Pedro Sánchez y su ministro José Manuel Albares presumen de política exterior “coherente” en la escena internacional. Una política, remacha Albares, “con identidad propia” con la que España ha ganado “presencia, voz e influencia sin precedentes”, pero que hace aguas cuando se comparan las posiciones del Ejecutivo español en Palestina y el Sáhara Occidental. Así lo advierte el Financial Times en un artículo de su corresponsal en Madrid que enumera los giros de Sánchez no compartidos en casa.
“El apoyo de Sánchez a los palestinos, mientras tanto, contrasta con su posición sobre el Sáhara Occidental, una región que busca independizarse de Marruecos. Sánchez abandonó la tradicional neutralidad de España en un giro de 180 grados en 2022, apoyando un plan marroquí para dar más autonomía a la región, pero manteniéndola bajo el control de Rabat”, escribe Barney Jopson, corresponsal del rotativo británico en España y Portugal. El artículo se hace eco de las declaraciones de diplomáticos españoles que le tildan de “inconformista errático”.
Ese histórico cambio de posición es analizado por Carlos Miranda, ex embajador de España ante la OTAN y el Reino Unido."No hay nada en su política que nos haga pensar que España es un país soberano", desliza el diplomático en declaraciones al diario. “No hay nada en sus políticas que obedezca a ningún tipo de planificación. Se trata de responder a necesidades concretas”. El Financial Times vincula la decisión a “la necesidad de arreglar las relaciones con Marruecos, del que España depende para controlar la inmigración irregular”.
El artículo, no obstante, indaga en otras relaciones diplomáticas establecidas bajo el mandato de Sánchez en Moncloa. Por ejemplo, su interlocución con China. Madrid se abstuvo en la votación que aprobó la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos procedentes de Pekín ante el temor que despierta las represalias del gigante asiático a exportaciones españolas de porcino. A juicio de José Antonio Sanahuja, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, “Sánchez es fundamentalmente un táctico”. “Muchos temas de política exterior aparecen o desaparecen” dependiendo de su utilidad doméstica, agrega.
“Sánchez es un firme partidario de la OTAN y Ucrania, y este año ha concedido 1.000 millones de euros de ayuda militar a Kiev. Sin embargo, España dio largas al asunto de los tanques Leopard, se negó a entregar un sistema de defensa antiaérea Patriot y actualmente gasta menos en defensa en proporción al PIB que cualquier otro miembro de la OTAN”, recalca el FT, que apunta a cómo Madrid se trata de desmarcar también en inmigración y de la receta que abandera Giorgia Meloni de externalizar el control migratorio.
Para el rotativo, las posiciones de Sánchez parten de una premisa: “La mayoría de los votantes españoles no están comprometidos con los asuntos globales, pero las acciones de Sánchez se alinean con los instintos de una mayoría que es antibelicista y propalestina, abierta a la inmigración pero recelosa de Marruecos, y ávida de empleo. Ser un inconformista en la escena mundial le ayuda a reforzar su apoyo en casa”.
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