Cometió un error: es lo primero que reconoce Antonio, un vecino de Paiporta de 48 años que sobre las 18:30 horas del martes salió de su casa para salvar su coche. “Me llamó un amigo y me dijo que estuviera pendiente de sacar el coche que se había desbordado el barranco [del Poyo]. Cometí el error de muchos, pero me he salvado”.
No se llama Antonio, es un nombre figurado puesto por este periodista, porque no quiere ningún protagonismo: “Soy uno más de Paiporta”. Su historia es valiosa para conocer cómo han sido estas últimas 48 horas en una localidad arrasada por la riada causada por la DANA más destructiva del siglo.
“Pensé que se iba a desbordar solo un poco, que con sacarlo del garaje tendría suficiente”. Pero empezó a llegar el agua y Antonio empezó a moverse con el coche buscando donde ponerse a salvo. La misión inicial de salvar el vehículo se convirtió en ponerse a salvo él mismo. “Saqué el coche, me fui a una rotonda, intenté volver a casa, ya no pude y me quedé pensando que ahí no llegaría el agua, me fui a otro sitio pensando que allí no llegaría, pero llegó. Me fui al cuartel de la Guardia Civil y también llegó el agua. Vi el puente que cruza las vías y me dije, allí voy”, relata a duras penas emocionado de revivir la situación. “Llegué, pero muchos no llegaron”.
Paiporta se convirtió en una locura de gente y coches; era el sálvese quien pueda
En sus 48 años ha visto muchas veces el barranco lleno de agua, pero nunca desbordado. "Pensamos que se desbordaría una calle o dos, pero lo anegó todo. Lo que viví con el coche fue cosa de cinco minutos. El agua iba avanzando y la calle era una locura porque mucha gente cometió el error de sacar los coches. Paiporta se convirtió en una locura de gente y coches; era el sálvese quien pueda”, afirma.
No fue él único que tuvo esa idea, muchos son los testimonios de personas muertas por intentar coger el coche o por no abandonarlo. Ocho personas han sido encontradas muertas en la localidad de Torre porque, según las primeras pesquisas, bajaron al garaje para salvar sus vehículos y quedaron atrapados. "Toda la gente quiso sacar el coche, hay mucha gente dentro de los garajes muerta. En el sótano del garaje del Mercadona se quedaron muchos atrapados”, apunta Antonio.
Su suegro cometió el mismo error que él y casi no lo cuenta. “Me llamó que iba a sacar el coche y ya le dije yo que no lo hiciera que no le iba a dar tiempo, Pasó la noche encima de su coche con el agua por las rodillas y cuando bajó el nivel de agua se pudo ir a casa”, explica.
Una noche en el puente
Atrapado en el puente le llegó el aviso del 112. “Me entró en el móvil cuando estaba en el puente. ¿Ahora me llega la alerta de que llega agua?” Al mismo puente en el que se refugió llegaron, según su relato, unos 50 o 60 coches que aparcaron a los lados dejando un carril de paso. “Ahí pasamos la noche todos viendo la catástrofe delante de nosotros”. Allí estaban seguros porque es un puente muy alto.
“Una chica llamó a mi ventana, no sé cómo llegó hasta el puente, iba con sus padres. Era una familia de afganos y me preguntaron si podían pasar la noche en el coche, que tenía frío. La única que hablaba español era la hija”, relata y guarda silencio. “Esto es de película, pero de película”, añade como siendo consciente de que nunca hubiera dicho que pasaría refugiado una noche en un puente con una familia de Afganistán. “Sobre las dos de la mañana el agua bajó y ellos se fueron”.
Me entró el aviso cuando estaba en el puente. ¿Ahora me llega la alerta de que llega agua?
A esa hora muchos se fueron y él les siguió. “Intenté llegar a casa, pero casi me quedo atrapado, así que volví al puente”. La noche se hizo larga, andaba por el puente y miraba mucho "una cosa cuadrada" en el agua que le servía de referencia para ver cómo evolucionaba la riada.
En el puente fue consciente de la gravedad de la situación, “cuando ves a gente atrapada en un coche que hace señales con la linterna y nos gritaban socorro. Y otra persona estaba subida a un árbol y hacía señales con la linterna de su móvil, pero no podías hacer nada. No sé que ha pasado con esas personas, se lo dije a los bomberos al día siguiente. Muy duro”, afirma.
“Lo ves en la tele y la vida sigue, pero Paiporta no. No hay negocios, no hay supermercados, no queda nada. ¿Y coches? Diez personas tienen coches”
“Lo ves en la tele y la vida sigue, pero Paiporta no. No hay negocios, no hay supermercados, no queda nada. ¿Y coches? Diez personas tienen coches”, asevera. ¿Hubieras salido de casa si hubieses recibido la alerta antes?, le preguntamos. “No. Fue un error ir a salvar el coche. Somos así de idiotas”. Paiporta está lleno de coches arrastrados por la riada y en muchos hay fallecidos. “El miércoles por la mañana he visto una mujer muerta y una mano. Hoy jueves ya había más efectivos, pero ayer...”.
Ahora está en casa de su cuñada en Torrente, no está en Paiporta, pero el viernes vuelve para ayudar en lo que pueda. No olvidará nunca la riada que se llevó por delante la vida de decenas de vecinos de su pueblo, pero tampoco olvidará la garrafa de agua que un chico le dio el miércoles para que pudiera beber su familia.
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hace 2 meses
Lo que tenemos en el Estado y CCAA es una deficiente gestión del riesgo, porque todo riesgo tiene que tener un control, y la catástrofe se repetirá porque las infraestructuras -también de comunicación-, urbanizaciones de cauces, ramblas fluviales, compuertas, etc… son deficientes y nada eficaces, siendo que la obra civil -ingeniería civil- es de muy dudosa validez por estar mezclado con espurios intereses políticos y pingües beneficios de empresarios, constructores, promotores y particulares. Más y mejores infraestructuras, máxima seguridad para los humanos y las cosas, más y mejor formación junto con excelente información.