Hanan Serroukh nació en Barcelona en 1974. Hija de marroquíes, pasó su infancia como cualquier otra niña. Iba al colegio, a la playa, escuchaba música. Todo cambió cuando murió su padre. Su madre fue a caer en los brazos de un hombre que pertenecía a los Hermanos Musulmanes. “Fue la primera vez que escuché hablar de ellos, en los años 80”, cuenta en conversación telefónica con El Independiente.
Su vida cambió de repente. Le prohibieron escuchar los grupos que le gustaban, le obligaron a llevar hijab y, de la noche a la mañana, su madre le dijo que había venido un hombre para casarse con ella. Tenía 15 años, y él le doblaba la edad. Fue entonces cuando decidió irse de su casa. Bajo insultos de “puta” y siendo una traidora y una infiel para los suyos, se marchó con lo puesto a un centro de acogida.
Ahora es educadora social y se dedica a trabajar contra los movimientos radicales islamistas. Tuvo un breve paso por el Ayuntamiento de Badalona, de la mano de Xavier García Albiol, hasta que la despidieron por, según ella misma, “no dar votos”. Este año ha publicado Coraje. El precio de la libertad (Sekotia) donde cuenta sus vivencias y cómo intenta ayudar a mujeres islámicas como ella.
“Ahora es peor”
En su opinión, ahora sería más complicado hacer lo que ella hizo cuando tenía 15 años. “Ahora es más difícil huir porque tienen mucho más poder. Está mucho más blanqueada su corriente [se refiere a los Hermanos Musulmanes]. Además, yo nací en España y crecí en los valores de mi país: iba al colegio, participaba de las actividades. No había el ellos y nosotros. Hoy en día, y esto es muy importante, muchos hijos de la inmigración, de origen musulmán, nacen en España pero no viven en las normas y en los valores de España, sino bajo otro orden social”.
Se han creado “guetos” en las poblaciones de segundas y terceras generaciones. Lugares donde no exiten los “valores occidentales que consideran su enemigo”. Pero esto no ha pasado sólo en entornos vulnerables. También afectan a las capas intelectuales y con gran capacidad económica. De hecho, para Serroukh esto son los más peligrosos porque “tienen mayor capacidad de injerencia en sistema político y social”.
Pero, ¿de quién habla exactamente? ¿Quiénes son ellos? Esta educadora social habla principalmente de los Hermanos Musulmanos, un grupo con mucha presencia en países como Egipto, pero al que los servicios secretos en Europa no le quitan el ojo de encima, aunque no estén considerados como grupo terrorista. La Audiencia Nacional ha expulsado a algún integrante de España con informes preceptivos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
La educadora hace una analogía clara y directa: “Aquí sería como equiparar a Bildu con ETA. No podemos decir que sean lo mismo, porque es falso, pero todos sabemos el respaldo que tiene el partido. El papel de los Hermanos Musulmanes es el de la yihad intelectual, social y política. Eso no quiere decir que bajo terceros o cuartos no tengan vinculación o simpatías con grupos armados”.
Serroukh, que los conoce bien porque el marido de su madre fue uno de los primeros integrantes que llegó a España, dice que “han sabido blanquear” su mensaje. Quieren “que toda la sociedad sea como ellos” porque entienden que son la “cultura verdadera”. No sólo quieren expandirse, también “aprovechas los flujos migratorios para financiarse y condicional los sistemas que consideran infieles”.
En España tienen un gran nicho en Valencia, aparte de pequeñas organizaciones que se encargan de trabajar los barrios. Las administraciones han delegado en ellas la dinamización de los más jóvenes, con el peligro, según la experta, de que todo en la juventud gire en torno al islam y la religión. “ Se pueden ver un montón de actividades destinadas campamentos de jóvenes musulmanes, el refuerzo escolar para jóvenes musulmanes… Los niños basan toda su actividad en el factor común del Islam”. “Ahora la comunidad marroquí se presenta como comunidad musulmana. Esa es una de sus grandes victorias”.
La escuela, clave
Serroukh cree que hay que trabajar directamente en las escuelas. Primero separando la cultura de la religión “como hemos hecho con el cristianismo”. “El islamismo ha sabido hacer una injerencia en la Administración y en las estructuras políticas. Por ejemplo se ha incorporado aquí en Cataluña y en Baleares la asignatura del Islam. No solamente la religión sino también los valores sociales de esta corriente".
"La Comisión Islámica, que está en un procedimiento [se refiere a que su líder, Aiman Adlbi, está acusado de ser el máximo responsable de una red yihadista] es la que selecciona al profesorado. No es un profesor que sabe de la religión musulmana, y no me importa que se llame Mohamed o Jose, si no que es alguien de la confianza de esa Comisión. Eso es debido a su gran penetración en las estructuras sociales y políticas que lo han sabido hacer. No es algo nuevo. Si miramos la historia vemos el origen de Hermanos Musulmanes en Egipto como también supieron penetrar de la misma manera”.
Dentro de la escuela tiene claro que prohibiría el hijab. Es una prenda que “viola los derechos fundamentales de las niñas en el desarrollo de su identidad y su persona. En su entorno las oculta, las marca y las identifican con un colectivo. Es un instrumento que el islamismo ha utilizado siempre. Ellos dicen que donde llega un hijab llega nuestro dominio. Una niña no quiere ser marcada ni esconder su personalidad y mucho menos sintiendo su feminidad como un complejo”.
“Nos han hecho creer, con la complicidad de la administración, que es un instrumento de identidad, pero sólo es un instrumento político, es un instrumento ideológico, un instrumento de imposición porque llevándolo te sometes a esas normas. En España y en Europa la cuestión no es llevarlo o no, si no mi derecho a no llevarlo y no ser señalada. Se sufre más señalamiento por no llevar hijab actualmente en Figueras que en Casablanca por ese control serio que existe”.
Microterrorismo
“Me preocupa más el microterrorismo diario a que haya un ataque inminente. Es ese terrorismo de fractura social que está aquí y que ha modificado la convivencia en barrios. Hay zonas en España donde las mujeres no entran a los bares, bares donde no se sirve alcohol, barrios donde las mujeres van vestidas de largo y no pueden pararse en la calle o hablar con un desconocido. Y no estoy describiendo Islamabad, estoy hablando de Salt (Gerona) o zonas de Fuenlabrada”.
Además, Serroukh considera que a raíz de la guerra entre Israel y Hamás la situación va a ir a peor. Los chavales “no tienen ni idea del origen del conflicto, pero limpian y blanquean el mensaje”. Critica que no saben ni colocar Palestina en el mapa, y que los islamistas han conseguido “radicalizar las posturas de los jóvenes” que no saben por qué se centran en que les llega el mensaje a ellos. “Esto tendrá una segunda parte eso va a tener una segunda parte que que no pasará en Gaza ni pasará en en Israel va a pasar en Europa toda esta exaltación todos estos movimientos todas esas concentraciones va a haber quien va a querer capitalizarlas y sacarle rendimiento en el seno de Europa claro vale vale pues gana por muchísimas gracias por por la charla”.
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