Ada Colau participará este viernes por última vez en el Pleno del Ayuntamiento de Barcelona. Por lo menos, en este mandato, puesto que la ex alcaldesa dejó la puerta abierta a un regreso en las próximas elecciones municipales. Colau abandona también sus responsabilidades al frente de los Comunes, el partido en el que confluyó la nueva izquierda nacida del movimiento del 15M, muy ligado en el caso catalán a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), con la izquierda histórica catalana agrupada bajo las siglas de Iniciativa per Catalunya (ICV).

Iniciativa era entonces una formación en horas bajas por el desgaste sufrido en los gobiernos tripartitos de Pasqual Maragall y José Montilla. Ada Colau cogió la batuta de ese espacio político con la reivindicación de la vivienda como bandera en plena crisis financiera y se convirtió de forma inesperada en la primera alcaldesa de Barcelona arrasando en los barrios que habían sido feudos tradicionales del PSC.

Meses después, Xavier Domènech conseguía una victoria histórica en las elecciones generales de 2015, imponiéndose a los socialistas en Cataluña. Victoria que repitió en las generales de 2016. Pero dos años después Domènech abandonaba su escaño en el Parlament y la dirección del partido que compartía con Colau. Esta semana, la líder de los Comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, ha anunciado también que no repetirá como coordinadora del partido. Del triunvirato que dirigía los Comunes hasta ahora, solo seguirá al frente la diputada en el Congreso Candela López.

Vuelve ICV

Con el adiós de Colau, el grupo que asaltó el poder político en 2015 queda drásticamente reducido. Dos de los cargos públicos con más proyección del partido, el ministro Ernest Urtasun y la regidora Janet Sanz, proceden de Iniciativa (ICV). También la portavoz del partido en el Congreso, Aina Vidal, y el del Parlament, David Cid. A nivel orgánico, el mando lo mantienen dos personas de la máxima confianza de Colau: Candela López y Gemma Tarafa, pero la primera también procede de ICV.

Tarafa será la única representante de los fundadores de Guanyem, la confluencia con la que Colau saltó a la política. Un grupo del que también forma parte Gerardo Pisarello, secretario de la Mesa del Congreso de los Diputados. Pisarello y Vidal serán los nuevos portavoces del partido, manteniendo el equilibrio formal entre dirigentes procedentes de ICV y los activistas procedentes de la PAH y el mundo universitario.

Renovación de liderazgos

Pero la ausencia de Colau, una cara omnipresente de los Comuns en la política catalana y española, obligará a revisar liderazgos, que ya no estarán ligados al movimiento surgido del estallido de la crisis financiera. El último ciclo electoral ha sido casi tan duro para los Comunes como para ERC. Perdieron la alcaldía de Barcelona, quedando terceros por detrás de Junts y PSC, y aunque aguantaron el tipo en las catalanas, en las europeas sufrieron la humillación de quedar 2.517 votos por debajo de Podemos en Barcelona.

El resultado es un partido reducido al ámbito metropolitano, el mismo mal del que adolecían a los ecosocialistas catalanes antes de la eclosión del 15M. Colau es una política que no admite término medio y tras su marcha será difícil rearmar un partido en el que su presencia ha sido el principal catalizador de votos, aunque también ha acabado generando anticuerpos en parte del electorado.