Íñigo Errejón mantiene todavía activa su web personal, errejon.info, en la que hace un breve recorrido por su biografía, más emocional que otra cosa, hablando de su compromiso político: "Desde que era muy pequeño -narra el hoy dimisionario- mis padres me enseñaron siempre los mismos valores: un inmenso cariño por la historia democrática de nuestro país y una profunda convicción por la justicia social". Lo cierto es que la web apenas está actualizada y entre la galería de fotos que se muestran, se le ve en una de ellas con un grupo de mujeres en una manifestación del 8-M, aún con mascarillas, y una pancarta que reza "el patriarcado mata el feminismo".

La salida como poco deshonrosa del único fundador de Podemos que aún estaba en la primera línea política, ha sumido en un estado de shock a buena parte de la clase política. Los motivos, esto es, un rosario de acusaciones de acoso y violencia machista, han dado donde más duele a esa parte de la izquierda que se cree en posesión de la autoridad moral. Que en su carta, lejos de pedir perdón, hablara de forma enrevesada y críptica del desdoblamiento entre la persona y el personaje y de la "subjetividad tóxica", tampoco ha ayudado.

Median diez años entre la ascensión y la caída del que era considerado buen político y mejor parlamentario, convertido, en los albores del nacimiento de Podemos, en una especie de rock star, popularidad compartida con su ex compañero y ex amigo Pablo Iglesias, al que conoció en la universidad de Políticas de la Complutense. Estos días se está desempolvando lo que dijo de él Iglesias el día que le conoció. "Cuando le vi -explicó a la cadena Ser- aparentaba como seis años. Estaba sentado en la puerta de la cafetería con un trocito de pan al que le echaba un sobre de azúcar y no pude evitar preguntarle que qué hacía con eso. Él me respondió que así era como un bollo suizo. En ese momento me dieron ganas de adoptarle, y efectivamente le adopté".

"Siempre fue el más bolivariano de todos"

Errejón fue el coordinador de la exitosa campaña europea de 2014, cuando Podemos da el aldabonazo al conseguir 5 escaños, ante la inopia de todos los sondeos sobre intención de voto. Pero aseguran que fue al que más les costó subirse al carro de la política nacional. Un antiguo dirigente de Izquierda Unida, -coalición en la que militó su padre adscrito a la corriente ecosocialista- dice de él que, contra su imagen de moderación, en aquellos tiempos "siempre fue el más bolivariano de todos. De hecho, cuando se pone en marcha el germen de lo que más tarde fue Podemos, estaba meditando si instalarse en Caracas".

Decir Errejón es decir Ernesto Laclau, el argentino teórico del populismo y uno de sus principales inspiradores ideológicos, también Juan Carlos Monedero, con el que mantiene buena relación a pesar de todas las vicisitudes políticas. Desde la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) asesora al gobierno de Venezuela. Finalmente se suma en 2014 al primer Vistalegre, el de la unidad, los buenos propósitos y el asalto a los cielos. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo en que esa sintonía política y personal con Iglesias comenzara a resquebrajarse.

Apenas tres años más tarde, en 2017, Errejón presenta en Vistalegre II una candidatura alternativa en lo estratégico, "Recuperar la ilusión", pero sin disputar la secretaría general a Iglesias. Ha cambiado, ahora apuesta por la transversalidad frente a la defensa de las esencias. Iglesias consigue el control del 60 por ciento del Consejo Ciudadano. Es el principio del fin de Errejón en Podemos.

"En cualquier otro partido hubiera sido directamente defenestrado. Aquí se le dio una salida política"

Un antiguo colaborador de Iglesias rebate el argumento respecto al maltrato del que, supuestamente, fueron víctimas Errejón y los llamados "errejonistas". "En cualquier otro partido hubiera sido directamente defenestrado. Aquí se le ofreció una salida política no menor, Madrid. Todo lo demás fue una enorme deslealtad". Ahí comienza el proceso de distanciamiento y la "gran traición", a decir del que fuera su partido primigenio. Se le cesa como portavoz del grupo parlamentario en el Congreso, donde le sustituye Irene Montero, y acaba de candidato por sorpresa a la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Errejón Congreso
Íñigo Errejón consulta el móvil en el Congreso. | EUROPA PRESS

La historia posterior es de sobra conocida. En enero de 2019 estalló otra bomba informativa. Errejón y Manuela Carmena creaban una nueva marca electoral, Más Madrid, con intención de aglutinar a la izquierda en los comicios locales y autonómicos de mayo de ese año. Podemos se sintió traicionada y rechazó la alianza. Más Madrid, candidatura encabezada por Errejón, sacó 20 escaños; Podemos 7.

Además, "Errejón no lo traiciona solo. Se lleva lo más mollar consigo haciendo un agujero en Podemos Madrid del que este partido no se ha recuperado", recuerdan fuentes conocedoras de toda aquella operación. Efectivamente, ni siquiera con Pablo Iglesias al frente de la lista madrileña en las elecciones de 2021, consiguió una remontada, apenas tres escaños más con un Más Madrid, ya con Mónica García, como segunda fuerza política de la región. En mayo del año pasado, los morados se quedaron fuera de la Cámara autonómica.

Má de un año de terapia por su adicción al sexo

Tras presentarse a las elecciones bajo las siglas de Más País- momento en que un antiguo colaborador de Sumar ubica la escalada de adicciones de Errejón- este doctor en Ciencias Políticas, que tiene fama de ser "un cerebrito" y disfruta de una muy buena prensa, se va acercando a Yolanda Díaz., o Yolanda Díaz a él, según se mire. Con apenas dos diputados de Más País y alianzas con Compromís o Equo, es capaz de abrir debates sociales que los partidos con mayoritarios ni sueñan. La poca atención sanitaria pública que reciben las enfermedades mentales o la reducción de la jornada laboral a cuatro días a la semana son dos de sus banderas. Las acusaciones de violencia machista han revelado, precisamente, que recibe terapia por distintas adicciones, entre ellas, al sexo.

Ante aquellas maniobras de aproximación a una hoy 'tocada' Yolanda Díaz, muchos en Podemos afirmaban entonces que la vicepresidenta "debe tener cuidado con Errejón. O le da la puñalada o le quita el puesto", lo que viene a ser lo mismo. Claro que, tras esas palabras, habría que calibrar si la invectiva iba más contra Errejón o contra Díaz, tampoco santa de devoción de los morados y ahora testigos de un escándalo del que pueden sacar réditos políticos con un Sumar casi herido de muerte.

La persona y el personaje

Hay una afirmación muy inquietante de un ex dirigente de IU, primero, y de Podemos, después, por sus similitudes con lo que denuncia una de las mujeres acosadas, esto es, la doble faz que dice ofrecer Errejón. Lo cierto es que él mismo lo admite al hablar en su carta -ayuna de disculpas- de la dicotomía entre persona y personaje. Dice que "mientras te necesita es un encanto, pero en cuanto teme que le hagas sombra, cambia".

Sumar y Más Madrid se han apresurado a marcar distancias. Para Díaz es una estocada. El 30 de enero de este mismo año le eligió portavoz del Grupo Plurinacional de Sumar en sustitución de la gallega Marta Lois, candidata a las elecciones gallegas del 18 de febrero. Parecía, sin duda, una buena elección. "Tenía nombre, imagen, oratoria, convicciones y buenas relaciones con otros grupos de la Cámara", dicen en Sumar. Pero ya entonces, políticamente hablando, "estaba muy solo. Le sostenía su capacidad dialéctica, su parlamentarismo, su polivalencia..." queda por ver si todo eso le sirve de algo en el camino incierto que ahora se abre ante él.