Cristina Fallarás, nos atiende en mitad de la vorágine mediática que ha causado la dimisión de Íñigo Errejón motivada por un mensaje anónimo que una mujer le envió a la periodista y ella publicó en su cuenta de Instagram. Está de enhorabuena, lo ocurrido el jueves es fruto de un trabajo minucioso y solitario de la feminista recibiendo y procesando mensajes; unos días “decenas” y otros “centenares”. Asegura tener en su buzón -de las últimas 24 horas- más de mil mensajes de mujeres que todavía no ha podido procesar y publicar. “Construir estas redes lleva su trabajito”, afirma.
En el espacio de anonimato que ha construido ella reproducen los relatos de mujeres para que lleguen a la sociedad. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, aseguraba ayer a los medios que todavía hay mucha infradenuncia. Le preguntamos por esto mismo a Fallarás: ¿Es infradenuncia o impunidad?
Respuesta: Tenemos el dato que publicó el Ministerio de Interior antiguo de que se denuncia un 8% de la violencia sexual, lo que quiere decir que el 92% no se denuncia. Las mujeres no estamos denunciando ni en la Policía ni en los juzgados. Habría que preguntarse con qué datos contamos los periodistas, porque los datos que manejamos sobre violencia machista vienen del Consejo General del Poder Judicial y de Interior. Si solo este porcentaje denuncia, dudo que tengamos un buen relato de lo que es la violencia sexual. Por eso me planteé que necesitamos visibilizar la violencia sexual y que las mujeres pudieran narrarla sin necesidad de denunciarla. Es decir que previo a la denuncia es necesario que haya un relato en el que identificarse.
La violencia sexual, hasta hace nada, era una penetración vaginal; pero en este momento a nadie le cabe duda de que te toquen las tetas en el Metro es violencia sexual o que un tío te pellizque el culo en la oficina es violencia sexual. Hasta hace nada esto era un “baboso”. Por eso era necesario volver a relatar la violencia sexual y había que relatarla desde el punto de vista de las mujeres, porque no basta sólo con que el poder judicial diga qué es violencia sexual.
Por eso puse en marcha en 2018 “#Cuéntalo” [un hashtag que animó a muchas mujeres a relatar las agresiones que habían sufrido], sobre violencia machista en general y este Instagram, concretamente, sobre violencia sexual, que lo puse en marcha desde el caso Rubiales.
La violencia sexual, hasta hace nada, era una penetración vaginal; a nadie le cabe duda de que te toquen las tetas en el Metro es violencia sexual
P: ¿Qué hay en ese Instagram?
R: Lo que hay no son denuncias, son relatos. Relatos de mujeres que cuentan a mí pasó esto, a mí mi padre me hacía esto, a mi cura de mi pueblo me hacía esto o mi jefe me hace esto. Me di cuenta de que hay un tipo de violencia -sobre todo sexual- que no se narra. Tú no dices lo que te hace tu jefe desde tu propio perfil porque te echa, no dices lo que te hace tu marido, desde tu propio perfil, porque cuando llegas a casa te pega una paliza; y no dices como te violaba tu padre porque, seguramente, porque a tu madre no tienes por qué involucrarla.
Por eso cree que este mecanismo de comunicación, un mecanismo donde las mujeres pudieran relatar sin poner el nombre y lo único que hago yo es recibir el mensaje hago una captura de la pantalla y lo publico.
P: ¿Cuántos mensajes recibes?
R: Hay días que menos que recibo decenas y hay días que recibo centenares. Tengo muchos mensajes acumulados, he recibido unos mil mensajes en las últimas 24 horas.
R: ¿Cómo se explica la paradoja de que en el mismo partido político que ha abierto un buzón como el tuyo, para el mundo de la Cultura - como es el caso del ministro Urtasun- ocurra algo como lo de Errejón.
R: No tengo ni idea, yo no soy de Sumar, no pertenezco a ningún partido político. Yo soy feminista y soy una mujer de izquierdas. Hace tiempo que me di cuenta de que los mecanismos no eran los adecuados, no sólo en todos los partidos políticos, sino en la sociedad. Que haya ciertas instancias, por ejemplo, el mundo de la cultura, que empiece a ponerlos en marcha, me parece extraordinario. Hay que tener en cuenta que las instituciones son distintas, una cosa es un ministerio y un otra cosa es un partido político, yo creo que -lamentablemente- las instancias más refractarias a hacer esto están siendo los partidos políticos. Algo tan sencillo como abrir un buzón donde te dejen de forma anónima un mensaje; tal diputado me hizo esto y, a la que tengas tres de un mismo diputado, pues te empiezas a plantear. A la que tienes 17, ya hablas con él. Esto los partidos no lo están haciendo, habría que preguntarles por qué.
P: ¿Las reacciones de los partidos en los que ha militado Errejón te han parecido suficientes o crees que falta algo?
R: Todo está poniendo en evidencia que falta algo. En la reacción, en la no reacción previa: todo. Este caso evidencia muchas cosas, entre otras, la inacción de los partidos políticos. Estoy muy contenta de que estas herramientas sean útiles y eficaces, porque son muy trabajosas, al día dedico mucho tiempo en fotografiar mensajes y subirlos. Si se demuestra que son útiles quizás los partidos políticos y otras instituciones pueden tomarlo ejemplo. Es evidente que en este caso ha resultado útil.
P: Has recibido muchos relatos sobre Errejón. ¿Son como él dijo “comportamientos machistas” o son casos de acoso como el que hemos conocido?
R: Son de acoso, como el caso que hemos conocido públicamente. Hay también algún comportamiento inadecuado pero, en bastantes de ellos, se reproduce el patrón que hemos conocido. También he recibido más denuncias de otros partidos políticos, pero no he podido procesarlos, todavía no se cuántas, pero entre los mil mensajes hay más denuncias de otros partidos políticos y de otros líderes políticos.
P:¿ Cargos importantes?
R: Algunos sí, algunos del presente, otros del pasado.
P: Cuando dices que ha recibido varios, te refieres a la misma secuencia de varios mensajes hablando de una persona o casos sueltos.
R: Hay un caso en el que se repite el nombre, que en Twitter ya está circulando, de un cargo del PP. Varias de las denuncias son de mujeres que en su momento denunciaron y el partido no les hizo caso. Les he pedido que se junten y hagan una denuncia conjunta en los medios de comunicación. Porque una cosa es lo que yo hago, pero creo que los medios de comunicación tenemos que ponernos al servicio de esto y si las mujeres se acostumbran a usarnos sería estupendo. Que se junten y que lleven a cabo una denuncia con sus relatos contándole a un periodista o a una periodista, a quine les dé la gana sus relatos y, desde ahí, que salga información y que sea difundida por los medios de comunicación. Animo a las que denuncian a Errejón a que se unan y denuncien, porque poliédricamente da una visión más compleja del personaje.
P: ¿Lo de Errejón es un antes y un después?
R: Es un antes y un después, sin duda. Que una mujer anónima con un testimonio en el que ni siquiera le señala, haga caer a un político del peso de Errejón, portavoz en el Congreso de los Diputados, no sólo es relevante en sí mismo, si no que genera modelos de comportamiento. Esto es importantísimo para la denuncia social.
hay una inacción y una dejación de responsabilidades por parte de los hombres mayores a la hora de dotar de herramientas a los chavales para reconocerse en una masculinidad señalada
P: ¿Dónde crees que se está viendo más impunidad porque estamos hablando de políticos y famosos?
R: La mayor impunidad se produce en la familia a lo bestia, como un 80% de los casos, por mi experiencia, e incluye a círculos cercanos, como amigos de padres o al padre de una amigo. Después, otro espacio que es alarmante, es en lo entornos clínicos y médicos con pacientes.
P: El feminismo sigue alcanzado muchos logros pero, paradójicamente hay una generación en la que los hombres varones, especialmente, rechazan el feminismo.
R: Es así, pero la responsabilidad no es suya, es de sus mayores. Las mujeres mayores hemos trabajado mucho contra el machismo y contra la violencia machista. Hemos leído mucho, hemos ido a muchas conferencias, a muchas manifestaciones y hemos estudiado mucho. De nuestro trabajo dejamos herramientas a las chavalas, pero creo que hay una inacción y una dejación de responsabilidades por parte de los hombres mayores a la hora de dotar de herramientas a los chavales para reconocerse en una masculinidad señalada.
Esto es gravísimo, si bien es cierto que pueden abrazar el relato de las mujeres feministas en el caso de que quieran, por parte de varones mayores deberían estar elaborando herramientas para que sus menores, sus chavales, las tengan. Estos chavales se enfrentan sin herramientas a un mundo que ha cambiado radicalmente. De ahí nace la violencia, la frustración y la rabia. Yo también me enfrentaría con rabia a un mundo que no comprendo para el cual no me han dado herramientas.
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