de Cataluña "no llegue" a suscitarse en el Congreso. Porque de ese documento PSC "se desprende un cupo y es inadmisible": "Se miran en el cupo vasco, básicamente. Creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre". Fuentes cercanas al dirigente regional expresaban después con mayor contundencia lo que para este encarna el acuerdo: un "chantaje". Directamente. "Es lo que parece".
Diálogo "con tranquilidad y discreción"
La propuesta que hace Page es que se llegue a cuadrar el círculo, la aprobación de un nuevo sistema que reemplace al vigente —caducado desde 2014—, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, el órgano que preside el Ministerio de Hacienda y que reúne a todos los consejeros autonómicos del ramo. Pero dado que en él ya el Gobierno central parte con la mitad de los votos, y bastaría con que una autonomía respaldase su propuesta —"seguro que es fácil pensar de qué autonomía estoy hablando", deslizó, para referirse a Cataluña—, él cree que lo lógico es hablar antes para buscar un amplio consenso.
El presidente regional propone también una ley de armonización y que se compense a las cuatro CCAA que están infrafinanciadas: Valencia, Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha
Es decir, que Gobierno y comunidades dialoguen "con tranquilidad y discreción", también que ningún presidente autonómico se comporte como "sucursal" de su respectivo partido. Y, una vez que el acuerdo esté maduro, llevarlo al Consejo de Política Fiscal. Page no se opone a que el debate sobre la financiación se aborde en la Conferencia de Presidentes, que en principio se celebrará en diciembre en Cantabria. Eso es lo que quiere el PP, y puede hacer que esta cuestión se introduzca en el orden del día. "Si una mayoría pide que se hable allí de financiación, se hablará", recordó. No ve mal que la próxima Conferencia de Presidentes se extienda durante dos días para que todos, Sánchez y los mandatarios autonómicos, puedan debatir con sosiego.
Además, Castilla-La Mancha cree que hace falta una "ley de armonización", porque no tiene sentido que haya "17 regímenes fiscales distintos". El presidente regional cree, y aquí coincide con el Gobierno, en que hay que "evitar el dumping fiscal", también la dinámica de que una comunidad "pida por un lado y regale por otro". Entiende asimismo que si se quiere cerrar un nuevo modelo de financiación habrá que "liquidar" el anterior (el hoy vigente) compensando a las cuatro comunidades que están objetivamente infrafinanciadas, que son Valencia, Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha.
Page defendió que su posición sobre el cupo catalán es "muy mayoritaria y muy transversal", y "sería la misma" si en lugar de plantearlo el PSC y ERC lo hubiera hecho la Comunidad de Madrid, la más rica de España. De haber sido ese el caso, dijo, "toda la izquierda hubiera salido en tromba" para rechazarlo, aduciendo que se rompe la "igualdad" en España. El barón socialista se afanó en combatir ideológicamente, desde posiciones socialdemócratas, el acuerdo de su partido con los independentistas catalanes.
Sin abordar cuestiones orgánicas
¿Qué le respondió el presidente del Gobierno? ¿Le sosegó? Page respondió que Sánchez no le dejó "ni más tranquilo ni menos", que salió de "idéntico" modo en cuanto a información, pero que sí que le confirmó que el planteamiento de reforma será "de todo el sistema". Es decir, que no habrá un régimen especial para Cataluña y otro común para el resto de CCAA. Si eso es así, concedió Page, entonces habrá "posibilidad de buscar soluciones", pero "si el planteamiento es que los pobres tengamos un régimen y los que pueden permitírselo tengan un ático, nosotros no entraremos".
Sánchez confirma que su planteamiento de reforma es "de todo el sistema", que no habrá un régimen especial para Cataluña y otro común para el resto de CCAA
Torres relató que el presidente coincide con que hay que actualizar el modelo y que se debe hacer "desde la multilateralidad" del Consejo de Política Fiscal y Financiera y de la Conferencia de Presidentes, y también "desde la bilateralidad que establecen los estatutos de autonomía", canales que se han utilizado "en el pasado" y que han de seguir empleándose "en el futuro". Lo que es seguro igualmente es que el nuevo sistema inyectará más recursos a todos los territorios.
Page y Sánchez no hablaron sobre cuestiones orgánicas. Pero el presidente castellanomanchego sí advirtió de que el 41º Congreso Federal del PSOE no se debe aprovechar para que el partido cambie su doctrina y la "adapte" a lo firmado por PSC y ERC, porque esa sería la "forma contraria a como se tienen que abordar los debates". No puede prosperar, dijo, la "política de hechos consumados". Y cree que no ocurrirá eso en el cónclave de Sevilla.
Page resalta que coincide en "una amplia gama de cosas" con Sánchez, pero discrepa con él en la política territorial y "en las compañías", en los socios
El jefe de la Junta defendió que coincide con Sánchez, en definitiva, en "una amplia gama de cosas", como es lógico, porque los dos forman parte del PSOE, pero su "discrepancia clara" reside en el modelo de país, en la política territorial, "en las compañías [los socios], los pactos que nos llevan a veces a perder nuestro espacio natural como partido, como gobierno y como centralidad". Page introdujo así dos reflexiones sobre dos cuestiones que le separan del Ejecutivo. Uno, que Bildu presentara ayer jueves la reforma de la ley mordaza. "Si tuviera que redactar mañana la lucha contra incendios forestales, al último que llamaba sería a un pirómano", expresó, para confesar su malestar. Dos, sobre la ley de amnistía, que su Gobierno recurrió ante el Constitucional. El presidente castellanomanchego confió en que al final el tribunal de garantías "avale la capacidad de recurrir de las comunidades autónomas". El TC dejó en suspenso la tramitación de las impugnaciones contra la medida de gracia elevadas por varios gobiernos autonómicos para analizar si pueden recurrir cuestiones que no son de su estricta competencia.
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