Tardarán. Los Presupuestos Generales del Estado para 2025 tardarán en llegar al Congreso de los Diputados. No hay fecha todavía, ni siquiera está claro que tengan los apoyos suficientes. Pero no pueden tener aún un calendario porque el paso previo, el de la aprobación de la senda de estabilidad, se retrasa. Ya el Gobierno está mentalizado de que amarrar ese primer trámite va a ser más costoso de lo que preveía, asume que tendrá que esperar a que pase el congreso de ERC, el 30 de noviembre en primera vuelta o 15 días más tarde si es necesario ir a una segunda ronda en caso de que ninguna candidatura consiga más del 50% de los votos. El Ejecutivo no pondrá objeciones con los tiempos, dejará respirar a sus socios, porque sabe que el objetivo que persigue es más importante: disponer de unas nuevas cuentas que darían horizonte a la legislatura y una cierta tabla de comodidad, dentro de la precariedad parlamentaria de la coalición, a Pedro Sánchez. Son la llave que le permitiría resistir hasta el final del mandato, que siempre sitúa en 2027.
Fue hace poco más de un mes, en Nueva York, cuando Sánchez solemnizó que no llevaría el proyecto de Presupuestos a la Cámara baja hasta que no pasasen los cónclaves de Junts y ERC. Esa afirmación ya daba la idea de que el texto no estaría listo antes de diciembre. Pero lo que al menos sí esperaba el Ejecutivo es poder tener aprobada la senda de estabilidad antes. Ahora ya esa previsión no opera. Fuentes de la Moncloa reconocen que ven "difícil" que los objetivos de deuda y déficit para el periodo 2025-2027 puedan aterrizar en el Parlamento "antes de que pase el congreso de ERC".
El congreso de Junts ya sí que ha superado, y con pocos cambios reales. El 'expresident' recupera el poder orgánico y vuelve a la presidencia del partido: "Puigdemont mandaba y Puigdemont manda"
La situación interna de los republicanos es explosiva y en el Ejecutivo entienden que es mejor no presionar más por ahora. Los votos de ERC, igual que los del resto de socios de investidura, son fundamentales, y una votación de tanto peso como la de la senda de estabilidad tendría un impacto mayúsculo en la vida orgánica del partido, hecho jirones tras el varapalo de las autonómicas del 12 de mayo, tras las que Pere Aragonès tuvo que ceder la Generalitat al líder del PSC, Salvador Illa, tras un costoso pacto entre ambas fuerzas.
Este pasado fin de semana quien celebró su cónclave fue Junts. Lo hizo en Calella, en Barcelona. Pero no hubo sorpresas. La posibilidad de que los posconvergentes pasaran página de la etapa del procés con un nuevo líder se diluyó hace meses. Carles Puigdemont, que prometió salir de la política si no conseguía volver a ser president, decidió continuar como jefe de Junts. Lo era antes como su referente inequívoco, pero desde el congreso de este fin de semana de manera real, al recuperar la presidencia del partido y arrebatársela a Laura Borràs. Puigdemont, por tanto, retomó el poder orgánico y confeccionó una dirección a su medida, avalada por 2.552 militantes, el 90% de los que votaron.
Para el Gobierno, poco cambia en realidad. "Puigdemont mandaba y Puigdemont manda", resumen. Las conversaciones con los posconvergentes no se han detenido en estas semanas —"no paramos de hablar con ellos y con el resto de grupos"—, y no solo el Ejecutivo está abordando con ellos la negociación de la senda de estabilidad y el boceto de los Presupuestos, sino también "otras cuestiones". En la cartera, por ejemplo, está un asunto que preocupa mucho a Junts y que se apalabró en enero: la delegación de las competencias en inmigración. En su momento, el presidente, Pedro Sánchez, ya avisó a sus socios de que el control de fronteras y la lucha contra la inmigración irregular debían seguir en manos del Estado. También el Ejecutivo continúa debatiendo con el bloque de investidura la reforma fiscal que pretende hacer permanentes los impuestos a las energéticas y a la banca, que precisamente no gusta nada a las formaciones más a la derecha, PNV y Junts. Y están ya muy maduro el pacto para convalidar este mismo miércoles el decreto ley de reforma de RTVE y alumbrar en apenas dos semanas un nuevo consejo de administración en el que tendrán silla la mayoría de los socios.
Con los posconvergentes siguen las conversaciones por la delegación de inmigración. También está avanzado con los socios el pacto para la reforma de RTVE y el nuevo consejo de administración
El congreso de Junts ya está despejado, sí, pero a ERC le queda pasar su propio trago. Y no será tan pacífico internamente. En la Moncloa no descartan, de hecho, que el partido tenga que acudir a una segunda vuelta, en el fin de semana del 14 y 15 de diciembre, si ninguna de las cuatro candidaturas presentadas logra el 50% de los votos en la primera ronda del 30 de noviembre. El Gobierno, que proclama su "respeto" a los tiempos de los socios, esperará a que se resuelva la disputa orgánica en ERC para desbloquear la votación y aprobación de la senda de estabilidad. Si es que hay acuerdo, claro.
Prórroga automática y probablemente técnica de los PGE de 2023
Los socialistas retiraron el pasado 24 de septiembre los objetivos de déficit y deuda para 2025-2027 para intentar llegar a un acuerdo. Esa senda, que fue la misma que la que Junts y PP tumbaron en julio, estaba abocada a la muerte parlamentaria, porque los posconvergentes mantenían su no. Pero el Gobierno recibió el input de que la formación de Puigdemont se abría a negociarla y decidieron explorar ese camino. Nada fácil, por las exigencias de los posconvergentes. Pero el diálogo no se ha roto. Solo una vez aprobada —o rechazada por segunda vez— la senda, el Consejo de Ministros podrá enviar al Congreso de los Diputados su proyecto de ley de Presupuestos de 2025. Solo después. Esto indica que, como pronto, el texto no entrará en el Parlamento hasta finales de diciembre, para culminar su tramitación en el primer trimestre del año que viene. Como el 31 de diciembre no habrá nuevos PGE listos, se prorrogarán de manera automática los vigentes, los de 2023, que serán sustituidos por unos nuevos cuando estos reciban el aval parlamentario.
El obstáculo ahora mismo es más Podemos que Junts. El 89,81% de sus bases avalaron las exigencias de la dirección para los Presupuestos: ruptura total con Israel y bajada de un 40% del precio del alquiler
Ahora mismo, el principal obstáculo que tiene enfrente el Gobierno para sus Presupuestos —no para la senda— no es tanto Junts, sino Podemos. La formación morada preguntó a sus bases si respaldaban sus dos condiciones para aprobar unas nuevas cuentas: la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con Israel y la bajada por ley de un 40% del precio del alquiler. Los inscritos votaron de forma aplastante con la dirección de Ione Belarra: participaron en la consulta 38.324 personas y 34.417 (el 89,81%) apoyó las dos exigencias planteadas por la cúpula, mientras que 3.096 dijeron no (el 8,08%) y 811 (2,12%) votaron en blanco.
En la Moncloa ya anticipaban la semana pasada, cuando Belarra lanzó el órdago, que veían "inviables" las condiciones de los morados, pero se mostraban convencidos de que si Junts finalmente diera su plácet a las nuevas cuentas, Podemos no las podría tumbar. Pero en los últimos días el discurso en privado y en público se ha templado. "Tendremos que hablar con ellos y no podemos dar por hecho nada. Cada voto en el Congreso cuenta. Tenemos un potencial de llegar hasta a 179 apoyos, sumando a todos nuestros socios [ERC, Junts, PNV, Bildu, Podemos, BNG, Coalición Canaria y el exministro José Luis Ábalos, desde febrero en el Mixto]. Hasta ahí podremos llegar", señalan desde el círculo de confianza del presidente, en el que reconocen la "solidez" de las bases de Podemos. Esos casi 40.000 inscritos que participaron en la consulta habilitada la semana pasada.
Sánchez fue preguntado este martes en Bombay (India) por su perspectiva de aprobación de los Presupuestos. El presidente pidió ir "paso a paso" y esperar a que se abran formalmente las negociaciones, sin entrar en la posibilidad de que Junts los apoye y Podemos pueda tumbarlos. Recordó que el planteamiento del Ejecutivo es "no rehuir su deber" y llevar su proyecto de ley al Congreso, así que hablarán con los grupos para que apoyen unos Presupuestos que considera "muy necesarios para el país".
El presidente pide ir "paso a paso" y que se abran formalmente las negociaciones. El Gobierno, dice, no va a "rehuir su deber" de llevar las cuentas de 2025 a la Cámara, pero reclama calma
"La actualidad es vertiginosa, pero la política tiene sus tiempos" y ahora lo que toca, siguió, es sacar adelante primero la continuidad de los impuestos a la banca y a las energéticas, luego la senda de estabilidad y finalmente los PGE. El jefe del Ejecutivo presumió por la gestión de su Gabinete, con "datos indiscutibles en lo económico y lo social". "Es el mejor país que lo está haciendo en términos económicos y en términos de creación de empleo", remachó.
En la Moncloa continúan manifestando su convicción de que "habrá Presupuestos", de que finalmente se podrá trenzar un acuerdo con todos los socios, a izquierda y derecha, que hagan posible que salga adelante una ley medular de la legislatura. Pero también tienen claro, y lo repiten en el equipo de Sánchez, que en caso de que no prosperen el Ejecutivo continuará al frente. Con la pretensión, proclaman, de concluir el mandato. De llegar hasta 2027.
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