La visita de la vicipresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, es uno de los asuntos que persiguen al Gobierno desde hace años. La entrada frustrada de la dirigente chavista, unida a las diversas explicaciones, extiende la duda del por qué y para qué de aquella llegada al aeropuerto de Barajas. Las conversaciones del caso Koldo apuntan directamente a la cúpula del Ministerio del Interior.
El 20 de enero de 2020, Rodríguez aterrizó en Madrid. Iba acompañada de un séquito de personas y de maletas. Los viajeros eran miembros del Gobierno de Nicolás Maduro, algún empresario y algún hombre del círculo íntimo de la vicepresidenta. Su intención era entrar en España para ir al médico, antes de continuar hasta Doha, su destino final. Al menos ese era el plan oficial.
El Gobierno ha tenido varias versiones de lo ocurrido aquel día. La más defendida, que España impidió un conflicto diplomático convenciendo a la venezolana para que no entrase en territorio Schengen, ya que tenía prohibición individual de hacerlo por las sanciones de la Unión Europea a su país. La investigación de la Audiencia Nacional sobre el cobro ilegal de comisiones en varios contratos de material sanitario durante la pandemia ponen en entredicho este relato.
Reuniones y un chalé
Según la documentación en poder del juez, el empresario Víctor de Aldama era el contacto de Rodríguez. Organizó varios encuentros con ministros durante los días que iba a durar la visita. La coordinación con el Gobierno la llevó el otro eslabón principal de la trama y que da nombre a la causa, Koldo García. El ex asesor del entonces ministro José Luis Áblos informó a la cúpula del Ministerio del Interior puntualmente de la llegada de la líder bolivariana.
Un día antes, García envió un mensaje al secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, número dos del ministro Fernando Grande-Marlaska. En el le indicaba que Rodríguez y su séquito tendrían que acceder a Barajas por la entrada de "autoridades" y que llegaría sobre las 23 horas. También gestionaron un chalé en el centro de Madrid para que se hospedasen. "Zona de seguridad, vive la familia March y Florentino Pérez", escribió Koldo García.
El secretario de Estado le pidió "todos los datos" de Delcy y sus acompañantes. A lo que añadió: "Ya he hablado con José Antonio, nuestro director del Gabinete de Coordinación y Estudios para ponerlo en prevención hasta que les llegue la comunicación de Exteriores". Este cargo es José Antonio Rodríguez, comisario de Policía conocido como Lenin. Es el número tres del departamento. Debería haber pasado a la jubilación hace años, pero Marlaska recalificó un puesto para alargarle la vida laboral. Es de la entera confianza del ministro.
No es la única vez que el nombre de José Antonio Rodríguez aparece en las últimas semanas. El 14 de octubre acudió a la Audiencia Nacional para declarar en el caso de las mascarillas. Admitió que fue él quien contactó con Koldo García para conseguir el teléfono de la empresa Soluciones de Gestión, en el centro de la trama por ser la encargada de traer el material sanitario y repartir las cupuestas comisiones ilícitas.
"Muy poca horas antes"
El jueves 24 de octubre, Marlaska compareció en la comisión del Senado que sobre el caso Koldo. El Ministro aseguró que se enteró "muy pocas horas antes" de que se produjese la llegada de Delcy Rodríguez. Su secretario de Estado lo sabía, como mínimo, un día antes.
Según relató el ministro a preguntas de Vox en la comisión de investigación en el Senado, en aquel polémico viaje de 2020 se limitó a alertar de que la mandataria venezolana no podía acceder a España, a donde llegó en un vuelo comercial, porque tenía sanciones europeas, un hecho que conocieron tanto él como Pérez "muy pocas horas antes".
Ascensos policiales
En todo lo que rodea al caso de Delcy Rodríguez llama la atención los ascensos que tuvieron los encargas de la seguridad del aeropuerto de Barajas aquella jornada. Por un lado un entonces coronel de la Guardia Civil, David Blanes, y un comisario de Policía Nacional, Jesús María Gómez.
El primero se ha convertido, desde entonces, en uno de los mandos de la Benemérita favoritos de Marlaska. Se da la circunstancia de que el Delcygate y la destitución del coronel Diego Pérez de los Cobos al fente de la Comandancia de Madrid por no informar a la directora de la Guardia Civil de la investigación secreta sobre el Covid tienen muy pocos meses de diferencia.
La salida de Pérez de los Cobos produjo un terremoto en la Guardia Civil, con la dimisión del entonces Director Adjunto Operativo incluida. Marlaska tanteó a varios mandos para que tomase las riendas de Madrid, pero sólo recibió negativas. Los consultados entendían que era una traición a su compañero. Pero David Blanes dijo que sí, y se convirtió en el jefe de una de las zonas más calientes de la península.
Con la restitución forzosa de Pérez de los Cobos, Tribunal Supremo mediante, Marlaska ascendió a general a Blanes. Este mes de octubre lo ha vuelto, nombrándolo jefe del mando del Gabinete Técnico, una suerte de número tres en la Guardia Civil. En el momento de la visita de Delcy Rodríguez se encargaba del control de aduanas. Según afirmó un guardia jurado ante notario, aquella noche se bajaron unas 40 maletas del avión gubernamental que no pasaron por dicho control.
El otro mando ascendido es el comisarió Jesús María Gómez. Era el responsable del aeropuerto aquel día. Con el tiempo fue ascendido a jefe superior de Canarias, donde se mantiene en el puesto. Desde allí ha dirigido investigaciones de calado para el Gobierno, como el conocido como caso Tito Berni.
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