Si hay un mensaje que el Gobierno y el PSOE repiten en la última semana, desde que José Luis Ábalos se quedó a un paso de su imputación, es que ellos no son como la derecha. "La noche y el día", insisten. Cuando explota un caso de presunta corrupción, los socialistas actúan con "contundencia", con "determinación", con "transparencia" y colaboran con la Justicia y con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como recordaba este mismo martes la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría. Pero en lo que también insisten es que el perímetro del ya caso Ábalos está delimitado, y no alcanza en modo alguno a Pedro Sánchez. Justo la idea que el PP pretende rebatir. El partido de Alberto Núñez Feijóo habla directamente de caso Sánchez y busca escalar la dimensión de los hechos. Ya llevó el lunes a la Audiencia Nacional una querella contra el PSOE por presunta financiación ilegal, cohecho, tráfico de influencias y blanqueo sustanciada en la denuncia de testimonios anónimos. Y para este miércoles perseguía convertir el pleno en el Congreso en una sesión monográfica sobre la "corrupción socialista". No lo logró formalmente, aunque ya hasta el Gobierno da por hecho que la Cámara vivirá un "circo" a cuenta del brutal informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que describe el "papel relevante y de responsabilidad" del exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE.

El Gobierno no pondrá objeciones a que por el Congreso desfilen todas las semanas todos los ministros cuya presencia requiera la oposición

Pero una cosa es una sesión de control al Ejecutivo, un pimpampum corto, y otra muy distinta es una comparecencia expresa del presidente en el hemiciclo. La Moncloa está plenamente decidida a evitar que Sánchez acuda al Congreso de manera expresa para dar cuenta del caso Ábalos. Y para ello confía en los socios de investidura, cuyo apoyo, al menos por ahora, cree "amarrado", según confirman fuentes gubernamentales del máximo nivel. El Ejecutivo busca proteger al máximo al presidente, ponerlo a resguardo, aunque no pondrá objeciones a que por la Cámara baja desfilen todas las semanas todos los ministros cuya presencia requiera la oposición para ofrecer explicaciones sobre asuntos de su competencia.

El PP busca el achicharramiento del Gobierno por la corrupción. Ha pasado página rápidamente de su error por haber votado a favor de la enmiendas a la ley de intercambio de antecedentes penales que beneficiarán, entre otros, a presos de ETA, para centrar el foco en los casos que cercan al Ejecutivo. En todos los frentes. El lunes, formalizó su querella en la Audiencia Nacional contra el PSOE. También intentó cambiar las preguntas de sus diputados en la sesión de control de este miércoles para armar un pleno monográfico sobre "la trama de corrupción socialista". Era consciente de que el Gobierno podía impedirlo y este martes, en la reunión de la Junta de Portavoces del Congreso, lo hizo: el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafa Simancas, se negó a aceptar las modificaciones pedidas por el PP.

En el Ejecutivo apuntan que "el PP pretende generar un clima generalizado de hastío por la corrupción". "Ha concluido que este asunto desmoviliza más a la izquierda y no le falta razón"

El no del Ejecutivo no evitará, de ningún modo, que Feijóo y sus compañeros de grupo cambien sobre la marcha el sentido de sus preguntas —serán diez— en el pleno de este 16 de octubre. Y eso sucede porque los diputados no tienen por qué respetar la literalidad de las cuestiones que han registrado previamente. El Gobierno ya se espera que el PP usará la sesión de control de este miércoles para intentar acorralarle. "Va a ser un circo, lo sabemos —aseguran desde la Moncloa—. El PP pretende generar un clima generalizado de hastío por la corrupción. Ha concluido que este asunto desmoviliza más a la izquierda y no le falta razón". Cada pregunta se liquida en cinco minutos en total: dos minutos y medio para el parlamentario y otros dos minutos y medio de respuesta.

Los populares tienen otra vía disponible para aumentar la presión sobre Sánchez. Solicitar su comparecencia en el pleno del Congreso. Aún no lo han hecho, según confirman desde el Grupo Popular. Si registran esa petición, necesitan, para que prospere y se incluya en el orden del día, no solo el apoyo de Vox, sino de más grupos. Precisan, al menos, la alianza de uno de los grupos que respaldaron la investidura del presidente hace casi un año. Pero el Gobierno está seguro de que no lo lograrán. Que sus socios, en esta cuestión, están de su lado. Todos ellos. Desde Podemos hasta PNV o incluso Junts, el báculo más inestable de todos, según ratifican con rotundidad desde el equipo del líder socialista.

El presidente no va a comparecer en pleno por el 'caso Ábalos'. Ya nos encargaremos de que no vaya, hablando con los grupos, aunque tampoco lo ha pedido el PP", justifican desde la Moncloa

"El presidente no va a comparecer en pleno por el caso Ábalos. Ya nos encargaremos de que no vaya, hablando con los grupos, aunque es cierto que de momento tampoco lo ha pedido el PP", justifican desde la Moncloa. Sánchez, no obstante, está obligado a acudir al hemiciclo para dar cuentas de las cumbres europeas, y precisamente este jueves y viernes se celebra la ordinaria de octubre en Bruselas, y por tanto podría suceder que cuando explique sus conclusiones el caso Ábalos centre su comparecencia, quiera él o no. Por la vía de los hechos. La semana pasada, el presidente fue al Congreso para hablar largo y tendido de la crisis migratoria, porque lo había pedido el PP. Él sí consagró toda su primera intervención, de algo menos de una hora, a exponer su política migratoria, pero Feijóo apenas dedicó tiempo en su réplica a este asunto. Todo el acento lo puso en la ley que conmuta las penas a los presos de ETA. Por tanto, lo que no quiere la Moncloa es que Sánchez se vea obligado a acudir a la Cámara baja a hablar solo del caso Ábalos, para hablar expresamente de corrupción. Y confía en la complicidad de sus socios.

Sí en la comisión de investigación del Senado

El PP reformó hace un año el artículo 182 del reglamento del Senado, gracias a su mayoría absoluta, para poder forzar las comparecencias extraordinarias del presidente y de su Gobierno en pleno. Podría ahora activar ese resorte. Lo podría haber hecho, por otros asuntos, a lo largo de esta legislatura, pero no ha recurrido a ese asidero. Y no parece que lo vaya a hacer esta vez, porque quien daría la réplica a Sánchez sería la portavoz popular en la Cámara alta, una prácticamente desconocida Alicia García, objetivo más fácil de batir para el jefe del Ejecutivo. En la Moncloa dan por hecho que el PP no llevará a Sánchez al pleno del Senado, y lo que no está previsto por ahora es que se someta allí a una sesión de control: puede esquivarlas sin problemas, y de hecho no va a la Cámara alta desde el pasado 12 de marzo. Lo que sí ha confirmado Génova es que le citará en la comisión de investigación sobre el caso Koldo en el Senado, pero aún no le ha puesto fecha a esa comparecencia. Feijóo también llevará este asunto a la reunión del Partido Popular Europeo de este jueves en Bruselas.

Los populares, en principio, podrían forzar la comparecencia extraordinaria del presidente en la Cámara alta, pero su oponente sería la portavoz de los populares, Alicia García

A lo que el Gobierno no pone problemas es a que los ministros comparezcan en el Congreso en pleno. Uno tras otro. Este miércoles lo hará el titular de Transportes, Óscar Puente, y el próximo 23 de octubre lo hará la responsable de Vivienda, Isabel Rodríguez. "A los grupos les gusta colgarse la medalla de que consiguen la comparecencia de un ministro, y no nos parece mal", señalan desde la Moncloa donde, no obstante, calculan que irá decayendo el interés por estas sesiones, con menos vistosidad mediática que las comparecencias en comisión, porque siguen a las preguntas e interpelaciones de la sesión de control.

Sánchez, en cualquier caso, tendrá que enfrentarse a las preguntas de la oposición por primera vez desde que estallara el caso Ábalos, hace una semana. La línea argumentativa, aseguran en el Ejecutivo, será la misma que han empleado Gobierno y partido en la última semana: el contraste entre la respuesta dada por el PSOE y la dada por el PP a los casos de corrupción que han saltado en sus respectivas filas. Mientras que los socialistas, sostuvo la ministra portavoz, son y serán "contundentes" frente a la corrupción, mientras que el PP ha sido "históricamente condescendiente" con ella.

Para Alegría, los socialistas son y serán "contundentes" frente a la corrupción, mientras que el PP ha sido "históricamente condescendiente"

Alegría recuperó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes, como cabía esperar, una de las noticias del día, la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia contra el exministro y expresident valenciano Eduardo Zaplana a 10 años y cinco meses de prisión por cohecho, blanqueo de capitales, falsedad y prevaricación. Feijóo, dijo, tiene "una oportunidad magnífica también para dar explicaciones". "Creo que lleva una semana sin atender preguntas a los periodistas y entrando por la puerta de atrás del Congreso de los Diputados", deslizó la titular de Educación.

La ministra quería endosar al jefe del PP un cierto escapismo frente a la actuación del Ejecutivo y del PSOE, "con contundencia, con determinación, con transparencia y con colaboración desde el primer momento con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y con la Justicia". "Y además, pidiendo responsabilidades cuando ha sucedido". Para el Gobierno, es "el colmo de la ironía" que el PP anunciara el domingo su querella contra el PSOE por presunta financiación ilegal desde "una sede que está financiada con dinero negro". Es, dijo, el "claro ejemplo de cómo funciona la máquina del fango" por parte de los populares, a partir de la información que publica "una web" —en este caso, se refería a The Objective— que se construye con "testimonios anónimos" y que después es "amplificada" por Génova y llevada a la Justicia. "Es el PP de la Gürtel, de la Púnica, de la Kitchen, el PP de la Perla Negra y así hasta 38 causas pendientes de juicio. Lo que queda claro y manifiesto es cómo se reacciona por parte de unos y de otros ante distintos casos de corrupción", insistió Alegría, abrazando, como había hecho 24 horas antes la portavoz del partido, Esther Peña, el discurso del y tú más.

Ferraz desmiente radicalmente que haya entrado dinero negro en la sede. "No ha entrado dinero en bolsas jamás", señalan en Organización

Este martes, Ferraz sí que desmintió radicalmente toda financiación ilegal, negó que hubieran llegado bolsas de dinero en metálico a la sede federal, como figuraba en la información de The Objective y que el PP llevó a la Audiencia Nacional. El desmentido lo verbalizaron desde la Secretaría de Organización, que pilota el navarro Santos Cerdán: "Llevamos siete años en Ferraz [desde el 39º Congreso del PSOE, que ganó Sánchez] y no ha entrado dinero en bolsas jamás. No se mueve dinero negro en Ferraz, jamás. Se trata de una acusación anónima, habrá que ver quién acusa, qué dice acerca de a quién le entregó supuestamente ese dinero. Tendrá que probarlo quien acuse para que nos podamos defender".

Las versiones que no casan del 'Delcygate'

El otro asunto que seguramente emerja en la sesión de control al Gobierno de este miércoles es el Delcygate, el encuentro que Ábalos mantuvo en el aeropuerto de Barajas en enero de 2020 con la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez. La versión que el Ejecutivo dio entonces no casa con la actual, porque el informe de la UCO reveló que el exministro informó por mensaje a Sánchez cuatro días antes de que la dirigente chavista aterrizara en España. El propio presidente reconoció el viernes que había sido informado previamente pero, cuando tuvo conocimiento de que ella pesaba una sanción individual de la UE, la visita se suspendió y no llegó a producirse. Fue lo que reiteró Alegría a preguntas de los periodistas. Lo que sigue sin explicar el Ejecutivo es en qué momento se dio cuenta de que Rodríguez no podía pisar suelo Schengen y por qué acudió Ábalos a Barajas.

Los socialistas se muestran seguros del apoyo de Junts: no los ven queriendo volver a 2017 "de la mano de PP y Vox". "Estamos seguros de lo que dice Ayuso", ironizan: la presidenta no quiere una moción de su partido con los posconvergentes porque "no son de fiar"

La rueda de prensa en la Moncloa de este martes estuvo contaminada en parte por unas palabras de la presidenta de Junts, Laura Borràs, en Telecinco, donde afirmó que su partido "no descarta ningún escenario", tampoco el de una moción de censura con el PP. Alegría respondió primero que no veía a los posconvergentes "queriendo volver al pasado, a 2017", al apogeo del procés, "de la mano de Vox y del PP". "No lo quiere la mayoría de la sociedad catalana" que se ha pronunciado en las últimas convocatorias electorales, que han dado la victoria al PSC, señaló. Pero antes de que acabara su comparecencia, la propia Junts corrigió a Borràs y dejó claro que no está "con el PP" y se excusó alegando que las palabras de su presidenta habían sido "manipuladas".

Alegría aseguró que la negociación con los independentistas prosigue "con discreción" para atar una nueva senda de estabilidad y los Presupuestos Generales del Estado de 2025, cuya aprobación servirían para asentar la legislatura. La dirección socialista se mostró segura de que la formación de Carles Puigdemont sigue a su lado. Se apoyó en las palabras posteriores del secretario general de Junts —"Una moción de censura con el PP y Vox es una auténtica fantasía"—, de la propia Borràs y de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso —"Con quienes desprecian a España no iría a ningún lado", "no son de fiar"—. "Estamos seguros de lo que ha dicho Ayuso", ratificaban con sorna en la sede federal del PSOE.