El 7 de noviembre de 2022 los reyes despejaron su agenda para un acto muy especial: la imposición de la Orden de Carlos III a Frigdiano Álvaro Durántez Prados. Doctor Europeus y premio extraordinario de doctorado en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid, experto en política internacional y defensa con una larga trayectoria, Durántez (Madrid, 1969) recibía la principal condecoración civil española por los servicios prestados a la corona. Durante más de doce años, entre 2009 y hasta febrero de 2022, fue vocal asesor de Estudios e Informes de la Casa del Rey. Miembro, pues, del reducido consejo áulico que informa a Felipe VI y que participa en la elaboración de sus discursos e intervenciones públicas.

De aquel acto, celebrado en la intimidad del Palacio de la Zarzuela, trascendió una fotografía en la que Frigdiano aparece flanqueado por Felipe y Letizia, los tres con el semblante sonriente y relajado de quienes mantienen una relación de confianza. La imagen fue difundida cuatro días después del encuentro por Funiber, la Fundación Universitaria Iberoamericana que había fichado a Durántez en febrero como director de Relaciones Institucionales, profesor de la Universidad Europea del Atlántico –establecida por Funiber en Santander en 2013– y director de la Cátedra Funiber de Estudios Iberoamericanos y de la Iberofonía creada ad hoc para él.

Frigdiano flanqueado por Felipe y Letizia el día de la imposición de la Orden de Carlos III.

Ideólogo de la iberofonía

Porque Frigdiano Álvaro Durántez se ha volcado, antes, durante y después de su paso por La Zarzuela, en la formalización de este concepto, la iberofonía o el paniberismo, que propugna un nuevo paradigma con el que superar y multiplicar el alcance de la hispanidad, integrando también a los territorios de lengua portuguesa. Su objetivo es establecer un "espacio multinacional de países de lenguas española y portuguesa de todos los continentes" que fomente la cooperación entre ellos y multiplique su capacidad de influencia global. La configuración, en definitiva, de un actor geopolítico de primer orden.

La iberofonía de Durántez viene a ser un desarrollo para el siglo XXI del iberismo decimonónico. Si este aludía a la afinidad funcional de las dos naciones Estado peninsulares –unidas por un glorioso pasado universal tanto como por su entonces deficiente modernización–, el paniberismo va más allá. Parte de la singularidad de dos lenguas, el español y el portugués, que nacen en un territorio compartido, la península Ibérica, pero que son también los únicos grandes idiomas internacionales con una base lingüística común y recíprocamente comprensibles. Y que, según Durántez y sus seguidores, facilitan la articulación del "primer bloque geolingüístico del planeta", formado por más de 850 millones de personas (los casi 600 millones del español y los más de 265 millones del portugués) en una treintena de países de los cinco continentes.

Un universalismo humanista

Esta propuesta geolingüística va más allá de la consideración clásica de bloques por Estados nación y apela a las comunidades que utilizan ambos idiomas en todo el mundo, o que cuentan "con raíces y vinculaciones ibéricas", como los sefardíes o el pueblo saharahui –esto último en abierta divergencia con la postura adoptada en los últimos tiempos por el Gobierno español–. Y pone el foco en África, donde la posibilidad de establecer un espacio de cooperación panibérica en países como Angola o Mozambique permitiría rivalizar con la presencia de otros actores como Francia, China o la India en un territorio clave desde el punto de vista geoestratégico.

Más allá del excipiente lingüístico, el proyecto panibérico tiene un componente inequívocamente ideológico. Frente al utilitarismo de raíz protestante instilado por el inglés, el "universalismo panibérico", que reivindica el legado de los clásicos católicos del pensamiento español agrupados en la Escuela de Salamanca, propone enriquecer la globalización con una base humanista y cristiana.

Complicidad real

Durántez formaliza su proyecto en Iberofonía y paniberismo, un voluminoso tratado de más de 700 páginas editado en 2018 por Última línea, una editorial independiente fundada en Málaga por un ex dirigente local de Ciudadanos, Gonzalo Sichar. Sus ideas, además, se pueden rastrear en numerosos discursos de Felipe VI. Entre ellos el pronunciado el 7 de julio de 2014, el primero en el extranjero de su reinado, ante el entonces presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, en Lisboa.

"La similitud entre nuestras dos grandes lenguas, el español y el portugués, es, en particular, una de las bases fundamentales de la singularidad de Iberoamérica y de la fortaleza de Iberoamérica. Y gracias a esta afinidad lingüística", dijo entonces en portugués Felipe VI, "podemos reconocer hoy la existencia de una gran área lingüística formada por una treintena de países de todos todos los continentes", "un formidable espacio cultural y lingüístico de alcance y proyección universales, que no debemos perder de vista perder de vista en el mundo actual, cada vez más globalizado de hoy". Durántez colocó significativamente este fragmento del discurso real como frontispicio de su libro.

Un encuentro oportuno

Los caminos de Frigdiano y la Fundación Universitaria Iberoamericana se cruzaron hace algo más de dos años. Como parte del proyecto de expansión internacional de esta discreta institución educativa con sede en Barcelona, en 2021 Funiber inauguró en Angola con sus propios recursos la Universidade Internacional do Cuanza. Fue entonces cuando el embajador de España en el país africano le habló de Frigdiano al presidente de Funiber, Santos Gracia, que inmediatamente propuso al politólogo unirse a un proyecto que sintonizaba a la perfección con la idea de iberofonía.

Con presencia en más de 30 países y universidades, además de en Angola, en México, Puerto Rico, República Dominicana, España y Colombia, Funiber parece la plataforma ideal para consolidar el ambicioso proyecto de globalización humanista e ibérica de Frigdiano que, de momento, ya se ha materializado en la conferencia de ministros de Justicia de países iberoamericanos y de lengua portuguesa, que este mes de septiembre celebró su segunda reunión.