Los días 14 y 15 de diciembre Sumar celebra su Convención Política en mitad de una tormenta perfecta. A la dimisión de Íñigo Errejón -por motivos no confesados al menos públicamente en una enrevesada carta de despedida y que tienen que ver con varias denuncias de acoso machista-, en lo que constituye un enorme contratiempo para Yolanda Díaz; se une la ausencia de un liderazgo claro después de que ésta diera un paso atrás por el varapalo de los comicios europeos, para terminar con unas expectativas electorales que les van dejando en el hueso. El proyecto Sumar hace aguas apenas iniciado entre enormes dificultades que amenazan con dejarle casi nonato.

El objetivo de la convención era culminar el "proceso de reflexión iniciado en verano", esto es, diseñar una hoja de ruta y nombrar una nueva dirección -ahora se eligió una colegiada para cubrir el hueco de Díaz- tras el paso atrás de la ministra, quien no ha confirmado todavía si optará a ponerse de nuevo al frente de un proyecto que tiene su sello personal. Y en ese proceso congresual tenía un papel capital Errejón, a quien se le había encargado coordinar al grupo de trabajo del que emanará el documento político de Sumar, tarea que también ha abandonado como el resto de sus responsabilidades políticas.

La Convención se mantiene en pie aunque habrá que ver si durante noviembre se celebran los encuentros territoriales y sectoriales previstos, para culminar en diciembre con la celebración de esta asamblea, continuación de una anterior en la que no se puedo avanzar hacia la integración orgánica de las distintas fuerzas políticas que se presentaron a las elecciones de 23-J bajo el paraguas de Sumar.

Porque, precisamente, la salida de Errejón también cambia el juego de equilibrios interno dentro de lo que se denomina Movimiento Sumar y en el Grupo Parlamentario Plurinacional. De todos es de sobra conocidas las difíciles relaciones del ya ex portavoz magenta con la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García. Porque aunque ambos surgieron de un tronco común tras la ruptura de Errejón y de Manuela Carmena con Podemos, la organización madrileña actuaba como un ente autónomo, y entendía que Errejón no formaba parte de su cuota. De hecho, desde Más Madrid se apresuraron a trasladar ayer el mensaje de que el propio Errejón les confirmó el lunes las acusaciones contra su persona para reconocer los hechos denunciados.

Más Madrid confirmó los hechos el lunes, pero no se lo comunicó a Díaz hasta el miércoles por la tarde

Y luego escribieron en X, red social que ayer echaba humo, que "ante las informaciones conocidas esta semana, y tras comprobar su verosimilitud, Más Madrid exigió a Sumar la dimisión de Íñigo Errejón. Somos y seremos un partido comprometido contra la violencia machista". Sin embargo, algo fallaba en su relato pues éste acudió con toda normalidad al Congreso el martes -con imágenes de complicidad con Yolanda Díaz- así como el miércoles. La última versión del partido de Mónica García es que no se lo comunicaron a Díaz hasta el miércoles por la tarde y ésta le pidió el escaño antes de volar a Colombia.

Para Izquierda Unida, formación con la que el madrileño tampoco ha tenido una buena sintonía hasta el punto de ser contrario en su momento al famoso "pacto de los botellines" entre Pablo Iglesias y el entonces coordinador de IU, Alberto Garzón, su salida despeja un poco más el espacio a Enrique Santiago, coportavoz parlamentario tras la salida de la gallega Marta Lois.

El nuevo coordinador de IU, Antonio Maíllo, desea un espacio de colaboración de toda la izquierda, incluido Podemos, pero no ha dejado de lanzar algún dardo a Yolanda Díaz, ahora mucho más debilitada en su posición. Esta semana, Maíllo acusó a la vicepresidenta de pretender jugar "con las cartas marcadas. No debe haber preconcebida ninguna representación. Aquí cada uno vale lo que se demuestra en unas primarias", dijo a Las Mañanas de RNE respecto al futuro liderazgo de una candidatura conjunta.

La marcha de Errejón deja a Sumar sin una de sus caras más reconocibles junto a la de Yolanda Díaz y más habida cuenta los motivos que le apartan de la primera línea política, por lo que podría llegar a dar cuentas ante la justicia. Algunas de esas denuncias anónimas han dejado de serlo, como es el caso de Elisa Mouliaá, actriz y presentadora que ayer escribió en X haber sido "víctima de acoso sexual por parte de Íñigo Errejón y quiero denunciarlo".

Montero arremete contra el "hombre con poder" sin citarlo expresamente

Mouliaá tuiteó a su vez un mensaje en la misma red social de la ex titular de Igualdad y actual eurodiputada, Irene Montero. No hizo la ex ministra ninguna alusión directa al que fuera compañero de filas en Podemos, sino que salió en apoyo de las víctimas, aunque no dejó de lanzar un dardo contra él. "Acabar con la impunidad y romper el silencio no es fácil porque hasta ahora demasiadas veces se protegía al hombre con poder. -escribió- Cambiar esta dinámica de la cultura de la violación es la tarea que el feminismo nos pone a todas, en este caso a partidos y medios de comunicación".

Y agregaba: "Ante cualquier caso de violencia sexual lo primero las víctimas y quienes las acompañan: que no se sientan solas, que sientan protección y no miedo y que acabar con la impunidad sea una parte de su reparación. Y gracias Cristina Fallarás por ser lugar seguro para todas nosotras".

Los problemas de Sumar también recolocan el espacio de la izquierda a la izquierda del PSOE y tienen para los morados el sabor de la venganza hacia el que siempre han considerado el "gran traidor a Pablo Iglesias" y al proyecto de Podemos. En las últimas semanas Sumar y Podemos pugnan en el Congreso por marcar perfil propio, unos desde el Gobierno y, los otros, desde el Grupo Mixto, llegando a condicionar la aprobación de Presupuestos a una intervención directa del mercado del alquiler y el embargo de armas a Israel. Fuentes de la dirección morada ya auguraban que el futuro de Sumar "pinta mal porque está ligado al de Sánchez y no pasa por su mejor momento". Por el contrario, Podemos "no tiene las manos atadas y no depende del PSOE". Pero la noticia del hundimiento de Errejón ahonda en la crisis de Sumar y les beneficia en la lucha por el mismo espacio político.