¿Qué pasó en el Grupo Popular del Congreso capitaneado por Miguel Tellado para que nadie advirtiera el calado de una enmienda que puede permitir a presos peligrosísimos de ETA salir antes de prisión? ¿Les pasó desapercibida a todos?, ¿no fueron capaces de ver su alcance? o ¿pensaron que, en contra de lo que se ha publicado, no tendrá los efectos que dicen puede tener? Quizá ha habido una mezcla de todas esas variables, un error en cadena contagiado de uno a otro eslabón para terminar en la tesis oficial de "lo sentimos, nos equivocamos", que, internamente, no todos comparten, pero creen puede servir para salir del atolladero.

En la cúspide del Grupo se sienta una de las personas de más confianza del líder del PP. Una apuesta directa de Alberto Núñez Feijóo que ha decidido no señalar culpables en una cuestión de especial sensibilidad para el primer partido de la oposición, donde no faltaron dirigentes que hicieron del "que te vote Txapote" una especie de santo y seña. Tellado no aceptó la dimisión de los tres diputados de la comisión de Justicia que dieron el visto bueno al proyecto de ley y, en cuanto al propio portavoz, en su entorno afirman que "Feijóo sabe que Miguel siempre tiene su cargo a disposición del partido".

Disfunciones en el Grupo Parlamentario

En todo caso, su figura ha quedado tocada como máximo responsable de los diputados populares, "no tanto porque tuviera que haber estado al corriente de lo que se aprobó" bajo la inocente apariencia de una trasposición de directiva europea, le justifica un diputado que ha mantenido en otras ocasiones posiciones críticas, sino por las disfunciones del Grupo Parlamentario que dieron lugar a un error del que "todos somos responsables", según dijo el propio Tellado. Pero la sensación generalizada es que si el Gobierno juega a engañarles, con mayor motivo "hay que estar especialmente vigilantes", se reprochan muchos. "Todo el mundo sabe que tras el trámite de una directiva europea, siempre se mete algo de legislación nacional. Ahí suele estar la trampa", dice un antiguo parlamentario que ahora asesora a los populares.

Tellado dio un "tirón de las orejas" a sus diputados, según admiten a El Independiente varios de ellos, pero con el mensaje de que las responsabilidades eran "compartidas" y ahora tocaba intentar poner la pelota en el tejado del Gobierno para retirar el proyecto de Ley, que este lunes culmina su trámite parlamentario en el Senado, cosa que Moncloa no tiene ninguna intención de hacer.

"Hijos de..." y favores políticos y personales

Los más veteranos, incluidos muchos ya fuera de la política, recuerdan los tiempos en que el Grupo Popular tenía de asesores a expertos como Miguel Pizarro, Loyola de Palacio, Federico Trillo o Fernando Bécquer, "primeros espadas" que fueron escalando en la política, en la administración pública y/o en la empresa privada. Ahora "hay muchos 'hijos de', muchos favores políticos y personales que se superponen al conocimiento o la experiencia", proceso que empezó, aseguran, con Pablo Casado cuando 'jubiló' a los más expertos para cambiarlos por generaciones más jóvenes.

Además, se ha optado por un modelo muy centralizado de gestión parlamentaria. Todo tiene que pasar por los vicesecretarios de área de Génova, nueve en total, y eso ralentiza muchas veces en trabajo. En el caso del Proyecto de Ley sobre intercambio de información de antecedentes penales y consideración de resoluciones judiciales en la Unión Europea- que así es el enunciado de la reforma en discordia- la responsabilidad descansaba sobre los asesores en temas de Justicia, los diputados adscritos a dicha comisión y el vicesecretario de Institucional, Esteban González Pons, que lleva las competencias en esta materia, además de las referidas a política exterior. A ello se une su cargo de vicepresidente tercero del Parlamento Europeo, lo que le impide estar muchos días a la semana en España. Una acumulación de cargos que comienza a verse con cierto recelo sobre todo porque entienden en el Grupo que eso "le impide estar encima de los temas".

La instrucción "del jefe" fue votar a favor al tratarse de una trasposición de una directiva europea

No obstante, bajo el mando orgánico de Pons está la diputada María Jesús Moro, con fama de ser una de las parlamentarias más preparadas de la Cámara Baja y que, de hecho, en una reunión de la ponencia convocada a toda prisa a finales de julio, en plenas vacaciones parlamentarias, votó en contra de todas las enmiendas presentadas al texto, no tanto por su contenido, sino por la premura de la tramitación. Moro sustituyó en ese caso a otra compañera de escaño, Ana Belén Vázquez, y en comisión, la instrucción "del jefe", cuyo nombre no quieren identificar, fue votar a favor al tratarse de una trasposición de una directiva europea. Ese "jefe" bien puede ser Tellado, González Pons o el mismísimo Feijóo.

Este modelo jerárquico de coordinación, que pasará también por unificar todas las asesorías parlamentarias bajo la batuta de la eurodiputada Alma Ezcurra, intenta asimismo impedir el habitual choque entre la secretaría general del partido y quien ostenta la portavocía parlamentaria.

Ocurrió entre Francisco Álvarez-Cascos y Rodrigo Rato en tiempos del liderazgo de José María Aznar. También en la época de Mariano Rajoy entre Ángel Acebes y Eduardo Zaplana, primero, y alcanzó niveles de paroxismo con María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, después. Con la presidencia de Pablo Casado ya se sabe cómo acabó la colisión entre Teodoro García Egea y Cayetana Álvarez de Toledo. El modelo de Feijóo intenta impedir fricciones entre Cuca Gamarra y Miguel Tellado, centralizando las decisiones, pero a veces son inevitables las tensiones.

Lo fácil hubiera sido "ir contra alguien en concreto"

En la dirección el PP destacan que lo fácil hubiera sido "ir contra alguien en concreto" para ofrecer una cabeza de turco con la que cerrar la crisis. Pero Feijóo optó por asumir el error "injustificable" en primera persona y no descargar el desastre en nadie, incluido el principal responsable del Grupo Parlamentario, quien tampoco ocultó su malestar y nerviosismo por todo lo sucedido.

Pero el portavoz "sale de esta crisis con algunos arañazos y moratones", admiten dirigentes del partido. Muy probablemente el gallego se quiso desquitar con la casi cruenta sesión de control al Gobierno el pasado miércoles en la que enarboló un cartel con la foto de 11 dirigentes socialistas asesinados por ETA, entre los que estaban Juan María Jáuregui, que fue gobernador civil de Guipúzcoa o Froilán Elespe, ex concejal de Lasarte-Oria (Guipúzcoa) en una estrategia parlamentaria que no gustó a muchas de las señorías sentadas en los escaños que corresponden al PP.

Todos confían en que las las nuevas revelaciones en torno al "caso Ábalos", al borde de la imputación, y "Delcy Rodríguez" hagan olvidar ese desagradable episodio, "Y lo que queda por salir", anuncian en el PP más allá del demoledor informe de la UCO de 233 páginas. Ya se verá si es así.