Otro terremoto en la izquierda. De enorme repercusión. La salida de Íñigo Errejón de la política a sus 40 años, su dimisión como portavoz de Sumar en el Congreso tras reconocer actitudes machistas, convulsionó al Gobierno, a los dos socios de coalición. El descenso a los infiernos de un dirigente que ha estado en primera línea durante diez años, primero como cerebro de Podemos y después como cofundador de Más Madrid y Más País y más tarde como pieza fundamental del cada día más ininteligible artefacto político de Sumar, se convirtió en un potentísimo misil para un Ejecutivo en horas bajas. Por el contexto en que se produce su dimisión, en medio de una fabulosa tempestad por la gravedad del caso Koldo que tiene ya al borde de la imputación al exministro de Transportes José Luis Ábalos por presunto tráfico de influencias, cohecho y pertenencia a organización criminal y porque el Gobierno lleva a gala una de sus etiquetas: la de ser un Ejecutivo profundamente feminista.
La noticia de la dimisión de Errejón, que él mismo hizo pública a través de una extensa (y en algunos momentos críptica) carta en redes sociales sobre las 14.30 horas, pilló por sorpresa al socio mayoritario del Gobierno, a los socialistas. En ella él admitía haber llegado "al límite de la contradicción entre el personaje y la persona", subrayaba que la política "genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica", se despedía de una etapa "dura y apasionante" en la que ha podido cometer "errores". No pedía perdón, no explicaba por qué se marchaba, aunque Sumar enseguida admitió que había abierto una investigación a raíz de una denuncia anónima a la que daba voz el lunes en su perfil de Instagram la periodista Cristina Fallarás. Una mujer le relataba su sufrimiento con "un político que vive en Madrid" y "muy conocido" —no daba su nombre— y al que definía como un "maltratador psicológico", un "verdadero psicópata" y "monstruo". Con el paso de las horas, la situación se fue haciendo más preocupante: Más Madrid y Sumar contaron que el propio Errejón había reconocido los hechos, que les había confirmado "comportamientos machistas" y que eran ciertas las acusaciones hechas contra él en redes sociales.
Que nadie tenga dudas. El PSOE siempre va a estar con las víctimas de violencia machista y a favor de una política feminista que actúe con dureza contra los que la ejercen", dijo Ferraz al poco de saberse la noticia
Ferraz, desde el primer momento, mucho antes de que se supiera la veracidad de las acusaciones, mostró su inquietud por lo que se iba conociendo y se alineó con las víctimas de la violencia machista. "Nos preocupa mucho todo lo que estamos escuchando y leyendo. Que nadie tenga ninguna duda. El PSOE siempre va a estar con las víctimas de violencia machista y a favor de una política feminista que actúe con dureza contra los que la ejercen", subrayaron fuentes oficiales de la cúpula federal.
Ya por la noche, con todas las cartas boca arriba, se pronunció el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: el Ejecutivo, dijo en X (antes Twitter), "trabaja por una España feminista donde las mujeres tengan los mismos derechos, las mismas oportunidades y la misma libertad y seguridad que los hombres. Toda mi condena a quienes atentan contra este proyecto de igualdad. Todo mi apoyo a las mujeres que sufren acoso y abusos. Y toda mi confianza para la vicepresidenta Yolanda Díaz y Sumar, una organización que ha hecho y está haciendo mucho por el progreso de las mujeres".
El líder socialista condenaba los hechos ya dados por ciertos y, al mismo tiempo, arropaba a su socio de coalición, Sumar, en un momento absolutamente crítico y del que le será muy difícil remontar. Porque el "golpe reputacional" a la marca, como reconocía un ministro, es absoluto. Quien se marchaba acorralado por las acusaciones de violencia machista no era un dirigente discreto, sino Errejón, una de las voces más prominentes de un partido en pleno declive electoral y en una extenuante pugna con Podemos. Sánchez, pues, cerraba filas con la vicepresidenta segunda y con su tocada criatura política, intentando achicar la vía de agua abierta, otra más, en la nave del Gobierno.
La alerta que daba Fallarás
La sorpresa y la preocupación recorrían el PSOE de arriba abajo. El runrún de las actitudes machistas de Errejón, de acusaciones de violencia y acoso sexual, habían coleado en el ambiente político, pero no habían ido a más. Tomaron cuerpo a partir del testimonio recogido el lunes por Fallarás en su Instagram, como parte de su iniciativa #Cuéntalo, que anima a las mujeres a compartir vivencias de machismo y acoso sexual. A partir de ahí, se abrió la investigación interna en Sumar que desembocó en la dimisión de Errejón de todos sus cargos.
Las sensaciones fueron cambiantes según avanzaban las horas y se conocía que Errejón reconoció los hechos y fue empujado a dejar todos sus cargos
"Es un tema gravísimo", apuntaban al poco de conocerse la dimisión del diputada fuentes del comité organizador del 41º Congreso Federal del PSOE, el núcleo dirigente que conduce el partido hasta el cónclave que se celebrará en Sevilla en poco más de un mes. "Me he quedado helado", confesaba un barón autonómico. "Solo conozco lo poco que se ha publicado y creo que nos ha sorprendido a todos. En su carta expresa lo que siente. A ver qué sale de todo esto", apuntaba un miembro de la cúpula parlamentaria socialista en el Congreso, mediada la tarde, y antes de que trascendiera que Errejón reconoció los hechos. Y es que ese dato era fundamental, porque incluso en la Moncloa, al poco de publicarse la carta, limitaban el alcance de la onda expansiva: "Es una batalla más entre Sumar y Podemos, como tantas", advertía un ministro. La ministra de Ciencia, Diana Morant, afirmó estar "un poco en shock" tras conocer las acusaciones de violencia machista contra Errejón y reiteró que siempre estará "del lado de la víctima".
Pero avanzaba la tarde y la reconstrucción de lo ocurrido cambiaba mucho las cosas. La secretaria de Comunicación de Sumar, Elizabeth Duval, explicó a Hora 25, en la SER, que Errejón reconoció "comportamientos machistas" que "eran intolerables" y que "no quedaba otra opción" que la dimisión, que el diputado compartió "desde el primer momento". "Le pedimos explicaciones y eso ha desembocado en su dimisión".
"Él reconoció unos hechos que son moralmente reprobables, unos hechos que en ningún caso cumplen con el estándar de ejemplaridad feminista que se le debe exigir a cualquier político a cualquier cargo público, pero particularmente a un cargo político de izquierdas y es por eso también por lo que quisiéramos explicaciones", señaló Duval, que dijo estar "consternada" y "en shock" y que admitió que las publicaciones de Fallarás en Instagram fueron las que encendieron "todas las alarmas". "En ningún momento", aseveró, tuvo sospechas del comportamiento de Errejón. Más Madrid también se puso en contacto con el diputado y este confirmó los hechos, por lo que el partido pidió a Sumar que le exigiera el acta.
Es todo muy fuerte", señalan en la cúpula socialista, "lo malo es que la derecha dará lecciones de moralidad cuando en el PP no dimite nunca nadie y en la izquierda las dimisiones son inmediatas"
La propia Yolanda Díaz aseguró en su mensaje en X, antes de sus declaraciones públicas en Colombia, donde se halla de viaje oficial, que "como resultado de proceso" de recabar información "sobre los testimonios surgidos en redes", Errejón dejaba "todos sus cargos". "Nuestro compromiso contra el machismo y por una sociedad feminista es firme y sin excepciones", recalcó. "A todas las mujeres que han dado un paso adelante y han formulado las denuncias que han formulado, no solamente hay que apoyarlas, hay que acompañarlas en lo que sea menester", manifestó después desde Bogotá. Por la tarde una de las víctimas sí dio la cara: fue la actriz y presentadora Elisa Mouliaá, que denunció por la noche su caso ante la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional.
"Es todo muy fuerte —indicaban fuentes de la ejecutiva socialista ya por la noche—. A ver cómo lo resuelve Sumar. Pero, en cualquier caso, siempre con las víctimas. Lo malo de esto es que la derecha, como siempre, dará lecciones de moralidad, cuando ya sabemos del lado de quién se pusieron en caso Nevenka [la concejala de Ponferrada que denunció al alcalde de Ponferrada por acoso sexual y que le venció en los tribunales]. En el PP nunca dimite nadie. En la izquierda, las dimisiones son inmediatas. Estamos orgullosos de pertenecer a este lado izquierdo donde no se mira nunca jamás hacia otro lado y se exigen responsabilidades inmediatas".
El PP ya pidió explicaciones a la vicepresidenta Díaz por la dimisión de su portavoz parlamentario porque las acusaciones de violencia machista "parece ser que eran un secreto a voces en todos los ámbitos de la izquierda". Los populares deslizaron la idea de que la exlíder de Sumar lo sabía y lo tapó, denunciaron el "feminismo hipócrita" del Ejecutivo y pidieron "menos lecciones del Gobierno más feminista de la historia".
En la Moncloa no veían afectación electoral porque quedan tres años de legislatura. "Entre la derecha y la 'vendetta' de Podemos van a triturar a Sumar", afirma un veterano dirigente
¿Tendrá impacto electoral la dimisión de Errejón por comportamiento machista? En el PSOE no había una lectura única, y avisaban de que era pronto para saber. "Quedan tres años, cero afectación electoral", decían primero en la Moncloa y también en el aparato federal de los socialistas. "Es un tema muy grave como para hacer valoraciones frívolas", apuntaba otra dirigente.
"Entre la derecha y la vendetta de Podemos van a triturar a Sumar", indicaba por la noche un veterano dirigente con hilo directo en la Moncloa que aseguraba no dar "crédito" a las informaciones que se fueron agolpando en unas horas de vértigo. "Estas cosas nunca vienen bien. Da pábulo al discurso de la derecha que imputa hipocresía al discurso feminista de la izquierda masculina. Como ocurre con la corrupción, un hombre de conducta machista daña el doble en la izquierda que en la derecha", opinaba este cargo que, no obstante, no cree que pueda ser imputable a Sánchez la "conducta íntima de Errejón". "Es un episodio sórdido que deprime el clima durante el periodo de shock, pero la gente distingue", concluía. Claro que la acumulación de golpes hace mella en el espíritu del PSOE: "Cuando piensas que ya nada puede superar una noticia horrible —apunta una integrante de la cúpula socialista—, viene otra y la supera".
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