En estado de "shock". Así describen pública e internamente en Sumar, como una coletilla, el sentir común que dejó la abrupta salida de Íñigo Errejón hace más de una semana. No por ese hecho en sí, que también, sino por hacerlo tras aparentar normalidad hasta el último momento con compañeros —y periodistas—, cuando se había desarrollado una investigación exprés tras conocerse denuncias anónimas de acoso sexual y Yolanda Díaz, presionada por Más Madrid, ya le había pedido su dimisión de todos los cargos y el escaño. Diversas fuentes magentas se resisten a profundizar más en ello, aunque trasmiten preocupación. Especialmente para cumplir el objetivo marcado por Díaz: volver a ganarse la confianza del electorado con hechos que recalquen su defensa social y del movimiento feminista.
La purga de Errejón, tras la que se han conocido dos nuevas denuncias públicas de la actriz Elisa Mouliaá y la colaboradora televisiva Aida Nizar, se produce en pleno repunte de visibilidad política de Sumar, tras quedar relegado durante casi todo el año por la amnistía o los problemas que afectan al PSOE. Con el marco de la Vivienda copando la agenda así como sacando a las calles a miles de ciudadanos, especialmente en capitales como Madrid con el precio del alquiler por las nubes. En parte se consideraban 'culpables' de poner en primera plana el asunto, después de fracasar su proposición de ley de regular los alquileres turísticos por el rechazo inesperado de Junts. Ese giro social de la agenda se complementaba con el interés del PP de entrar en él con una proposición de ley de Conciliación con algunos aspectos avalados por CC.OO.
De hecho, Errejón era el principal valedor de abrirse a dialogar con los populares sobre la materia pese al veto del PSOE desde Moncloa. Uno de los interrogantes será saber si ese planteamiento sigue en pie, porque en su momento hubo diferencias entre quienes apostaban por valorarlo, y los que querían salir a degüello contra los de Feijóo en este asunto. El otro más próximo es saber quién remplazará al madrileño al frente de la portavocía del Congreso.
La asamblea de diciembre tiene pendiente elegir nuevo liderazgo orgánico que supla a Díaz, revisar la ponencia política y plantear la nueva relación con los socios
Un trámite que, indirectamente, perjudica poner el sello a la construcción definitiva de Sumar. Porque Errejón era el coordinador encargado por el Movimiento Sumar para desarrollar y supervisar la composición del documento político que se debía aprobar en la II Asamblea de la formación del 14 y 15 de diciembre. Hay fijada una reunión el 9 de noviembre para decidir si se aplaza el cónclave, porque como se ha reconocido, con lo de Errejón es necesario "replantearse los tiempos". También "estar a la altura" para "garantizar" lo que se ha prometido.
Las trabas desde Magariños y el choque con Podemos
El anterior mandato de Pedro Sánchez preveía expirar a finales de 2023, y para entonces el Movimiento Sumar quería llegar configurado. La gran presentación fue en el madrileño pabellón de Magariños, con un desglose de purgados por Podemos como invitados, además de exaliados de los morados como IU, Más Madrid, Catalunya en Comú y Compromís, que veían con buenos ojos una reconfiguración en torno a Díaz, quien era considerada la candidata mejor posicionada. Incluso asesores de repercusión en comunicación política, como Iván Redondo, a quien se le atribuye en parte el ascenso al poder de Sánchez, consideraron a finales de 2021 que Díaz podría ser presidenta. Algo ya prácticamente imposible en vistas al desgaste.
Para ello necesitaba a un Podemos sólido a su izquierda, que, tras avalarla durante el secretariado de Pablo Iglesias como presidenciable, pedía primarias que decidiese tanto la candidatura como las listas electorales. Rehuía cualquier implicación en el proceso paralelo de edificación. El descalabro de Podemos en las municipales y autonómicas de mayo hizo que Díaz siguiese empeñada en controlar los tiempos vetando a figuras clave como Pablo Echenique o Irene Montero. Pero precisamente el mal resultado de la izquierda obligó a Sánchez a convocar elecciones como golpe de efecto, y la constitución paralela del Movimiento Sumar, ajena a la coalición plurinacional, se tuvo que aparcar hasta finales de año. Podemos accedió a todo ante el repentino cambio de tablero. Finalmente la elaboración de listas hizo que quedasen representados con cinco diputados como IU, y con uno menos que los comunes, que concurrían solo por Cataluña.
El rencor de ese procedimiento y los vetos a Montero y Echenique, se aceleró por la no asignación de un ministerio, ni una portavocía adjunta o sustituta en el Congreso y el bloqueo, se denunció, para no poder sacar iniciativas parlamentarias propias. Y el posicionamiento prudente desde el Gobierno respecto a Israel con Gaza, a los dos meses del inicio de la invasión. Eso llevó a dinamitar el grupo tras un mes y medio de rodaje, pasando al Mixto Podemos, y a romper relaciones. Se materializó en negativas como a refrendar el real decreto de reforma del subsidio de desempleo para mayores de 55 años.
Camino a la asamblea fundacional
Desde noviembre, hace justo un año, y antes de esa ruptura, Sumar ya veía atado el pacto de coalición con el PSOE y esperaba a una investidura dependiente de Junts para designar a sus ministros y ponerse después a trabajar orgánicamente como Movimiento Sumar sin elecciones que afrontar hasta al menos junio con las vascas y las gallegas. El objetivo entonces era llegar a marzo, un año después de Magariños, con los deberes hechos para la primera asamblea. Pero nuevamente, a la previsión se añadió un inesperado adelantamiento de comicios en Galicia. Lo que llevó a una pequeña crisis, sin asentamiento en la comunidad y con la necesidad de lanzar a su portavoz parlamentaria, Marta Lois. Así ascendió Errejón, en plena crisis.
A la par que se preparaba ese relevo y la campaña, a principios de enero se presentó al Grupo Promotor ampliado, la dirección provisional hasta la asamblea integrada por 100 nombres como Aina Vidal, Rita Maestre o Errejón. La primera piedra para esa edificación. Estaba compuesta por ex de Podemos, así como de los grupos aliados de Díaz. Proyecto Drago y Alianza Verde incluidos, aunque luego se descolgaron. La idea era que orgánicamente la participación del resto de fuerzas fuese más allá de lo electoral. También a partir de marzo, al estructurarse la dirección oficial.
Y ahí se dio el primer problema: una imposición de poder del 70% para Sumar y el 30% para el resto de partidos que no gustó a los aliados. Tampoco la intención de Díaz de desplegarse por todo el territorio. Incluido Madrid o la Comunidad Valenciana. Sobre todo cuando Cataluña era una excepción por consenso con los comunes. Se consiguió doblar el pulso a Díaz para las direcciones autonómicas, debilitada por los malos resultados en Galicia, pese a jugar 'en casa'.
Compromís, que apostaba por una alianza solo electoral, no conseguía esa excepcionalidad y se alejaba del proyecto orgánico a la vez que hacía guiños a la táctica del BNG de Ana Pontón. Finalmente, Díaz salió aupada como líder de Sumar con el 81,5% de los votos, aunque la participación fue escasa. Solo participaron el 12% de los inscritos para el proceso. En esa cita, además, se aprobó la ponencia organizativa. Y se planteó las directrices para el documento político que está pendiente.
La nueva Ejecutiva finalmente queda limitada a Sumar, con la excepcionalidad de Ernest Urtasun, de los comunes, designado portavoz, y personalidades destacadas como Carlos Martín, de CC.OO. y gurú económico. Lara Hernández, ex de IU, como secretaria de Organización, Errejón, cuyo proyecto Más País se integró en Sumar, o Josep Vendrell, también del espacio de los comunes. El distanciamiento orgánico del resto de fuerzas se consolidó con la bajada de los comunes en catalanas, como representantes de Sumar allí, y de todos los socios en europeas.
Renuncia de Díaz y nuevo cambio de planes
Los últimos comicios de junio fueron la puntilla para Díaz, que se vio superada por la coalición de ERC, BNG y EH Bildu, y casi empatada por Se Acabó la Fiesta. Las dudas hacia ella entre los socios, fuertes en solitario hasta la fecha, aumentaron y a las horas de conocerse el escrutinio, al día siguiente, dimitió de sus funciones orgánicas en Sumar manteniéndose en cambio en el Gobierno. Como liderazgo político y sin rechazar volver a encabezar una nueva candidatura electoral.
Este paso ya alteró el cometido principal de aprobar la ponencia política. Se abrió la necesidad de volver a plantear la Ejecutiva para suceder a Díaz. Su marcha avivó, además, el deseo de los socios de hacer una relación más "horizontal" con el Movimiento Sumar. En igualdad de conficiones para futuros pactos electorales, y en definitiva, reducir el proyecto a una plataforma más de izquierdas, y no tanto ya como espacio aglutinador. Por eso está pendiente ver qué tipo de relación se aprueba respecto de IU, Comunes, Más Madrid y Verdes Equo, quienes han sido más fieles. Para ello, y para preparar la asamblea, se eligió un Grupo Colegiado centrado en pilotar a los magentas.
Sumar tacha de "bomba nuclear" el caos generado por el caso de Errejón
Está compuesto por el secretario general del grupo parlamentario, Txema Guijarro; Hernández; la exsecretaria de Estado de Derechos Sociales, Rosa Martínez; y Elizabeth Duval, secretaria de Comunicación. De su reunión el próximo sábado saldrá una decisión sobre si retrasar los planes de diciembre. Se estimaba que fuese en octubre antes del cambio de planes de Díaz. Y ya se ha ido aplazando, superados por las distintas coyunturas. Se añaden los problemas derivados de Errejón. Porque los socios quieren que ese modelo destinado a la asamblea, de horizontalidad, se replique en el grupo del Congreso. Y también en las comisiones, con mayor equilibrio de fuerzas. Se tiene previsto resolver en la primera semana de noviembre, aunque no hay nada seguro.
La inestabilidad acecha
Desde el PSOE han cerrado oficialmente filas con Díaz. Pero fuentes socialistas de alto grado parlamentario creen que esto es una sacudida importante para el proyecto aglutinador de Sumar. Algo que, en definitiva, les penaliza si se hunde, porque les impediría contar con cierta mayoría estabilizadora, junto a los socios independentistas y nacionalistas, frente a PP y Vox. Al margen de otras piedras por el camino, esas fuentes consideran que será complicado recomponerse de ese golpe, porque "el electorado de la izquierda es más exigente que el de derechas". Porque no se trata de un diputado cualquiera, sino de uno de los más brillantes de esa izquierda alternativa a los socialistas desde el 15-M. Tanto por discurso como por faceta política. A quien se llegó a tachar como ideólogo político del primer Podemos mientras Iglesias copaba la parte comunicativa.
En Sumar, Guijarro tachó el martes de "bomba nuclear" lo sucedido. Un resumen de a lo que se enfrentan los magentas, que deberán revisar esa ponencia política y una vez sufragados todos los pasos pendientes, afrontar un panorama de desconfianza ciudadana. Incluso entre sus propios votantes, que ha comprobado cómo la política genera duplicidades. Así lo reconoce el propio Errejón en su carta de renuncia. Ahora está en riesgo el electorado femenino, importantísimo para los de Díaz.
Se suma a un evidente desgaste del espacio, también por los casos de supuesta corrupción que acechan al entorno de PSOE y Sánchez. El mayor "riesgo" es que el electorado se quede en casa en las próximas elecciones. Y cada vez la inestabilidad es mayor. Ese aplazamiento de la asamblea magenta, incluso puede verse perjudicado por otras generales.
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