Por el momento sólo es la primera advertencia cumplida. Podría no ser la última. El primer revés inversor de uno de los gigantes energéticos para la economía española lo ha sido de modo contenido. De los 1.500 millones de inversión en renovables que Repsol había proyectado en su plan estratégico y que sigue teniendo ‘congelados’ o en el aire en España, su primer golpe en la mesa ha tenido un impacto de 15 millones de euros. Son los que han ‘volado’ a la vecina Portugal. La advertencia ha había lanzado en repetidas ocasiones Josu Jon Imaz, consejero delegado de la petrolera: Repsol dejaba en suspenso sus proyectos e inversiones o reconsideraría llevarlos a cabo en España mientras el Gobierno no retirase el gravamen que pesa sobre las energéticas. Por ahora, el Ejecutivo quiere convertir ese ‘impuestazo’ a las energéticas en permanente.

El primer proyecto que sale de la cartera de inversiones en España es la construcción de un electrolizador de 4 MW que se construirá en la localidad lusa de Sines, donde Repsol cuenta con una refinería. Inicialmente no estaba prevista la instalación de una planta de producción de hidrógeno verde que ahora sí tendrá. La gran incógnita es si esta fuga de inversiones se quedará aquí o continuará. Sobre la mesa, peligra otra media docena de proyectos similares que la petrolera había proyectado en Tarragona –una electrolizador y una ‘ecoplanta’-, Cartagena, Coruña, Puertollano y Muskiz (Bizkaia).

En la mayoría de los casos se trata de iniciativas para instalar ‘electrolizadores’. Se habían previsto en los entornos de las refinerías con las que cuenta la compañía. Se trata de instalaciones esenciales en los procesos de descarbonización previstos en sus refinerías. El plan se basa en la sustitución progresiva del uso del gas por el hidrógeno renovable en las instalaciones.

Repsol cuenta con una de las pocas plantas o electrolizador operativo. Está ubicado en su refinería de Muskiz (Bizkaia) con una capacidad de 2,4 MW y una inversión de casi 9 millones de euros. A ella se deberían sumar antes de 2027, según su plan estratégico, el resto de electrolizadoras proyectadas: una de 100 MW en Muskiz –además de la de 10 MW ya en marcha-, otra de 150 MW en Tarragona, una de 100 MW en Cartagena, una de 30 MW en Puertollano y otra similar en A Coruña.

¿Qué es un electrolizador?

Gracias a este dispositivo se puede sustituir el llamado ‘hidrógeno gris’ actual, que emplea gas, por un hidrógeno renovable, ‘verde’, que no requiere gas sino ‘electricidad verde’. La principal novedad de este sistema de producción de hidrógeno se basa en el empleo de electricidad de origen renovable con la que se inicia un proceso por el que se separa el hidrógeno y el oxígeno de las moléculas de agua para producir hidrógeno.

La producción de hidrogeno renovable irrumpe como una opción clave para la movilidad del futuro. El hidrógeno es el elemento químico más abundante del universo y el que podría dar respuesta a las necesidades energéticas de movilidad. Es precisamente esta una de las grandes aplicaciones que se plantean para el hidrogeno que se produce en este tipo de electrolizadoras como la anunciada ayer para Portugal o las que están ‘congeladas’ en España.

El hidrógeno verde permitirá, por ejemplo, a través de una ‘pila de hidrógeno’ convertir el hidrogeno en electricidad y alimentar así el motor de un vehículo sin la limitación de la autonomía que ahora plantean los motores eléctricos. También permitirá la producción de combustibles sintéticos, idóneo para vehículos que requieran gran autonomía, como los aviones, barcos o ferrocarriles.

La apuesta por el hidrógeno ha comenzado a extenderse en muchas compañías en los últimos años. Repsol es por el momento la única compañía energética que cuenta con una electrolizadora en marcha. En 2020 la Unión Europea aprobó el impulso del hidrógeno verde y su desarrollo con un plan de inversiones de 5.200 millones de financiación pública. Sólo en España media docena de proyectos fueron reconocidos como de interés comunitario y se les reconoció una subvención de 794 millones de euros.

Liberar hidrógeno

El principio de la electrólisis, que formuló por primera vez Michael Faraday, se basa en que gracias a dos electrodos, el ‘ánodo’ o electrodo negativo, y un ‘catodo’ o electrodo positivo, se logra pasar la corriente a través del agua. Este proceso rompe sus moléculas y produce la electrólisis. En todo el proceso es necesario otro componente: el electrolito, que puede ser bien un ácido, bien una base de sal disuelta en el agua. Es el que facilita la conducción eléctrica a través del agua. El proceso logra liberar el hidrógeno al descomponer el agua y se puede almacenar en tanques o transportar a través de tuberías para su distribución.

Según su tamaño y funcionamiento existen varios tipos de electrolizadores. Los llamados electrolizadores alcalinos emplean como electrolito alguna solución alcalina. Se trata de instalaciones muy sensibles y con un alto coste de mantenimiento. Los electrolizadores de ‘membrana polimérica protónica’ (PEM) emplean una membrana de intercambio de protones a través de la cual pasan los protones de hidrógeno. Son instalaciones muy costosas por los materiales que requieren su construcción. Por último, figuran los electrolizadores de óxido sólido (SOEC) que necesitan altas temperaturas –entre 700 y 850 grados centígrados para funcionar-. Son complejos y muy costosos.

Usos del hidrógeno

Los vehículos con 'pilas' o celdas de combustible propulsados por hidrógeno son una opción en alza para el transporte pesado por carretera. Con hidrógeno renovable se fabrican combustibles sintéticos (combustibles de cero emisiones netas a partir de agua y CO2). También se emplea como materia prima en los procesos de refino o en la industria química, para producir amoníaco, metanol y otros productos químicos. 

Al ser un vector energético, el hidrógeno se puede producir con energías renovables durante períodos de baja demanda y luego usarse para generar electricidad mediante celdas de combustible o turbinas de hidrógeno.

Por último, el hidrógeno renovable puede quemarse en calderas de hidrógeno para generar calor o bien utilizarse en sistema de refrigeración por absorción.